El ex presidente del Gobierno, Felipe González, ha defendido hoy la aplicación del artículo 155 de la Constitución para dar una respuesta política en Cataluña en un foro sobre las primeras elecciones democráticas, organizado por Vocento, en el que ha debatido junto a sus sucesores en La Moncloa: José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero. Es un artículo «afortunadamente ambiguo» y «perfectamente graduable». Hace unas semanas quien fuera su vicepresidente, Alfonso Guerra, pidió a Mariano Rajoy su utilización.
Felipe González ha asegurado que estamos ante «una deriva más madurista que bolivariana porque Maduro quiere cambiar la Constitución no con los votos sino con las botas».
Pretenden, ha explicado, «liquidar su Estatuto» en una «incitación clara a la sedición». Sus actos «escapan de la Constitución», por tanto, son «revisables» por el Tribunal Constitucional. Y en 24 horas se puede hacer, ha añadido, como ha dicho la vicepresidenta.
Pero, ha apuntado, hay también otro ámbito, que es el de las autoridades políticas. En este punto ha aludido del «malhablado» artículo 155 de la Constitución, que se interpreta siempre con una visión «totalizadora». Acabará con la autonomía, se dice, si se salen del marco constitucional y estatutario. No es cierto, ha explicado el ex presidente, en estos términos porque «tan constitucional es la estructura autonómica como el artículo 155».
La ambigüedad del artículo
Este artículo «exige» de los responsables del Gobierno que «si se vulneran las normas constitucionales y estatutarias, hay que dar una respuesta para devolver la realidad al parámetro constitucional». Algunos dicen que es «muy ambiguo». «Creo que sí, afortunadamente ambiguo. Y lo es porque es perfectamente graduable». Según González, el problema, el asunto sobre el que pivota el debate, es que «asumir la responsabilidad política de cumplir y hacer cumplir la Constitución es bastante duro». «Siempre es relativamente más fácil ampararse en otras actuaciones». Pero, ha añadido, de aquí al 1 de octubre, la fecha prevista para el referéndum, habrá que ver cual de estas respuestas se da.
González ha afirmado que «Cataluña nunca será independiente» pero que se ha convertido en un «problema». Y, aunque ha apostado por una respuesta a más largo plazo, ha reconocido que «ambiente para un consenso no lo hay». En 1977, ha apostillado, «también lo había justito».
Aún así, el ex dirigente socialista es partidario de «abrir la reforma de la Constitución» y de que llevara ya dos o tres años en marcha la subcomisión de estudio en el Congreso. En este punto ha discrepado con Aznar, defensor al igual que Rajoy de que se concrete previamente qué se quiere cambiar. El mayor obstáculo, ha explicado, no puede ser si se va a llegar o no a un consenso. Si no ser «capaces de abrir vías de diálogo». En su opinión quien rechaza España «no va a aceptar un acuerdo» aunque «nos podríamos llevar sorpresas y que algunos que dicen no, digan no pero… o más cuánto o menos cuánto».
Necesidad de «hacer política»
Si no se trabaja no habrá consenso suficiente, la posibilidad de acuerdo, ha dicho González, «exploremos». «No lo demos por descartado» de antemano. Igual no es un acuerdo de todos y si no lo hay, al menos «lo hemos intentado». «La dificultad no disminuye la necesidad de un empeño serio».
El límite es que «España no se va a suicidar». «Es muy difícil un punto de encuentro pero puede haberlo. Como decía Don Quijote al tratar de hacer volar a Clavileño nadie nos negará la nobleza del empeño. Es que ahora están ganando hasta la nobleza del empeño».
Con todo este análisis Aznar ha dicho estar de acuerdo al «95%», aunque admite matices a la hora de imaginar la solución, en la «letra pequeña». El ex dirigente del PP ha apoyado la necesidad de «hacer política». Este es un argumento que también ha puesto sobre la mesa el ex presidente Zapatero. Él ha asegurado que los referéndums han demostrado que «no sirven para nada». «Los problemas políticos no se resuelven con una votación sí o no». En su opinión una reforma de la Constitución «puede ayudar» a resolver el problema catalán. «Puede mejorar alguna cosa» pero lo que importa es «la voluntad política». «Tenemos un problema esencialmente político». «Lo superaremos», pero es necesaria «cabeza fría» y «afirmación en las convicciones», ha apuntado Zapatero.
Aznar, a lo largo del coloquio que han mantenido los tres, ha asegurado que la Constitución Española «no es un problema» sino un «gran activo». Por eso ante la posibilidad de una reforma ha asegurado que se debe explicar qué se quiere reformar, si se dan las condiciones para ello y si existe consenso. Si no «no perdemos el tiempo». «Hay que afirmar el valor de la Constitución ante los que quieren quebrar las reglas fundamentales de convivencia». El ex presidente ha asegurado que los actuales políticos catalanes » van a acabar demoliendo Cataluña».