«Es nuestra obligación controlar a rajatabla el contrabando, el blanqueo de dinero y el tráfico ilícito», ha asegurado el ministro de Exteriores.
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha manifestado respecto a las retenciones de tráfico que se están produciendo en las salidas y entradas al Peñón de Gibraltar que «nuestros controles de la Verja son legales y va a haber más».
En una entrevista que publica hoy el diario ABC, García-Margallo explica que «estamos intentando recuperar lo que es recuperable, que no lo es todo ni mucho menos, de lo que cedió en su día el ministro socialista de Exteriores Miguel Ángel Moratinos».
«Nunca antes de él un ministro español de Exteriores había puesto a Gibraltar al mismo nivel que Reino Unido y España y reconocido algo como el Foro Tripartito. Eso fue un disparate tan grande que hasta la sucesora socialista de Moratinos, Trinidad Jiménez, aunque no denunció el Foro Tripartito como lo he hecho yo, jamás en la vida volvió a convocarlo».
Para el ministro popular, «Gibraltar tiene que entender que con este Gobierno las cosas nunca van a volver a funcionar así. Se ha acabado el recreo».
Al hablar del origen de la actual situación, García-Margallo se ha referido a la legislación medioambiental Gibraltareña de la época de Caruana «cuya única finalidad era impedir que los pescadores españoles pudiesen faenar en esas aguas a la manera tradicional».
Tras recordar el escándalo del apresamiento de un pesquero, con intervención de la Guardia Civil incluida, el ministro ha añadido que «se dieron cuenta de que habían llegado demasiado lejos y en 1999, con el Gobierno de Aznar, se alcanzó un acuerdo no para abolir esa legislación, pero sí para no aplicarla».
«El Reino Unido logró que la UE autorizara declarar las aguas de Gibraltar, unas 5.000 hectáreas, de interés comunitario, aprobando especiales medidas de conservación», ha recordado.
«Éramos optimistas ante las perspectivas de una solución consensuada para el tema de nuestra pesca, cuando de repente Gibraltar rompe todas las barajas ausentándose de la negociación y tomando una medida extrema como arrojar bloques de hormigón con pinchos que destruyen los caladeros. Con lo cual ya no hay caladeros ni pesca posible ni nada sobre lo que negociar… mientras no se retiren esos bloques».
Respecto a las retenciones en la Verja ha dicho que «es nuestra obligación controlar a rajatabla el contrabando, el blanqueo de dinero y el tráfico ilícito. Nos lo exige nuestra pertenencia a Europa. Gibraltar no es territorio Schengen. Como también es nuestra obligación controlar las irregularidades fiscales, por ejemplo inspeccionando a los cerca de 6.000 gibraltareños que tienen propiedades en Sotogrande».
«Vamos a modificar la ley del Juego para que, por ejemplo, si quieren operar en España tengan que utilizar servidores españoles, de pasó así recaudamos los impuestos nosotros. Vamos a cerrar espacio aéreo, a restringir parte de los vuelos».
«Si por controlar como es debido en la Verja se producen retenciones y congestiones, bueno, quizás habrá que ir pensando, que nos lo estamos pensando, en crear una tasa de 50 euros para entrar y 50 euros más para salir. Esa recaudación nos vendría muy bien para ayudar a los pescadores damnificados por la destrucción de los caladeros, aunque, insisto, unos delitos no tengan nada que ver con otros».
Sobre el delito medioambiental que ha calificado de «gravísimo» y que ha sido denunciado, el ministro ha añadido que «bloqueamos la entrada en el Peñón de hormigón y de otros materiales necesarios para cometerlo. Pero el daño ya está hecho mientras no se retiren los bloques. Así de extrema ha sido la mala fe de Gibraltar».
«Con el Reino Unido España ha tenido siempre una buena relación y la va a mantener», concluye el titular de Exteriores sobre el asunto de Gibraltar.
La Gaceta