Otra vez el 14 de Abril, la gran decepción republicana
Comunicado de la Falange en Cieza
Seguramente salvo unos cuantos irredentos republicanos adictos como fanáticos a aquel frustrado episodio del 14 de abril en que se proclamaba una República abierta a la ilusión y al progreso, en una nación sometida al caciquismo revolucionario y al negacionismo reaccionario, no conozca las palabras que el fundador de Falange Española, vilmente fusilado por los perversos intérpretes de aquella iniciativa popular, pronunció al constatar el trágico fracaso de aquella forma de Estado, que en pocos meses desvaneció los sueños de una nueva sociedad en paz y concordia.
José Antonio, como un verdadero analista, y no un recadero de los políticos, denunció con palabras muy exactas y adecuadas la situación del país, luego del modo de llevar esa República que nació aquel día; -Una República auténtica no debía de forzar situaciones de persecución, cárcel y muerte, como la que provocó aquellos horrores del 14 e abril en 1931. Y con ello, hundir en la miseria histórica la oportunidad de vivir una en una, sociedad basada en la democracia, la amistad y la concordia.
“Los hombres del 14 de abril, tienen ante la historia la responsabilidad terrible de haber defraudado otra vez la revolución española”
Palabras cargadas de pura nostalgia por perder una nueva ocasión de elevar a nuestra patria de los trágicos errores con que la mal venida II República se instaló, de manera igualmente fraudulenta -se sabe históricamente el pucherazo e irregular modo en que triunfó- y que significó con todo dolor, un casi definitivo deterioro de cualquier forma republicana. Además puedes ver –La alegría de José Antonio Primo de Rivera el 14 de abril-.
Otra vez el 14 de Abril, la gran decepción republicana
Los falangistas de aquel tiempo, como la Falange de ahora, siempre aspiraron, y aspiran, a una sociedad republicana, por entender que las monarquías no aseguran libertad, ni independencia. Y sobre todo no garantiza la convivencia entre los españoles (Cataluña dixit) que por efecto de la Ley principal, del 78, las potestades de cualquier monarca que se instale en España, carecería de normas legales para salvaguardar los principios nacionales.
Así, que República Sl, pero desde luego de ningún modo una que pudiera parecerse a la perversa y frustrada experiencia del 31.