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España 1 – Gobierno Catalán 0

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Por Eduardo López Pascual para elmunicipio.es

Por hablar en términos futbolísticos, ahora que estamos en plena temporada, España, nuestra patria -aunque no les suene a muchos esta palabra-, ha ganado el partido en esta liguilla de encuentros no queridos pero necesarios con el Gobierno secesionista de Cataluña. Ha sido por la mínima, es cierto, pero en democracia tal como la entendemos en este tiempo, la mayoría la dan los votos, y así como en escaños las políticas del separatismo han tenido una mayoría en escaños, que les da la gobernabilidad en esa todavía región española, otra mayoría esta vez en votos directos, manifiesta que no quieren irse de la madre España. No quieren separase de España. No son independentistas.

Es verdad que se ha ganado este desigual partido ( por seguir con este ejemplo deportivo), por una pequeña diferencia de goles, votos, pero suficientes para declarar con alegría que lo hemos ganado. Y eso a pesar de los innumerables obstáculos que el equipo nacional ha encontrado en la cancha catalana, como lo han sido la prensa sumisa al “president” Más y sus subvenciones; a la pobre información de las televisiones públicas con su único mensaje secesionista, con una hinchada coactiva y escarchera; con una población en gran medida adoctrinada desde la escuela y la Iglesia- Obispo de Solsona incluído-, y en fin, con un ambiente como dirían los toreros verdaderamente amedrentador y vocinglero cuando no amenazante.

Pues bien, a pesar de todas esas agravantes, y aun haciendo una piña extraña y no natural formada por partidos tan opuestos como la derecha de Convergencia, los izquierdistas de ERC, o los comunistas de Romeva, lo cierto es que esa lista de “Junts pel sí”, ( perdón si lo escribo mal), no han logrado su principal objetivo, que era la mayoría en votos para presentarlo como el triunfo de un plebiscito a la independencia. Ni más ni menos que un fracaso, porque seamos objetivos, el número de escaños ya lo tenían anteriormente. Ha sido no conseguir la mayoría en votos, lo que les ha supuesto una derrota, 48 %, por un 52% que, aunque como decía anteriormente es pequeña la diferencia, es explícitamente clarificadora de la voluntad de los catalanes.

Sin embargo, debo de ser consecuente con la realidad de mi país, y observar que estamos ante un solo partido, que hemos ganado por la mínima, y que por sino de los tiempos, tendremos que soportar varios más aunque no lo queramos. El empecinado catalanista no va a dejar de desafiarnos a otros partidos, que de manera inequívoca, debe de convocar a todos los españoles con gobiernos de uno y otro lado del espectro político, a prestarnos a jugar y ganarlo con todas las fuerzas físicas y mentales capaces de procurar la victoria definitiva. Esto, requiere desde el principio, desde ya, una completa unificación de esfuerzos, una decidida voluntad de proteger la ley y la Constitución, desde sus artículos 1,2, y 11 hasta el 155 si fuera necesario. Y otra cosa tan importante, proteger con la asistencia legal precisa a todos los catalanes que han demostrado con su voto, su identificación con la patria común que es España-

Hemos ganado, sí. Pero por un discreto 1 a 0. Hagamos que este partido sea el preludio de una victoria legal, democrática y por qué no, también de sentimientos; definitiva. Así que manos a la obra, empecemos por recuperar en el alma de los catalanes todas las esencias del ser español, llevar a las escuelas por deber, el enseñar la verdadera historia común, el conocimiento de la realidad geográfica y étnicas de España, la vuelta a la formulación bilingue – que no se trata de excluir nada-,- de la documentación oficial emanada desde Cataluña, estar presente en todas las instituciones a nivel de cooperación, la revisión de las televisiones públicas con un singular acuerdo de no aceptar una programación de ruptura o, naturalmente, sancionar los actos denigrantes hacia símbolos e instituciones oficiales del Estado.

Esto sería como un entrenamiento, porque el equipo contrario ya viene ensayando estrategias de juego sucio y ruín, con tal de llevarse el partido de la independencia a su lado. Y en este asunto ya es hora de que marchemos a la cabeza de la restitución del seny catalán al terreno del que nunca debería de salir. Veremos cómo empieza este entrenamiento, porque ya mismo, la justicia ha citado a los instigadores de esta deriva separatista, de este mal partido, Mas el primero, a responder de su soberbia y de su aparente impunidad. Pues bien, de este primer ensayo, después de la comprometida jornada electoral, depende el final de esa liguilla que apuntaba al comienzo de este breve comentario. De su resultado aprenderemos mucho, y si no hay un buen árbitro, una sentencia firme, quizá habría que tomar otros caminos, todos democráticos- por supuesto, pero en la calle. Todavía hay quienes a costa de jugar a la política se mantienen en una clase de “dejarlo estar” me niego a usar palabras anglosajonas-, que hablan aun de singularidades, de diálogos, de reconocimiento a cual más incoherente. Seamos españoles y juguemos todos a descolocar al adversario, que lo es, ese por ahora, derrotado equipo. Ahora bien, ¿ estaremos los falangistas a la altura de las circunstancias?.

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