La presidenta en funciones de Andalucía llegará entre hoy y mañana a un acuerdo con Ciudadanos, Podemos o incluso con el PP antes de claudicar y repetir las elecciones. De su decisión dependen varios importantes ayuntamientos andaluces y, en parte, la Comunidad de Madrid.
La Gaceta / El CIS acaba de confirmar que la indecisión de Ciudadanos, la ambición de Podemos y el escaso sentido de Estado del actual PSOE sólo son buenos para el PP. La intención de voto de los españoles tras las elecciones autonómicas y municipales, en plena negociación de pactos, premia con cuatro puntos de subida al PP, apenas con uno al PSOE, que es el que pierde Podemos, y castiga con seis puntos menos a Ciudadanos. La estrategia postelectoral ha retratado a los partidos y los votantes han vuelto al bipartidismo con preferencia por los ‘populares’ y también por pactos distintos el lugares diferentes.
Con estos datos sobre la mesa arranca una semana decisiva para las administraciones locales y autonómicas. Primero, Andalucía, luego los municipios y después las regiones.
Las elecciones autonómicas andaluzas se celebraron el 22 de marzo después de que la presidenta decidiera adelantarlas ante la crisis de su gobierno de coalición con Izquierda Unida. Pretendía Susana Díaz con esa jugada obtener en las urnas una mayoría absoluta que le permitiera gobernar sin ataduras. Pero le salió una victoria insuficiente para formar gobierno en solitario (repitió los 47 escaños que tenía) y tuvo que levantar la veda de los pactos postelectorales. Descartada IU tras las crisis -aunque se ha reunido con ellos- Ciudadanos y Podemos eran los ‘santos’ llamados a adorar por la peana de la lucha contra la corrupción. Pero además, la andaluza decidió desobedecer la orden del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, de pactar con todos menos con el PP y Bildu e incluyó en las negociaciones a los de Juan Manuel Moreno Bonilla.
Su inmovilismo regenerador y el horizonte de las elecciones municipales y autonómicas dinamitaron toda posibilidad de acuerdo, que se plasmó en las tres negativas de todos los partidos -salvo el suyo- a su investidura. Pero el 24M ha pasado y la formación de gobierno no se desatasca: sigue siendo presidenta en funciones. Es más, los resultados electorales han complicado el panorama andaluz y Susana Díaz ha dado un puñetazo en la mesa, es decir, va a reunirse con el PP, Podemos, Ciudadanos e IU este lunes y este martes y, o hay apoyo a su investidura, o dejará pasar el tiempo reglamentario -hasta el 5 de julio- y se repetirán las elecciones a la Junta de Andalucía.
Todos dicen que es la peor opción, pero lo dicen con la boca pequeña porque para la oposición sería la constatación del fracaso de Susana Díaz y, para ella, la oportunidad de obtener una mayoría absoluta -según el CIS, la opción preferida por los andaluces es hoy un gobierno socialista en minoría- que no logró el 22 de marzo.
En la última oportunidad para el acuerdo, lo más sencillo de conseguir, a priori, es el apoyo de Ciudadanos, que ha reducido sus exigencias a la firma de su ‘decálogo anticorrupción’ y al compromiso por escrito de exigir las actas de diputado y senador de Chaves y Griñán respectivamente (ya han anunciado que se retirarán al final de la legislatura) en caso de ser imputados por el caso de los ERE. La pérdida de intención de voto según la más reciente encuesta impulsará a los Albert Rivera a tomar decisiones y convertir a Díaz en presidenta les facilitaría hacer lo propio con Cifuentes en Madrid.
Podemos pide un imposible legal (que la Junta no trabaje con los bancos que ejecutan hipotecas) y un imposible político en Andalucía (que se publiquen los ‘enchufados’ en las empresas públicas y se recorte su número). Si la socialista acepta, seguiría la estrategia diseñada por su ‘enemigo’ interno Pedro Sánchez.
La baza del PP es la más complicada. Piden los ‘populares’ al PSOE que se respete en los municipios andaluces el gobierno de la lista más votada el 24M antes de plantearse su abstención en la investidura de Susana Díaz. Además, el endurecimiento del discurso desde Moncloa contra Pedro Sánchez por su «deriva hacia la izquierda radical» no facilitan el camino. O sí, porque el enfrentamiento entre Díaz y Sánchez tiene balcones a la calle y colaborar en la formación de gobiernos municipales estables en Andalucía es justo lo que los electores podrían premiarle a la socialista en su futuro político.
Las corporaciones locales deben cerrarse este sábado, 13 de junio, y los ejecutivos de las autonomías que renovaron sus representantes el 24M, el próximo martes 16. Dos fechas clave en este proceso a las que se suma el 21 de junio, cuando el PSOE designará candidato a las elecciones generales en caso de que sólo una persona haya reunido los avales necesarios -5 por ciento del censo de afiliados- y no haya que celebrar primarias. De momento, a Pedro Sánchez ya le ha salido un competidor: el secretario de Dinamización de la Agrupación del PSOE de Sevilla, justo de Sevilla, Sergio Cebolla.
Que antes del próximo día 13 se haya resuelto la encrucijada andaluza, facilitaría la formación de ayuntamientos y gobiernos autonómicos en el resto de España, aunque siempre quedará en el horizonte de final de año la convocatoria de las elecciones generales en las que todos tienen la vista puesta desde Madrid (los ‘barones’ regionales tienen otra perspectiva).
Pero salir del laberinto en el que se ha metido Susana Díaz no es fácil. El presidente del Gobierno y del PP que, como el resto de líderes políticos nacionales, se ha puesto al frente de las negociaciones de pactos, decía un día después del 24M que defendería la primacía de la lista más votada y que Moreno Bonilla estaba esperando la llamada de Susana Díaz tras haberle presentado una serie de propuestas. Pero este viernes, pese a asegurar que no ve nada imposible, cargaba contra el ’cordón sanitario’ al PP que ha colocado el secretario general de los socialistas y explicaba que lo que no tiene sentido es que diga Pedro Sánchez que no se pacte con el PP ni con Bildu y que luego quiera un acuerdo en Andalucía mientras se están constituyendo pactos de cuatro o cinco fuerzas, algunas de extrema izquierda (por ejemplo, en Marbella).
Por eso, formar gobierno en Andalucía o descartarlo y convocar de nuevo elecciones después del 5 de julio daría una vuelta a la cerradura que mantienen los acuerdos en buena parte de los principales ayuntamientos andaluces o en la Comunidad de Madrid. Susana Díaz tiene la llave y tiene que tomar una decisión autoimpuesta esta misma semana.
