20 Minutos / El Real Decreto 763/1979 —que reglamenta el transporte en automóviles ligeros— establece un marco nacional que cada autonomía (a través de sus áreas de Consumo) y cada ayuntamiento (con sus ordenanzas) amplían con disposiciones adicionales sobre derechos y deberes de los consumidores y de los taxistas. Cualquier incumplimiento de estos derechos puede ser notificado y denunciado por el usuario a los agentes municipales de su localidad.
¿Qué derechos asisten al consumidor?
Trayecto. El usuario puede exigir el itinerario que prefiere hacia su destino; en el caso de que no muestre preferencia, será el conductor el que opte por el trayecto más directo. Y el taxista no podrá negarse a realizar un trayecto corto —una situación que reportan algunos usuarios en paradas con mucha demanda, como estaciones o aeropuertos— porque la bajada de bandera, precisamente, cubre estas circunstancia. «Un taxi de servicio debe admitir clientes independientemente de donde se dirijan, aunque son casos extremadamente marginales», explica Miguel Ángel Leal, presidente de Fedetaxi. «Al ser un servicio público, esta situación es susceptible de ser reclamada», añaden desde la organización de consumidores Facua.
Ayuda con el equipaje. El conductor ha de prestar ayuda al usuario para cargar o descargar el equipaje del maletero y solo puede negarse a introducirlo en el vehículo en el caso de que la naturaleza del equipaje pueda causar daños en el interior del taxi. El usuario no debe pagar además ninguna cantidad adicional al taxista.
La bajada de bandera, desde el inicio de la marcha. El taxista debe mostrar sus tarifas en un lugar visible en el interior del vehículo. Además, no podrá bajar la bandera hasta que el usuario le haya indicado su destino, excepto si el servicio se pide por teléfono; en ese caso se bajará en el momento en que el taxi inicie la marcha.
Pagar con tarjeta. «Desde enero de 2016 el cobro con tarjeta es obligatorio en Madrid», asegura Leal, que además de presidente de Fedetaxi también lidera la Gremial madrileña del taxi . En el caso de Barcelona, los conductores estarán obligados a disponer de lector de tarjetas desde enero de 2017.
En caso de accidente o avería, parar el contador. Los consumidores pueden exigir al taxista que pare el contador cuando se produzca un accidente o el taxi tenga una avería que no sea imputable al usuario; en el caso de no poder reanudar la carrera, solo cobrará al usuario el trayecto hasta ese punto, descontando la bajada de bandera.
Exigir una hoja de reclamaciones y la factura. El taxista debe disponer de hojas de reclamaciones disponibles para el cliente y servirán de garantía para tramitar una reclamación ante Consumo. Por ello siempre es recomendable pedir un recibo al conductor del taxi —además no puede negarse a entregarlo—que incluya el número de licencia, NIF, matrícula del vehículo, precio de la carrera, fecha y firma del taxista. «Hay que acostumbrarse a pedirla siempre, ya que es una garantía muy importante si se quiere reclamar», comenta la organización de consumidores Facua.
Escoger conductor por una causa justificada. El usuario puede escoger el taxista que desee en una parada, excepto si existe un sistema de turnos ya establecido por motivo de organización. La legislación exige, sin embargo, que el usuario justifique en la parada por qué selecciona a un conductor frente a otro y los motivos aceptados son: comodidad o tamaño, que el taxi no tenga aire acondicionado, que no esté limpio o esté en mala condición técnica. Que sea conducido por una mujer, no es un motivo amparado por la legislación para rechazar el servicio de un conductor. Un caso que recientemente se produjo en Madrid : Si el usuario hubiera querido protestar, podría haberlo hecho ante la Autoridad y el taxista debería haber justificado su negativa. «En teoría el taxista no puede negarse, pero la actitud del cliente negándose a subirse a un taxi por una cuestión de género, es totalmente reprobable y la actitud del resto de compañeros en este caso la considero ejemplar», asegura Miguel Ángel Leal. El taxista, en todo caso, podría haber citado que la ley no ampara la elección de taxi por el motivo de que la conductora sea una mujer.
Elegir el modo de viajar. No solo los reglamentos autonómicos exigen que el vehículo esté limpio y el conductor aseado, sino que el cliente puede exigir al taxista que no fume durante el trayecto, o que apague o se baje el volumen de la radio y de la calefacción interior. En Barcelona y en Valencia, además, el usuario debe «poder expresarse en cualquiera de las lenguas oficiales».
Ayuda por falta de movilidad y transporte de niños. El usuario tiene derecho a ser ayudado por el conductor a subir y bajar del taxi si tiene problemas de movilidad y a cargar en el vehículo los aparatos que necesiten para moverse. En el caso de que se transporte a de un niño de menos de tres años y de menos de 1,50m, el taxi está obligado a cumplir la normativa de seguridad infantil y utilizar un sistema de sujeción homologado a su talla y peso. «La silla tiene que ser facilitada por los padres del niño; el taxista no está obligado a llevar sillita, pero no puede negarse a montarla en el vehículo», añade Miguel Ángel Leal.
Los perros lazarillos, autorizados. El taxista debe permitir al viajero introducir en el vehículo a un perro de asistencia, siempre que vaya tendido a los pies del usuario en el asiento de atrás del coche, y a no cobrar una tarifa extra al usuario. En el caso de las mascotas, un taxista puede negarse a trasladar a una mascota que no vaya en un trasportín. «Si se considera que el animal puede dañar el vehículo, puede negarse su transporte», apuntan desde Facua.
¿Y qué derechos asisten al taxista?
Rechazar un viaje por «causas justas». El Real Decreto 763/1979 que reglamenta los servicios urbanos e interurbanos de transportes en automóviles ligeros, establece que los taxistas pueden negarse a prestar un servicio siempre que exista una «causa justa», como que el usuario esté borracho o drogado, que sea perseguido por la Policía, que quiera viajar con atuendos, animales o equipajes que dañen el vehículo, que se requiera transportar a más pasajeros de lo autorizado en el vehículo… o que el cliente le pida transitar por vías o zonas inseguras para la integridad de conductor y cliente.
Pedir dinero en «garantía». Ante una frase del tipo «espéreme aquí fuera, que ahora vengo», el taxista tiene derecho a pedirle al cliente una cantidad en garantía de su ausencia temporal del vehículo. Puede requerirse el importe del recorrido efectuado más media hora de espera en zona urbana y una en descampado, agotada la cual podrán considerarse desvinculados del servicio.
Negarse al servicio por comportamientos «ofensivos». Los reglamentos autonómicos permiten al taxista no ofrecer el servicio a personas que efectúen «comportamientos ofensivos o molestos», que puedan afectar a la seguridad del tránsito por carretera.
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