- El envenenamiento del general Primo de Rivera.
ABC / –Existen fundadas sospechas de que así fue. Sin ir más lejos, el primo de Pilar, Sancho Dávila, comentó en su día que Miguel Primo de Rivera, hermano a su vez de la directora de la Sección Femenina, le había dicho que la Policía francesa investigaba la muerte del general como si se hubiese tratado de un envenenamiento. Tampoco Ernesto Giménez Caballero ni Mauricio Carlavilla, ni siquiera el mejor biógrafo de José Antonio Primo de Rivera, Felipe Ximénez de Sandoval, descartaban que el dictador hubiese sido emponzoñado.
- Su matrimonio con Hitler.
–En realidad se trató de un plan descabellado del excéntrico Ernesto Giménez Caballero, falangista de primera hora, que él mismo relató en su día. Una noche, mientras tomaba una copa en casa de los Goebbels, le expuso a Magda, esposa del ministro de Propaganda nazi, las posibilidades de reanudar lo que se interrumpiera con Carlos II el Hechizado y se malograra con aquel archiduque de Austria, Carlos, que costaría Gibraltar a España. En definitiva, en palabras del propio Giménez Caballero, el objetivo consistía en «renovar una nueva dinastía hispano-austríaca» mediante el casamiento de la hermana de José Antonio Primo de Rivera con el mismísimo Führer. ¿Increíble, verdad? Pues Giménez Caballero se atrevió a formular semejante proyecto.
- Conoció en persona al testigo del fusilamiento de su hermano José Antonio Primo de Rivera.
–En efecto. El falangista Joaquín Martínez Arboleya, que vio con sus propios ojos cómo se ensañaban con el líder de Falange en el patio de la cárcel de Alicante, hizo entrega a Pilar meses después, en Salamanca, de un cofre con alhajas y otros objetos de valor de miembros de la Falange. Pero Arboleya no fue capaz de revelar entonces su terrible secreto, sino que lo hizo muchos años después, cuando se decidió a contar cómo maniataron a José Antonio y le dispararon a las piernas para prolongar su indescriptible agonía antes de que el miliciano Guillermo Toscano le descerrajase el tiro de gracia en la sien.
- Su relación con el hermano falangista de Durruti.
–Pilar entabló contacto con Pedro Marciano Durruti, hermano del anarquista Buenaventura Durruti, antes, durante y después del confinamiento de aquel en la madrileña cárcel Modelo, en los primeros meses de 1936. Muy pocos saben que el célebre líder anarquista Durruti tenía un hermano falangista, y mucho menos que Pilar le visitó en la prisión. Pedro Durruti sería fusilado más tarde por los de su propio bando, acusado de participar en la conspiración de Manuel Hedilla.
- Sobre sus amores secretos.
–Solo diré que el poeta falangista Dionisio Ridruejo no fue uno de sus amores, como algunos autores han comentado. Las cartas cruzadas entre ambos, las cuales transcribo por primera vez en mi libro, así lo acreditan. Quien quiera conocer sus amores secretos los descubrirá en «La pasión de Pilar Primo de Rivera».
- El Caudillo la espió.
–Franco encomendó a Carrero Blanco la creación de una red de espionaje, denominada APIS, para vigilar estrechamente a Pilar y a otros altos jerarcas de la Falange durante los primeros años de la posguerra. El Caudillo desconfiaba entonces de Pilar, Giménez Caballero, Pedro Laín Entralgo y hasta del monje benedictino Justo Pérez de Urbel, consejero espiritual de la Sección Femenina. Los informes secretos reproducidos en los anexos del libro son asombrosos.
Incógnitas del Libro de «La pasión de Pilar Primo de Rivera» escrito por José Maria Zavala.