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Radiografía de la España actual

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Radiografía de la España actual
Por Pedro Conde Soladana para elmunicipio.es
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Radiografía de la España actual

Por Pedro Conde Soladana para elmunicipio.es

Viendo la sociedad actual, es para mí como si este espacio geográfico que la conforma, con el nombre España, fuera un gran cuenco al que han vaciado de las gentes que lo llenaban hace cientos de años y lo hubieran rellenado ahora con un aluvión de muchedumbres ajenas al milenario receptáculo. Es como si a un cuerpo le quitaran el alma con que nació y le hubieran transpuesto o trasplantado el alma extraña de otro cuerpo. Y yo creo notar las convulsiones o síntomas de un rechazo de ese trasplante ajeno.

Parecen tan tibios o laxos los lazos sentimentales que unen a ese cuerpo y ese alma como las lianas de los árboles de una selva. La unión entre ambos es de una sensualidad enfermiza en la que el roce es goce de la materia, pero no del espíritu. Ese cuerpo, esas gentes españolas de hoy desconocen la grandeza del alma que se encierra en él. Es decir, ignoran la Historia que es el alma de las naciones. Y la de España es excelsa en el contenido y grandiosa en el tiempo.

Es ésta, en general, una sociedad obtusa, desinformada o intencionadamente mal informada, desorientada por falta de liderazgo o conducida por auténticos zotes que han llegado a las cumbres del poder a lomos de una democracia estructurada por estúpidos políticos y sus malas o deficientes leyes. Podríamos decir que una sociedad es el espejo de sus guías, de sus conductores. Es la buena o mala conducta, los decentes o indecentes hechos, de esos guías lo que se reflejará en los comportamientos de los ciudadanos. Puede que no haya ley más firme y eficaz que rija una sociedad que la conducta íntegra de quienes están al frente de ella. Porque, además, tales líderes tienen la autoridad moral, su mayor atributo, para imponer la ley sin la presión de las leyes dictatoriales y con el beneplácito y asentimiento general.

No sé si esta jocosidad que suele soltar un amigo, un ciudadano de a pie, ilustra lo que digo en este párrafo anterior: “Estoy buscando un grupo de mafiosos para forrarme y he caído en que ahí tengo al PSOE”.

Radiografía de la España actual

Por todo ello, cuando llevas el amor a la tierra en que has nacido envuelto con el tuétano de tus huesos y proclamas la veneración a nuestros antepasados que la hicieron grande y universal, portando su  glorioso y milenario nombre, España, con el que dieron la vuelta al mundo dejando en muchas de sus tierras creencias y principios universales, sientes verdadero dolor y rabia al ver este espectáculo de dejadez, molicie e ignorancia de tantos ciudadanos que solo llevan de su nación el nombre por haber nacido en ella. Cuando he escrito alguna vez que hay que españolizar a esas masas, he llegado a pensar si no he dicho una butade, una exageración o una extravagancia; pero no, es una realidad y una necesidad imperiosa, porque España, nuestra nación, se está desespañolizando.

Y ya, el desánimo y el sentimiento de derrota te cercan como resultado de tanta incultura e ignorancia; acompañadas ambas, incultura e ignorancia, de añejos rencores, que se han encargado de avivar, como a las brasas ente las cenizas, esos gobernantes insolventes, indocumentados, rebosados y rebasados de estupidez y faltos de honor y dignidad humana, que son elegidos en unas urnas de dudosa credibilidad y por masas de gentes acríticas en las que muchos de sus integrantes votan con el único fin y criterio de que no salgan los otros. ¡Penoso! ¡A ellos qué les importa el bien común y el interés de la nación!

Como resultado de todo ello, tenemos una democracia inmadura que viene a ser un trampantojo de la verdadera y saludable democracia. Más información sobre la actualidad con Pedro Conde Soladana –Amplia entrevista con el Jefe Nacional de Falange Española de las JONS Auténtica-.

¿Qué hacer para enfrentarse a tanto desatino y no sucumbir? Difícil respuesta, al menos para darla en solitario. Es laudable ser francotiradores por una causa noble; pero no para ganar una batalla y menos una guerra.

Pedro Conde Soladana

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