La historia de David es la historia de la impunidad de muchos delincuentes comunes. La de los recovecos de la legislación que permiten que un individuo que ha dejado con lesiones graves a un policía nacional (que sigue de baja) esté en la calle haciendo de las suyas.
ABC / David, que es como se llama el agente, recibió ayer la Cruz Roja al Mérito Policial, con motivo de la festividad de los Ángeles Custodios, fiesta patronal del CNP. Tiene 34 años de edad y diez de ellos lleva dando servicio.
Este integrante de Policía Judicial de la comisaría de Puente de Vallecas se encontraba trabajando la madrugada del 1 de abril, cuando recibió un aviso de que había un individuo dominicano robando en un piso de la calle de González Soto.
Fue uno de los comisionados al suceso. Lo hizo de paisan, en coche camuflado, como normalmente hacen los agentes de Judicial que trabajan pateándose la calle. «Una señora vio cómo el individuo salió por una ventana. Corrí tras él. Subió unas escaleras y se agazapó entre unos coches. Comuniqué a mis compañeros dónde estaba situado. En el momento en que fui a detenerle, se abalanzó, me golpeó y empujó. Nos precipitamos por un terramplén y sufrí una caída de 4 metros de altura. Me fracturé las dos piernas. El caballero consiguió escapar», relata sin ninguna sombra de rencor ni apasionamiento por su heroica labor.
David lleva seis meses de baja, cuatro de ellos en silla de ruedas. Sufre una merma del 70% de su movilidad: «Tengo que volver a operarme para que me quiten las placas y los tornillos, para intentar quedar bien y volver a trabajar». Porque ese es su único objetivo: ponerse bien, volver a trabajar y a seguir en la calle.
La distinción de ayer, una de las más importantes del CNP, le sirve de acicate en estos momentos tan duros: «Me siento muy orgulloso. Lo he pasado muy mal, hasta mi mujer tuvo que dejar de trabajar. Todos mis compañeros, desde mi comisario a mis compañeros, se han preocupado mucho por mí». Y recalca que, si regresara atrás, «volvería hacerlo».
El sujeto que le provocó tan graves heridas logró huir esa madrugada, «pero a los dos días se personó en comisaría con su abogado particular, pasó a disposición judicial y se le soltó. Ha vuelto a reincidir por robar en viviendas».
O sea, el héroe de baja y con graves secuelas y el villano campando a sus anchas: «Los policías estamos acostumbrados: haces tu trabajo bien, para que los delincuentes vuelvan a salir y a hacer lo mismo. Es cuestión de acostumbrarse».