No se entenderá lo que significó el proyecto político de José Antonio si no se le sitúa en esta dimensión de haber pretendido la superación, mediante su síntesis, de las dos Españas. Como él mismo lo dejó escrito en su prólogo al libro ¡Arriba España! de J. Pérez de Cabo, Agosto de 1935 (Edición del Centenario p. 1099):
“… se nos ocurrió a algunos pensar si no sería posible lograr una síntesis de las dos cosas: de la Revolución –no como pretexto para echarlo todo a rodar, sino como ocasión quirúrgica para volver a trazar todo con un pulso firme al servicio de una norma– y de la tradición –no como remedio, sino como sustancia; no con ánimo de copia de lo que hicieron los grandes antiguos, sino con ánimo de adivinación de lo que harían en nuestras circunstancias–. Fruto de esta inquietud de unos cuantos nació la Falange. Dudo que ningún movimiento político haya venido al mundo con un proceso interno de más austeridad, con una elaboración más severa y con más auténtico sacrificio por parte de sus fundadores, para los cuales -¿quién va a saberlo como yo?- pocas cosas resultan más amargas que tener que gritar en público y sufrir el rubor de las exhibiciones”.
El verdadero sentido del proyecto político de José Antonio consistió en formular una propuesta concreta, nacional y social, que pretendía la definitiva solución de la aporía ya secular de nuestra Patria –España como problema–, escindida en dos, mutua y recíprocamente exclusivas y excluyentes, irreconciliables, a integrar en una empresa de destino común para todos los españoles uniendo, de una vez por todas, tradición y modernidad.
Jaime Suárez. Plataforma 2003.