La historia de Sandrine Devillard, una parisina que se casó con un ermitaño 25 años mayor que ella, está siendo muy comentada en Francia debido a que su matrimonio fue muy comentado porque todo el mundo pensaba que lo hacía por su fortuna y, tras su muerte, ha descubierto que Marcel Amphoux dejó toda su fortuna a su prima y varias cabañas valoradas en miles de euros a vecinos del pueblo, según ha publicado Antena3.
Durante el año que duró el matrimonio, la relación fue muy criticada porque todo el mundo pensaba que la unión era fruto de la manipulación de ella hacia él, pero ahora todas las opiniones han cambiado. Un tribunal francés ha dictaminado que el testamento que inesperadamente la sacó de su herencia antes de morir es «genuino» después de que ella disputara el documento, según informa ‘The Telegraph’.
Según las informaciones de medios internacionales, el millonario, al que le faltaban varios dientes, siguió viviendo de un modo bastante particular sin luz ni electricidad en las montañas mientras que ella cuidaba de sus cuatro negocios por lo que tenía que pasar la mayoría de su tiempo en la ciudad de París.