El pasado 22 de noviembre de este año 2022 tuvo lugar la última subasta de energías renovables que puso en marcha el Ejecutivo de Pedro Sánchez, para continuar con sus objetivos de transición energética hacia una generación libre de emisiones de carbono y kilowatios nucleares. Esta subasta se convirtió en noticia de alcance al quedarse vacía.
La pregunta esencial es ¿por qué?
En anteriores ocasiones las grandes empresas eléctricas habían peleado con ahínco por adjudicarse la instalación de potencia de energía renovable en suelo patrio. Tanto es así, que manifestaron su malestar por el éxito de players como Forestalia, un «David» que se llevó las subastas frente a las multinacionales (Goliat) haciendo ofertas sin subvención para conseguir los contratos, según han informado desde Libre Mercado.
Según fuentes del sector energético abiertamente molestos con el Ejecutivo de PSOE y los comunistas de Podemos por su decisión de castigar al sector eléctrico. «¿Quieren subasta renovable? ¡Que inviertan ellos!», señala una de estas fuentes visiblemente molesto con el Gobierno socialista y comunista de Pedro Sánchez.
Las eléctricas contra el Gobierno de Pedro Sánchez: El consejero delegado de Iberdrola España
Poco después de la subasta, el consejero delegado de Iberdrola España, Mario Ruiz-Tagle, afirmó que el resultado fue «lamentable». Según comentaba ante los medios de comunicación, «aunque la función del Gobierno es lograr un mayor volumen de energía a menor precio debería haber tenido en cuenta el momento en el que estamos».
El sector está irritado, muy molesto. En algunas de las empresas más destacadas, incluso hay cabreo entre las empresas del sector. En Iberdrola, Ruiz-Tagle se quejaba de la inseguridad regulatoria que genera el Gobierno socialista de Pedro Sánchez con el incremento en los costes de generación y los retrasos en la concesión de los permisos administrativos para desarrollar los proyectos.
El profundo enfado de las eléctricas con el Gobierno de Pedro Sánchez
En petit comité y a micrófono cerrado, responsables de primer nivel de distintas compañías expresan su hartazgo ante la persecución que el Gobierno socialista ha emprendido contra un sector crucial para el normal funcionamiento del país. «De nosotros depende el abastecimiento de energía, y nos cuesta un gran esfuerzo garantizar no sólo el suministro sino tratar de obtenerlo al precio más competitivo con los mimbres que tenemos», se desahogan. Por eso, consideran que no es de recibo que el Gobierno demonice a las eléctricas, hable de beneficios caídos del cielo y continúe castigando al sector con impuestos.
Finalmente el pasado 10 de noviembre de 2022 se aprobó el impuesto a las eléctricas y éstas han respondido dando la espalda al Ejecutivo socialista.