Ni después de muerto le perdonan algunos a Jesús Neira los pecados de haber sido una persona abiertamente de derechas y de haber trabajado para Esperanza Aguirre, como presidente del Consejo Asesor del Observatorio regional de Violencia de Género.
El Semanal Digital / Solía decir Alfredo Pérez Rubalcaba que los españoles enterramos muy bien, pero ni eso le ha concedido la prensa de izquierdas a Neira.
Muere Jesús Neira, el profesor encumbrado por Aguirre por defender a una mujer de una agresión machista, titula Público. En la información destaca que fue un «símbolo de la lucha contra la violencia de género» pero que «dilapidó pronto ese capital político y social con sus polémicas declaraciones, en las que mostraba una ideología claramente conservadora y autoritaria y en las que cuestionaba permamentemente el Estado de Derecho».
El País habla de un «héroe muy polémico» en su titular y recordaba, además de algunas de sus declaraciones -«la desvergüenza con la que tenemos que aguantar los españoles las iniquidades de la Justicia son verdaderamente brutales»-, que en cierta ocasión le pararon en la M-40 cuando triplicaba la tasa de alcohol permitida.
El Plural va más allá y titula: Fallece Jesús Neira, «héroe» y «villano» de la derecha. «Elevado a los altares por una «oportuna» Esperanza Aguirre, había sido olvidado desde el agravamiento de su estado de salud a finales de 2010″, añade el diario de Enric Sopena.
Neira concedió una entrevista, la última, a principios de agosto a La Razón. En ella él y su mujer denunciaban que Aguirre había incumplido su palabra.
«A través de nuestro abogado Javier Gómez de Liaño habíamos interpuesto una demanda penal aceptada a trámite contra los médicos que le atendieron negligentemente y estaban imputados. Esperanza Aguirre propuso que si nos retirábamos del proceso penal contra los médicos no habría ningún problema para que la aseguradora de la Comunidad indemnizara a Jesús. Quería evitar el daño político que eso podía significar. Yo le di mi palabra de que no íbamos a utilizar esto políticamente y así ha sido durante siete años. Ella también dio su palabra y la ha incumplido», se quejaba la esposa, Isabel.