La polémica rodea el empeño de la marca blanca de Podemos -Ahora Madrid-, con el apoyo del PSOE y Ciudadanos, por suprimir una treintena de calles de la capital, aplicando la Ley de Memoria Histórica.
Actuall / Entre otras razones porque nada en la Ley de Memoria Histórica y en su aplicación parece imparcial. La promovió un gobierno socialista, el de Zapatero, que sólo consiguió dividir a los españoles y desenterrar el fantasma del guerracivilismo, olvidado hacia décadas.
Un Gobierno que, por cierto, retuvo durante varios meses las memorias de Alcalá-Zamora, en las que se demostraba documentalmente el fiasco electoral de los comicios de febrero del año 1936, que supuso la llegada al poder del Frente Popular.
La alcaldesa Manuela Carmena la quiere aplicar ahora a las calles de Madrid, para suprimir la de numerosos personajes del franquismo, con notable falta de rigor histórico.
Como lo demuestra que atribuya al comandante Demetrio Zorita el bombardeo de Guernica –lo cual es imposible porque faltaban cinco meses para que hiciera el curso de piloto-, por poner un ejemplo.
Pero la responsabilidad en el sectarismo y la falta de rigor no es exclusiva de la alcadesa Carmen sino también de quienes le han asesorado desde la Universidad Complutense.
Hermanastra de Fidelito, hijo del dictador cubano
Se trata de la cátedra de la Memoria Histórica, compuesto por un grupo de historiadores de izquierda, de fuerte sesgo marxista dirigido por Mirta Núñez Díaz-Balart. Profesora de Historia de la Comunicación Social, es hija de Mirta Díaz-Balart y Gutiérrez, que fue la primera esposa de Fidel Castro.
El dictador cubano se casó con Mirta Díaz-Balart en 1948, y de esta unión nacería Fidelito Castro Díaz-Balart, el primogénito, que luego haría sus estudios en la URSS. Pero el matrimonio se rompería en 1955, y Mirta Díaz-Balart, divorciada de Fidel Castro, contrearía segunda nupcias con el abogado Emilio Núñez Blanco. Estos tuvieron dos hijas, una de las cuales es Mirta Núñez Díaz-Balart, la historiadora que asesora a Carmena.
La profesora hizo la tesina en la Complutense sobre la prensa de las Brigadas Internacionales y se ha especializado en la prensa y propaganda de aquel período así como en las víctimas del franquismo. Próxima al Partido Comunista, es una admiradora del castrismo.
Es autora, entre otros, de “La gran represión. Los años de plomo del franquismo” (como coordinadora); “Consejo de guerra., Los fusilamientos en el Madrid de la posguerra, 1939-1945” (junto con Antonio Rojas Friend) y “Franco la represión como sistema”, coordinada por Julio Aróstegui.
Sesgo marxista
Otros miembros de la Cátedra se distinguen por su sesgo marxista y su politización. Es el caso de Sergio Gálvez, autor de “El 14-D de 1988: la última gran huelga de solidaridad” (Akal/Siglo XXI); o el de Luis Castro, que fue concejal de Izquierda Unida en Soria y Burgos, durante varias legislaturas. Ha sido activista del movimiento antinuclear, pacifista y ecologista en años 70 y 80. E impulsor de la Coordinadora por la Recuperación de la Memoria Histórica de Burgos, la cual gestionó la exhumación de varias fosas comunes en la provincia.
La Cátedra Memoria Histórica se inició en 2004 siendo rector de la Complutense, Carlos Berzosa, y vicerrector, José Carrillo, hijo de Santiago Carrillo
La Cátedra Memoria Histórica del siglo XX de la Complutense inició sus actividades en 2004, cuando era rector Carlos Berzosa y vicerrector José Carrillo. Posteriormente éste fue elegido rector (2011-2015). Catedrático de Exactas, Carrillo es hijo de Santiago Carrillo, el histórico dirigente del Partido Comunista.
Bajo el mandato de Carrillo se levantó en el campus la Complutense un monumento a las Brigadas Internacionales. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid declaró nula la instalación del monumento, para cuya construcción la Universidad Complutense no solicitó el correspondiente permiso hasta haber concluido la ejecución de la obra.
El primer responsable de la cátedra fue Julio Aróstegui, biógrafo de Largo Caballero; y al fallecer en 2013, le sucedió Mirta Núñez Díaz-Balart.
Como se puede observar, no parece que la cátedra, que asesora ahora al consistorio madrileño para suprimir calles franquistas, sea demasiado imparcial con la Memoria Histórica.