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Un científico escéptico denuncia a su universidad por silenciarle

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Peter Ridd es un científico escéptico y que denuncia a una universidad por el pensamiento único
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Así se construye el consenso climático: un científico escéptico denuncia a su universidad por silenciarle

Que el ecologismo y, en concreto, el alarmismo del cambio climático se ha transformado en una nueva inquisición puede sonar exagerado, pero lo que le ha sucedido al australiano Peter Ridd por discrepar públicamente con el consenso parece confirmarlo. El profesor de Física de la Universidad James Cook es muy crítico con lo que considera una alarma injustificada sobre el futuro de la Gran Barrera de Coral, el inmenso arrecife de más de 2.000 kilómetros de longitud visible incluso desde el espacio y lo está pagando caro.

LD / Ridd cree que la mayor parte de los estudios sobre el arrecife no tienen un soporte científico sólido y replicable y ha luchado durante años para mejorar la calidad de las investigaciones marinas, que considera que por una razón lógica de incentivos (si no hay problemas, habrá menos dinero para los científicos) tienden a ser alarmistas. En verano de 2017 apareció en un segmento televisivo de Sky News explicando que el blanqueamiento del coral no es una catástrofe irreversible y lo compara con los incendios en los bosques, que terminan recuperándose y que el coral se adapta a muy distintas temperaturas y condiciones, haya o no cambio climático.

El científico escéptico es silenciado por el sistema y el pensamiento único

El científico escéptico considera que aunque obviamente un porcentaje más o menos grande del coral puede morir en un momento dado por diversas razones, sean o no naturales, suele recuperarse en más o menos una década a los niveles iniciales. Y que la mayor parte de los daños «nunca vistos» al coral que se denuncian no se habían visto antes porque hasta hace muy pocas décadas no se estudiaba a fondo y no hay datos fiables que puedan usarse para estudios a largo plazo anteriores a 1986. Considera que es posible que exista una crisis y que la Gran Barrera de Coral tenga problemas serios, pero que los estudios actuales que se han hecho tienen tan poca calidad que es imposible asegurarlo.

En la televisión cometió un pecado mucho peor, según su universidad: criticar a otras instituciones científicas. «Ya no podemos seguir confiando en organizaciones científicas como el Instituto Australiano de Ciencias Marinas o incluso en cosas como el Centro para la Excelencia de Estudios sobre el Arrecife de Coral ARC… La ciencia no está siendo apropiadamente inspeccionada, probada o replicada y es una pena», dijo. Por ello, la universidad le acusó de «falta de colegialidad» con comentarios «no respetuosos ni corteses» hacia dichas instituciones, lo que parece una acusación ad hoc para impedir las críticas entre científicos que considera inconvenientes. Como castigo le prohibieron seguir criticando en público a otros científicos y organismos, y también le prohibieron mencionar a nadie, incluyendo su mujer, esa orden para silenciarle.

Ridd no se quedó quieto y buscó formas de luchar contra dicha orden, lo que llevó a la universidad a rebuscar entre sus correos electrónicos en busca de pruebas de que había informado a terceros para así poder despedirle. Cuando el profesor reaccionó y los llevó a los tribunales renunciaron al despido, pero bajo la condición de que no criticara públicamente el trabajo de otros científicos. Se da la circunstancia de que la vicerrectora de la Universidad también dirige el Instituto Australiano de Ciencias Marinas…

No es la primera advertencia de este tipo que recibe. En el año 2016 también se le puso sobre aviso por «no respetar las reputaciones de otros colegas» al investigar por sí mismo una zona de la Gran Barrera por considerar que dos instituciones habían publicado unas fotos históricas que, desde su punto de vista, llevaban a engaño al implicar que el calentamiento global había provocado cambios que posiblemente eran debidos a otras razones.

El profesor que es un científico escéptico ha tenido que hacer un cuestación para pagar su denuncia contra la universidad para que le permita seguir criticando a otros científicos e instituciones. Ha logrado los fondos necesarios en menos de dos días, lo que no deja de ser un alivio. Pero que desde una universidad pública se quiera censurar de esa manera a un investigador escéptico nos da una idea de cómo logran formarse los consensos científicos de los que nos hablan como prueba irrefutable de la sólida base científica de la teoría del cambio climático catastrófico provocado por el hombre. Claro, si impides las críticas, parecerá que no te critica nadie. Pero quizá Galileo hubiera encontrado cuestionables estos métodos.

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