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Un hombre solo contra una nación entera

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Un hombre solo contra una nación entera

Éste es Pedro Sánchez.

Por Pedro Conde Soladana para elmunicipio.es

Un psicópata, impostor, mentiroso compulsivo e irremediable, dispuesto a todo con tal de mantenerse en el poder. No se para en barras para satisfacer su descomunal ego, traicionando, además de a la nación, a quien caiga en la tentación de negociar algo con él. Es un personaje destructivo capaz de desmochar todo lo que está a su alrededor, con tal de construirse un colosal pedestal que supere en altura a todos los monumentos esparcidos por el mundo. ¿Una exageración? Para él, no.

Posiblemente es lo que se atribuye en sus grandiosos y oníricos pensamientos. Pues ese individuo, aunque parezca mentira y nosotros nunca lo hubiéramos sospechado, está instalado en la Presidencia del Gobierno de esta nación, conocida como España. Nación que está sufriendo la mayor degeneración, que ninguno podíamos prever, de todas sus altas instituciones, a las que ha copado poniendo al frente de ellas a auténticos lacayos suyos, sin talla intelectual ni política, algunos analfabetos funcionales e inmorales, que le corean con una fidelidad perruna en un coro de ladridos.

¿Tiene remedio tan peligrosa y límite situación, que está poniendo en peligro nada más y nada menos  que la subsistencia de esta lacerada nación? La verdad que si echas una mirada extensa sobre el panorama nacional se te encoge el alma. Es sencillamente estremecedor. Un pueblo en su mayoría aturdido por el ferial de esta sociedad de consumo, sin pulso político, que pareciera se han encargado la mayoría de los políticos en esta democracia de rebajárselo durante años hasta la hipotensión; tal que el cerebro, los músculos del organismo nacional no reciben la sangre suficiente para reaccionar ni siquiera ante el peligro de muerte. Este es un pueblo de pensamiento plano, todo seguido, como si no viera los accidentes geográficos que impiden o dificultan su marcha hacia el futuro.

Un hombre solo contra una nación entera

Pero, claro, si todo un pueblo, toda una sociedad, no reacciona ante tan patética situación, no hay más remedio que elevar los ojos y buscar lo que toda una grey necesita para sobrevivir y son unos líderes que se pongan al frente para despejar el camino hacia los horizontes. No quiero usar la palabra grey en el sentido literal sino en el metafórico, aunque visto lo visto me tienta el sentido humorístico.

Estamos en una democracia que frente a la dictadura, uno que manda, presupone una proliferación de adalides. Y es verdad, los partidos que la componen como parte del sistema han de tener su jefe o paladín. Lo que pasa es que a veces no pasan de cabecillas en el peor sentido de la palabra. Es decir, personajes mediocres, con todos los defectos de los medianías: ambiciosos, poco cultos, que consideran que valen mucho más de lo que valen; cortos de saberes y principios y sobrados de ambiciones que por su propia personalidad no pueden colmar. ¡Ah!, y si destaca uno enseguida, qué se cuide de los puñales por la espalda, a veces de los más cercanos. Así que en este peculiar mercado de sistema democrático la alta calidad humana suscita celos por doquier y de quien menos se espera. Pues ¡vaya panorama!, diremos. Mejor es estar advertidos.

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Sabido todo esto, no debemos darnos nunca por derrotados. Todo lo explica la condición humana para bien y para mal. Es la nuestra y no podemos sacudírnosla de encima, es nuestro ser. Lo importante es conocer la propia y la de los demás para seguir adelante sin condiciones ni pretextos. Así que continuemos la marcha inmersos en la sociedad en que vivimos pero nunca en silencio, nunca sin ejercer el papel que nos corresponde como ciudadanos; siempre desarrollándolo en la escena pública y a la vista de todos. Nunca aceptemos imposiciones de papeles que nos dan escritos los aprovechados de siempre. Descubramos a quienes quieren progresar marchando sobre nuestros hombros.

Todos andando a pie de calle y aquel que quiera destacar que demuestre sus méritos y lo aclamaremos. Ahí tendríamos ya uno de los líderes que estamos buscando para guiar a la sociedad en su marcha hacia adelante. Este debe ser el proceso de selección de los paladines que estamos rastreando a través de las urnas; mas, cuidado con éstas que son cajas inocentes e imparciales pero de fácil llenado por personajes descuideros y sin escrúpulos como un tal Pedro Sánchez. Las fechorías de este individuo antidemócrata por naturaleza ya empiezan a ocupar las páginas de la reciente Historia de España. Este tipo endiosado ha lanzado un desafío a todos y cada uno de los españoles y parece estar seguro de que nadie le acepta el reto. ¿Se habrán acabado en España los caballeros?

Y ahora viene el gran interrogante. Después de todo lo escrito anteriormente, cómo llegar y guiar a este pueblo que ha sido conducido y convertido en una gran mayoría en grey de ganado lanar, a la que para más inri se la considera una sociedad democrática. Sí, es una democracia ovejuna, a la que todavía no se la reconoce, y menos mal, con entidad de tal en los tratados en los que se estudia la democracia sin adjetivos.

Lo dejamos aquí porque si se me pide que dé mi opinión sobre el remedio que ahora mismo tiene esta situación catastrófica de España, diré que es el mismo que ha aplicado el actual Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Pero, al revés. Con la diferencia de que el mío es decente y para bien de mi Patria, España.

            Pedro Conde Solada

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