La nueva Convergencia, como la CUP. De la bronca del viernes a cuenta de los dos nombres propuestos por la dirección, se ha pasado a una agitado debate en la «comisión» creada de urgencia anoche y en la que participan más de doscientas personas.
LD / Tras arduas negociaciones y propuestas de todo tipo, se ha llegado al acuerdo de plantar ante la asamblea constitutiva del nuevo partido tres opciones: Junts per Catalunya, Partit Demòcrata Català y Partit Nacional Català. Los partidarios de incluir «Convergencia» o «convergentes» en la denominación (el sector liderado por Germà Gordó) se han quedado con un palmo de narices así como los publicistas que «parieron» el «Mès Catalunya» y el «Catalans Convergents». Los organizadores del cónclave han decidido que someterán a votación el bautizo este mismo domingo y no dentro de dos fines de semana, como se dijo tras el motín.
La resaca del desastre del primer día de cónclave ha venido servida con unas ácidas declaraciones de Xavier Trias, exalcalde de Barcelona, quien ante los micrófonos de «Catalunya Ràdio» ha declarado que los dos nombres de ayer eran una «tontería», al igual que empezar por la cuestión nominal sin antes haber definido cómo será el nuevo partido y qué ideario presenta.
Mas ha quedado seriamente tocado tras el revolcón del viernes, pero espera que los asociados (la palabra militante ya no se lleva) acaten la estructura de organigrama que presentó ayer y que prescinde de secretario general. Sin embargo, las bases están mostrando un comportamiento «muy participativo», muy «cupero», según dirigentes de la vieja escuela. Todo se cuestiona y las ideas sobre lo que debe ser la futura Convergencia sin Convergencia de los congregados no encajan del todo con el diseño de los fontaneros de Mas.
En cuanto a la definición ideológica de la formación, las intervenciones en la segunda jornada del cónclave oscilan entre la socialdemocracia y el liberalismo, pero con el fondo de la independencia y el Estado propio. Se elimina el concepto «derecho a decidir» por el original «derecho de autodeterminación» en medio de un guirigay de manifiestos y adendas, objeciones, críticas y reproches. La «nueva» política de corte asambleario es la marca de nacimiento del partido de Mas, que tendrá que esforzarse mucho más de lo previsto para imponer su liderazgo.
Antes, todo pasaba por el clan Pujol. Ahora, Mas no ha logrado imponer su carisma y empieza a quedar claro que tendrá que bregar y justificar su proyecto si quiere que salga algo parecido a lo había previsto en vez de crear un monstruo asambleario similar a la CUP.