Uno de aquellos que votamos NO
Por Carlos León Roch para elmunicipio.es
Era miércoles, 6 de diciembre de 1978. Hubo un Referéndum (¡ese sí, legal!) para ratificar la Constitución. Y lo hizo afirmativamente el 91% de los votos emitidos. Entre el 8% de votos negativos estuvo el mío…y no me arrepiento de ello. Además tienes que ver la información –El Rey Felipe aprueba el golpe de Estado de Pedro Sánchez-.
Naturalmente, en cualquier norma (y esta es la de mayor rango, dentro de las humanas) hay cuestiones con las que no estamos plenamente de acuerdo, pero que son aceptadas y acatadas en una «ordenada concurrencia de criterios”. Sin embargo, existen algunas «líneas rojas» que, para mí, fueron -y son- inasumibles.
Ya en el artículo 2º, tras afirmar que «la Nación española es, Patria común e indivisible de todos los españoles…», surge una grave contradicción al «garantizar la autonomía de las nacionalidades…»· Y lo es porque ese concepto es referido a «nación», y las naciones son, esencialmente soberanas de su destino… ¡No lo pude aceptar!
El otro tema (¡otra línea roja!), fue el artículo 15, donde se afirma que «todos tienen derecho a la vida». Recuerdo que el término «todos» fue muy debatido, ya que no incluía a los que aún no eran «persona» jurídicamente… porque aún no habían nacido… Y esa cuestión ha llevado a la destrucción, a la muerte a más de dos millones de seres humanos, a dos millones de «nasciturus», a dos millones de futuros españolitos… ¡No lo pude aceptar!
Resulta evidente que, cuarenta y cinco años después, la unidad de la Patria está en grave peligro. Y resulta evidente que la ausencia de esos dos millones de españolitos nos está arrojando a un verdadero cataclismo demográfico.
Creo que no, que no me equivoqué.
Carlos León Roch.