El Fintech y la revolución de los servicios financieros en internet
La palabra Fintech es un término compuesto que viene del inglés y que sale de unir la primera sílaba de las palabras Finance y Technology, es decir, es una palabra que surge de la unión de dos y que aglutina a todas aquellas empresas de servicios financieros que utilizan la última tecnología existente para poder ofrecer productos y servicios financieros innovadores como los prestamos urgentes a través de internet.
Fintech o Financial Technology (en español Tecnología Financiera) es una nueva industria financiera que aplica la tecnología para mejorar las actividades financieras.
Por otro lado, son las nuevas aplicaciones, procesos, productos o modelos de negocios en la industria de los servicios financieros, compuestos de uno o más servicios financieros complementarios y puestos a disposición del público vía Internet como el futuro de las finanzas.
Las Fintech ofrecen herramientas tecnologías que ayudan a la realización de actos jurídicos relacionados con el dinero de forma eficiente, sencilla, y con costos razonables, que se divide en cuatro segmentos:
– Herramientas de operación y medios de pago.
– Conocimiento del Cliente y big data.
– Seguridad e identificación de personas
– Dinero Electrónico.
Las Fintech son generalmente startups expertas en nuevas tecnologías que quieren captar parte del mercado dominado por grandes empresas, que a menudo son lentas y poco innovadoras en la adopción de nuevas tecnologías.
Fintech en España
Según el Informe Fintech publicado en junio del pasado año 2015 por ASSET (Asociación Española de Financieros de Empresa), el término Fintech no es conocido por el 66,7% de los profesionales del sector.
El conocimiento teórico de lo que es Fintech y el interés por éste no implica su utilización práctica, al igual que el desconocimiento del término tampoco implica que no se utilice.
Además, el 46,2% de los profesionales de las finanzas en España utilizan algún tipo de software o producto Fintech en su empresa.
El informe detalla que para el 54,6% de los profesionales de las finanzas, la principal ventaja de la utilización de Fintech es lograr unos procesos o gestiones más eficientes para su empresa. El ahorro de tiempo (50,9%) y la inmediatez (41%) son también algunos de los motivos más habituales.
En cambio, los profesionales de las finanzas que no recurren a productos o servicios Fintech argumentan en un 51,6% que no lo hacen por no saber cómo puede ayudar a su empresa un producto de este tipo. El 38,9 % dicen no utilizar Fintech por no conocer ofertas concretas que sean interesantes o que se adapten a las necesidades de la empresa. Solamente el 4 % de los que no invierten en Fintech no lo hacen por considerarlo un gasto innecesario. El 5,5 % dice tener otros motivos.
Los avances en el sector Fintech
En el pasado año 2014, la inversión mundial en empresas Fintech se triplicó respecto al año anterior, llegando a los 12.200 millones de dólares.
Según un estudio de la empresa Accenture, una parte muy importante de estas inversiones se sitúan en Estados Unidos, pero destaca que Europa sea el mercado donde más crecen este tipo de inversiones, con un registro de un aumento de un 215% en 2014 respecto al año anterior. Esto representa unos 1,480 millones de dólares, según los últimos estudios realizados.
Las posibilidades del Fintech
La tecnología al servicio de las finanzas. Esa es la máxima de las compañías fintech, un sector en auge que está librando su particular batalla contra la banca y abriéndose hueco en el mercado español. Solo durante el pasado año el par de centenar de fintechs españolas consiguió levantar cerca de 250 millones de euros, según estimaciones de la Asociación Española de Fintech e Insurtech.
El fintech ha abierto un nuevo horizonte para los consumidores y una vía de escape para todos aquellos que han acabado desencantados con el sector bancario. Sobre todo en el terreno de la financiación y de los medios de pago. Pero vivir al margen de la banca continúa siendo sumamente complicado, básicamente porque en España únicamente los bancos (nacionales o extranjeros), las cajas de ahorro y las cooperativas de crédito pueden captar depósitos. Así que un producto tan básico como una cuenta corriente sigue monopolizado por la banca. Pero a partir de ahí, se abre un mundo de posibilidades.