Por Erik Encinas Ortega para elmunicipio.es
El triunfo electoral de Syriza fue recibido entre vítores y aplausos en Atenas. Los griegos ven en Alexis Tsipras, un cambio transcendental en el panorama político de Grecia, pero también de Europa. Porque por primera vez, desde que comenzó el austericio, un partido de izquierdas radical y antieuropeo, obtiene una mayoría -con el apoyo de un pequeño partido de derecha ultra nacionalista- que le permitirá gobernar.
Dicho de otro modo y en un tono más pesimista, pero realista, Grecia se rebela contra las imposiciones de la Troika, aunque mientras esto ocurre, la deuda pública de Grecia se sitúa en 315.509 millones euros, y como si fuera poco, la prima de riesgo se dispara a más de 1000 puntos con la subida de Tsipras al poder.
Es evidente, que el sueño de Syriza, puede verse movido por unas políticas de desobediencia a Europa. Pero no hay que olvidar, que aunque se dice rápido, Grecia ha podido mantenerse a flote gracias a los 240.000 millones que se le han prestado en cuatro sucesivas reestructuraciones de deuda. Y la UE no está dispuesta a perdonar. Pese a todo, y por desgracia, los griegos no podrán pagar la deuda ni en 2100. Y menos todavía, con un gobierno marxista que quiere una excesiva intervención del Estado. Porque yendo en esa dirección, no ayudará a la política, la sociedad y la economía griega, al contrario, porque el sueño de Syriza puede verse trastocado, y por culpa de esto, lleva a la perdición al país heleno.
En cualquier caso, pienso que lo que pase en Grecia, nos ha de servir para ver lo que puede ocurrir en España con ‘Podemos’ si ganan las próximas elecciones generales. Pero conviene distinguir, que pese a que estos dos partidos tienen similitudes, también tienen diferencias. El Podemos de Pablo Iglesias, es aún más radical.
Creo que desde este momento en España y Grecia, pese a que son dos países totalmente distintos, no hay que descartar que actualmente todo pueda pasar a nivel político y social. Porque la gente se está cansando, y con razón, del austericio, de la corrupción, del fraude y la evasión fiscal, pero también de no tener trabajo o disponer de un trabajo precario. Y para colmo, ¿Cómo es posible que desahucien a ancianos?, mientras otros roban a manos llenas desde la política o el mundo empresarial. Si es que aunque no esté de acuerdo con Pablo Iglesias ni con su partido, se lo están dando en bandeja.
En mi opinión, el cambio no pasa por una izquierda radical, pero es evidente que hace falta un nuevo rumbo, que pienso que debe pasar desde una organización sólida y un partido fuerte, capaz de ejercer con una gran fuerza lo que demanda la sociedad. De otro modo, el futuro de España y Grecia puede ser todavía mucho peor, y espero que no tengamos que llegar a esos extremos.
Erik Encinas Ortega