Lenguas cooficiales. Babel II
Por Carlos León Roch para El Municipio
Fue terrible la historia de la famosa torre de Babel, tan dramáticamente contada en el Antiguo Testamento…Como sin duda recuerdan, en Babilonia, los herederos de Sem acordaron construir una gran torre «que llegara al cielo», en su honor. A la construcción acudieron varias tribus, que se entendían en la misma lengua, lo que facilitaba las labores de construcción…Pero Jehová comprendió que, en realidad, querían ser como Él; querían ser dioses… Entonces Jehová les confundió, dándoles lenguas distintas, que no entendían, y los dispersó por todo el mundo…Y la gran torre se paralizó, y se vino abajo…
Así seguimos, miles de años después, con innumerables lenguas y dialectos. Además tienes que ver la información –La amnistía de Dios-.
Sí, así seguimos en el mundo, sellando el castigo de Jehová…Pero en España, desde al menos cinco siglos, disponemos de una lengua común, el español (o castellano), idioma que hablamos y conocemos casi todos los habitantes de España, y que «todos» tienen el deber de conocerlo y el derecho a usarlo…
Lenguas cooficiales. Babel II
La cooficialidad de otras lenguas regionales, como el vascuence o el catalán, optativas en las grandes instituciones, como el Congreso de los Diputados o el Senado ha creado una «torre de Babel» innecesaria, en la que Jehová no ha intervenido, con el esperpéntico espectáculo de ver a personas que hablan, entienden y escriben correctamente un idioma (el segundo del mundo) hablándose en lenguas regionales, minoritarias, traducidas por otra persona… a la que hay que pagar…
También, en los medios de comunicación que nos llega a los ciudadanos, observamos que, mientras que esos parlamentarios hablan en su idioma o dialecto regional, alguien, de esos medios, nos lo traduce a la voz, o en subtítulos…
Es evidente que esos políticos que se dirigen a nosotros en un idioma que desconocemos casi los 500 millones de hispanohablantes, no tienen voluntad de que los escuchemos, ni que les entendemos, cuando podrían hacerlo utilizando la lengua común, como si fueran mexicanos, o argentinos…
Siendo evidente que «no quieren que les entendamos, o que quieren que paguemos-innecesariamente- por ello, debemos acatar la legislación que permite el uso en las Cortes de las lenguas regionales… pero lo que no es obligatorio es contratar a numerosos traductores de catalán, vascuence, castellano y gallego, tomados de dos en dos…
Que «ellos» hablen como quieran, aunque «los demás» no les entendamos…Y. en el caso de que «quieran» que les entendamos, se les puede sugerir que lo hagan en la lengua común.