Por Eduardo López Pascual para elmunicipio.es
Creía, ingenuamente, que los tiempos de la persecución por ideas políticas eran cosas del pasado. Creía erróneamente, que la discriminación a causa de un pensamiento diferente había sido prácticamente superada, o que la convivencia democrática en nuestra nación no se viera ya amordazada por tener, las personas, un currículo político determinado. Bueno, determinado no, porque parece que todo se dirige hacia aquellos ciudadanos que fueron o han sido, falangistas. Es decir, en España, se practica una vergonzosa práctica discriminatoria, un auténtico cordón excluyente, para aquellos paisanos que por su procedencia falangista, se les aparta y se les prohíbe, figurar en listas electorales de algunos partidos políticos, si no en todos.
Esta intolerable decisión la hemos visto sufrir en la Comunidad Murciana, cuando leemos en la prensa regional que dos ex afiliados a Falange, Francisco Chacón -por Murcia-, y Juan Carlos Carrillo, -en Totana-, han sido “democráticamente”, obligados a abandonar las listas ya aprobadas por las Juntas electorales respectivas, perseguidos por su pecado de haber figurado alguna vez como falangistas. Terrible delito, solo comparado con aquellas personas marginadas por raza, sexo o enfermedad. Algo que aquí, en el caso de los falangistas, se tiene como normal,- como si fueran personas apestadas-, y nadie ni siquiera los medios de comunicación tan sensibles para otras exclusiones (comprensibles), aquí no se les tiene en cuenta, y callan ante una persecución por ideología, por una idea política que, entre otras cosas, está perfectamente amparada por nuestra Constitución.
Yo espero, tal vez con ingenuidad, que todos los actores se ésta perversa discriminación, se levanten indignados ante tamaña inmoralidad, y no sé si ilegalidad, que en nada favorece esas palabras de libertad que tanto pregonan algunos. Tampoco sé si esos dos ex falangistas cargaran con su “culpa”, de haber militado en partidos falangistas, aunque yo lucharía por defender mi integridad personal y mantendría mi aparición en las listas electorales. Más todavía, cuando vemos en casi todos los partidos, nombres muy “transversales”. Por eso, desde aquí, además de denunciar este asalto a la libertad individual, además de continuar con un acoso manipulado contra una ideología legítima y democrática, Falange; además de querellarme emocionalmente-, contra esa indecente exclusión de personas por el hecho de haber pensado en falangista, diría a esas dos víctimas de la discriminación más burda que hoy pueda darse, que luchen por su dignidad y no abandonen. Sé que uno de ellos, ha decidido irse, pero animo al otro a perseverar en su libertad.
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Eduardo :Muy de acuerdo con tu opinión, a veces pienso que se puede «predicar» el autentico falangismo en otras organizaciones. Un abrazo