El primer Pleno del año en el Ayuntamiento de Madrid, gobernado por los extremistas de izquierda de la formación morada Podemos, arrancó con un duro debate a cuenta del Plan Integral de la Memoria de Madrid aprobado por el gobierno de la comunista Manuela Carmena para eliminar el callejero franquista de la capital.
Mientras Pedro Corral, exdelegado de Las Artes durante el mandato de Ana Botella (PP), sacaba los colores a Ahora Madrid sobre la visión «parcial, sectaria y revanchista» de los asesores históricos del Gobierno municipal, Nacho Murgui se dedicaba a otros menesteres que para él seguro que eran mas importantes.
Concretamente, el segundo teniente de Alcalde de Madrid se puso a dibujar en un folio una hoz y un martillo, el símbolo más usado para representar al comunismo.
Al mismo tiempo, el concejal del Partido Popular ponía de manifiesto la oposición de su partido a que la ley se aplique «como la aplicó Franco», cancelando «la mitad de la historia», «dando por malos y arbitrarios los crímenes de su bando y por buenos y necesarios los crímenes del propio».
“Nos oponemos a que una democracia juegue con las mismas reglas que la dictadura. Al final se trata de imponer una sola verdad”, apostilló.