Obras Completas de José Antonio Primo de Rivera. Edición del Centenario.
[…] José Antonio Primo de Rivera empezó sus primeras palabras saludando a los asistentes que, puestos en pie, frenéticamente le aclamaban, al mismo tiempo que la presidencia saludaba con los brazos en alto, en signo de acatamiento y fidelidad al Capitán de las Escuadras Azules.
Sus palabras, repletas del contenido doctrinal del programa falangista, fueron escuchadas con religioso silencio. Fustigó a las izquierdas y a las derechas, que se aprovechaban de la incultura de las masas proletarias, porque conociendo las necesidades y vicisitudes del obrero no le ayudaban a remediar su precaria situación económica más que con pequeñas y denigrantes limosnas.
A las izquierdas, que dicen defender al proletariado, las desenmascaró, diciéndoles que se aprovechaban de las necesidades y la incultura del pueblo para fines inconfesables y para el encumbramiento de sus personas, que a título de marxistas sólo ambicionaban el poder escalar los altos puestos del Estado y dar rienda suelta a sus desmedidas ambiciones de… mando.
Cuando terminó de hablar de política, tuvo un recuerdo emocionado para los caídos en defensa de los ideales salvadores de la España inmortal: los falangistas inmolados que dieron su vida gritando ¡Arriba España! Aquellas frases en que terminó su maravilloso discurso son dignas de ser esculpidas en pétreas lápidas como oración a los caídos.
¡¡¡NO IMPORTA MORIR!!! […] ¡¡¡CADA UNO EN SU TUMBA, HABRÁ UN DÍA QUE SIENTA RETEMBLAR SUS HUESOS BAJO EL PESO TRIUNFAL DE LAS LEGIONES NUEVAS!!! NO IMPORTA MORIR. ¡¡¡ARRIBA ESPAÑA!!! […]
José Antonio Primo de Rivera. Obras Completas. Edición del Centenario, página 1081. Plataforma 2003.