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Verdadera historia y mitos de los orígenes del Riau Riau

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Es muy difícil conocer cuándo comienza realmente una tradición que es popular y espontánea, precisamente por esto. Quién iba a saber que iba a tener importancia esta ocurrencia de mi padre Ignacio Baleztena Ascárate. No obstante, a raíz de estar escribiendo un blog sobre su vida y obra, me he tomado un poco de tiempo en averiguar cuándo fue, realmente, el primer ¡Riau-riau!, mirando antiquísimos y escondidos documentos y palimpsestos en oscuros archivos y…. nada en concreto. El único dato que tenía era lo que decía mi propio padre: que ocurrió el suceso justo un año antes de la “hazaña” con Malumbres en el encierro. Y precisamente, investigando para el mencionado blog “Premín de Iruña” di con una reseña del Diario de Navarra de 12 de julio de 1962 en la que les entrevistaban a Malumbres y a Baleztena sobre este tema, y así, descubrí que cuando entraron en la plaza vestidos de ingleses fue en 1912. Con este dato podemos afirmar, si las matemáticas no fallan, que el primer ¡Riau-riau! fue en 1911. En ese año, las crónicas ya hablaban del “tradicional vals, peculiar y exclusivo en el acto”; aunque este vals ya llevaba interpretándose, desde hacía algunos sanfermines, en la Marcha a Vísperas. La marcha del Ayuntamiento en Corporación a las Vísperas de San Fermín es muy anterior al ¡Riau-riau! Lo que inicia “Premín de Iruña” es la costumbre de gritar ¡Riau-riau! y corear la música bailando lo que desembocará en el alegre acompañamiento de la mocina a sus ediles.

El primer Riau Riau en 1911

Así que, Ignacio Baleztena fue el iniciador de la costumbre que tantos quebraderos de cabeza ha dado al Ayuntamiento de entonar Riau Riau y bailar acompañando los mozos a la Corporación, que con maceros y timbales, banda de música, gigantes y cabezudos marchaban el día 6 de julio por la tarde al rezo de las Vísperas de San Fermín en la Parroquia de San Lorenzo.

Frecuentemente se ha dicho que como la corporación era liberal un grupo de carlistas intentaba molestarles al acudir a vísperas, pero él siempre nos contó que realmente todo fue mucho más sencillo, ya que ni la corporación era sólo liberal, ni todos los amigos de mi padre eran carlistas.

 Ignacio Baleztena se reunía en el Café Iruña de la Plaza del Castillo con sus amigos, una peña de mutilzarras, como ellos mismos se llamaban, con los que cantaban canciones para desesperación de los jugadores del seis doble, también llamado dominó. (Desde 1912 pasaron a reunirse en el recién estrenado “Café Kutz” conociéndose como “los mutilzarras del Kutz”). Con estos mismos amigos, que como he dicho, ni siquiera eran todos carlistas, acudió con gran alegría a ver la Marcha a Vísperas del Ayuntamiento, el 6 de Julio de 1911 tras la comida. Este era uno de sus actos preferidos de nuestras mezetas. Mucho público se concentró, como era costumbre, con sus mejores galas para tan esperado evento. La banda que interpretaba la música estaba dirigida por el maestro Cervantes, amigo de Ignacio y miembro también de la que sería peña de mutilzarras del Kutz. Es más, era el que ayudaba a mi padre a “componer” sus conocidas canciones como el “Uno de Enero” o “Levántate pamplonica”.

Pues bien, al finalizar la primera estrofa del Vals de Astráin, Ignacio Baleztena, en signo de aprobación hacia lo bien que la había interpretado su amigo Cervantes, finalizó la misma gritando “Riau Riau”; lejos de hacerlo con ánimo de ofender quiso rematar tan bella pieza de forma espontánea y alegre con este grito con el que se finalizaban las canciones festivas en la montaña de Navarra. A algunos, les hizo gracia la intervención, y especialmente al maestro Cervantes que tuvo que reprimir una carcajada; otros, la vieron como una gamberrada, pero para sorpresa del público en general y del propio Baleztena, las siguientes estrofas fueron coreadas también con el grito “Riau Riau” por sus amigos de la peña de los mutilzarras, y cada vez por más gente, con indignación de los hombres serios y sesudos que lo veían como un despropósito y una falta de respeto.

Finalmente, esta exaltación festiva y alegre, no fue bien vista por el Ayuntamiento, hasta el punto, de que mi abuelo (Joaquín Baleztena, padre de Ignacio) fue llamado por el alcalde para que reprendiera la actitud “irrespetuosa” de su vástago.

Y así, sin más, comenzó el “Riau Riau”, un día 6 de Julio hacia las 16:00, en 1911, y el acto se fue desarrollando, hasta que, según una crónica del Diario de Navarra del 7 de Julio de 1914, ya para ese año: “Cerraba la marcha la banda del regimiento de América que tocó el clásico vals, coreado por muchísimos jóvenes que daban acompañamiento y escolta al Ayuntamiento”

Coplas al Riau Riau

De este modo, como no podía ser menos, siguiendo su costumbre, Ignacio Baleztena  le dedicó unas coplas a “su invento” que fueron la primera letra del “Riau riau”, es decir del vals de Astráin. Y precisamente, los arreglos musicales se los hizo el maestro Cervantes. Esta letra, que se canta con la música de “A las cuatro el 6 de Julio…” decía:

COPLAS DEL RIAU-RIAU

Qué majos y qué elegantes

marchan nuestros concejales

precedidos de gigantes

gaitas, chistus y timbales.

Os recomiendo de veras

que tengáis mucho cuidau

de que no os multe Lasheras

por gritar fuerte Riau-riau.

 

Esos tubos relucientes

y esos fraques tan planchaus

al verlos dicen las gentes

¡Rediez lo que habrán costau!

Ni en París ni en los Madriles

ni en San Luis de Potosí

se encuentran unos ediles

más majos que los de aquí.

Como aclaración, debo apuntar que Lasheras era el jefe de la Policía Municipal por aquel entonces. Curiosamente, leyendo la letra se ve qué lejos estaba Ignacio Baleztena de enfrentamientos con la Corporación del Ayuntamiento, siendo en cambio un canto (nunca mejor dicho) a la alegría, el buen humor y el ingenio.

Como se intuye por la canción, este acto posteriormente tuvo numerosas prohibiciones, multas y, como es habitual en esta ciudad, enseguida se formaron dos bandos: pro riaurristas y anti riaurristas. Todos estos pormenores se pueden seguir en unos manuscritos que Ignacio Baleztena dejó en una carpeta llamada “Sobre el ¡Riau-riau!” y que están publicados en el blog “Premín de Iruña”.

No obstante, pese a todas las prohibiciones y multas, cada vez era mayor la cantidad de mozos que acompañaban a la Corporación a Vísperas cantando y bailando, así que al final, como era de esperar en una fiesta de carácter popular como los sanfermines, acabó imponiéndose el sentido común, es decir, la alegría de los mozos a la seriedad del protocolo, y el mismo alcalde Joaquín Iñarra en 1923 lo hizo “extraoficialmente oficial” gritando a la salida del Ayuntamiento: ¡“Riau-Riau”!

Y ésta ha sido la historia de los orígenes del ¡Riau – riau!. Así comienzan las tradiciones como expresión del modo de ser de un pueblo, así se asientan y así se transmiten de generación en generación hasta que cambian o desaparecen cuando pierden su sentido, es decir el espíritu con que estaban hechas. Lo antinatural es cuando se suprimen por imposición.

Javier Baleztena Abarrategui

Hijo de Ignacio Baleztena Ascárate

Navarraconfidencial.com

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