EL GRAN DEBATE: HACIA UNA NUEVA FALANGE ¿DESCAMISADA?
Por Juan Manuel Cepeda
En primer lugar creo obligado aclarar, en contra del criterio de otros camaradas, que la Falange no es una forma de pensamiento ni una ideología, la Falange fue el instrumento (partido político) creado por José Antonio y otros fundadores, como herramienta articuladora de la ideología NACIONAL SINDICALISTA. Por eso en mi anterior artículo afirmaba que con la muerte de Jose Antonio murió la Falange, unicamente como instrumento político, pero en ningún caso murió la idea.
El debate estratégico, que podemos denominar «de los símbolos», ya se inició durante el franquismo, cuando camaradas como Narciso Perales, Luis Gonzalez Vicent, Ceferino Maestu y otros, entendieron que para la subsistencia del ideario nacional sindicalista había que desechar toda la simbología (nombre, uniforme, banderas, himnos, etc) y procedieron a fundar grupos de ideología azul, desprovistos de todo símbolo (FNAL, FSR).
Del núcleo primitivo de aquellos grupos de «falangistas sin Falange», nació en la transición la Fe de las Jons (Autentica), que como vemos, volvió a recuperar el nombre y la practica totalidad de la simbología de la Falange de Jose Antonio, siendo el partido azul que mas simpatía y aceptación electoral logró conseguir, en gran parte por su no aceptación del régimen franquista entonces ya fenecido.
En la actualidad se plantea el mismo debate estratégico sobre la conveniencia o no de utilizar la simbología primitiva en un nuevo proyecto político, y como no podía ser de otra forma, siguen existiendo dos claras posturas, una que reivindica la aceptación y utilización plena de toda la simbología y parafernalia de los años 30 del pasado siglo, y otra alternativa que cree mas conveniente que en el siglo XXI se deseche totalmente dicha simbología.
La estrategia a seguir en un futuro será fundamental para los planteamientos de una NUEVA FALANGE.
Y por ello, no podemos olvidar que la Falange de Jose Antonio, al igual que la mayoría de los partidos políticos de la República, adoptaron una serie de símbolos (camisa, bandera, himno,etc), que en aquel entonces identificaba una idea con una forma simbólica de actuar en política (igualmente la mayoría de los partidos políticos de entonces contaban con milicias, grupos de asalto, etc).
Es decir, la estrategia y los símbolos adoptados por la Falange primitiva eran plenamente acordes con la realidad política de aquellos tiempos, pero claramente la realidad ha variado ostensiblemente en nuestros días, y si a eso le sumamos que para una gran mayoría del pueblo español, la camisa azul, el «cara al sol», nuestra bandera y demás símbolos son símbolos puramente franquistas y que recuerdan a la etapa de la dictadura, la conveniencia de seguir utilizándolos, como mínimo es mas que dudosa.
Pero también una nueva Falange, desprovista de toda simbología, crea el problema (mas artificial que verdadero) de que parte de los que hoy se consideran falangistas, consideran esa falta de simbología como una traición a Jose Antonio y a los postulados originales.
Creo particularmente que este antiguo debate debe ser superado cuanto antes en base a una afirmación clara y contundente, aunque nos pueda resultar dolorosa, la Falange entendida como instrumento político de los años 30 del siglo pasado (con toda su simbología) murió con Jose Antonio y la enterró Franco con el Decreto de Unificación, y no podemos resucitarla.
La ideología nacional sindicalista , proyectada por Jose Antonio, Ramiro y otros ideólogos, sigue totalmente viva y a la espera de desarrollarla por nosotros, y llevarla a la practica en un proyecto nuevo, en el que la lucha por la República Sindical (instrumento que garantice la unidad de España), y contra el capitalismo financiero sean nuestros principales objetivos, manteniendo una «rivalidad revolucionaria», con la izquierda española en la consecución de dichos fines.
El debate sigue abierto, pero debemos cerrarlo cuanto antes, para ponernos a trabajar en lo que realmente importa, luchar por una España nueva vertebrada en una sociedad de HOMBRES LIBRES.
Bien pensado
En las páginas de elmunicipio.es, aparece un artículo de Juan Manuel Cepeda sobre la conveniencia de abrir un debate acerca de los símbolos e himnos de la Falange. Pues bien, además de que hay partidos falangistas como Falange Auténtica (FA) que ya guardó sus camisas en lugar seguro, y que nunca aceptó parafernalias de corte militarista, y mucho menos ha utilizado un lenguaje de ordeno y mando, eliminando palabras como Jefe o a tus órdenes, o suprimiendo una uniformidad innecesaria, hay muchos falangistas -como el que esto escribe-, herederos de aquella Falange Española de los JONS Auténtica, que entendemos este debate superado por la realidad de la situación política de un tiempo para acá.
En este sentido, quiero exponer mi opinión que como siempre no pretende sentar cátedra de nada, y si una convicción personal, que podría salvar esa aparente dicotomía que señala Cepeda de quien no tengo duda alguna de su lealtad a tenor de sus orígenes familiares.
No hay que ser iconoclastas ni en estos momentos de evidente dificultad política. De manera que aun defendiendo la necesidad de desprenderse de algunas mochilas indeseadas, fuera del tiempo y del lugar, como la uniformidad- camisas azules,- formaciones, -no hablo de correajes, botas, y otras miserias políticas porque ya están muy fuera de todos nosotros. Pero sin embargo, creo que nuestro Partido no tiene por qué perder sus señas de identidad, como la bandera o el himno, e incluso la palabra camarada, que los otros aun se llaman compañeros.
Y esto razonado desde la visión diaria y persistente de otras formaciones que cambian de logotipo pero no de vocabulario; que modifican sus eslóganes pero mantienen sus estereotipos sin mota de vergüenza alguna, y menos aún de arrepentimiento, y ejemplos claros los tenemos en el Partido Comunista de España que aun diluido en una almagama federativa (izquierda Unida), sostiene con orgullo su “Internacional” o sus puños en alto, y por supuesto su nombre, sabiendo como es así, que su historia es más negra que las alas de un cuervo. Y todavía más, el PCE continúa con su Hoz y Martillo, y ahí permanece en sus banderolas. Los socialistas, por su parte, también con una historia muy mejorable y a veces cruel, es verdad que enarbolan pancartas diferentes, su bandera, como la de sus primos marxistas, sigue siendo roja. Y que se sepa el PSOE mima su nombre y canta la internacional. Se llama así y no de otra forma.
De manera que me pregunto por qué, Falange, tiene que renunciar a su nombre, a su himno y bandera- bien que eliminemos notas accidentales tan deterioradas como la camisa, las tradicionales torpezas tipo milicias, y otros tics muy negativos, pero aunque es verdad que algunas consignas quedan lejos de la comprensión en el tiempo de hoy, lo cierto es que los experimentos con otras denominaciones –FENAL, ARS, Círculos, etc., no dieron un resultado digno de tenerse en cuenta. Seamos leales a un nombre que significa política ideología, ideales, principios y que no tiene porqué desaparecer cuando lo que hay que barrer es todo cuanto devalúa y denigra su historia. Así que de acuerdo con que debatamos la Falange descamisada, obsoleta, pero no la Falange política. Eso sí, con todas las garantías de un debate honesto y respetuoso. Personalmente hace años que decidí ser un falangista de hoy, sin nostalgias inútiles, pero fiel a sus señas más intemporales.
Porque no os vais a Podemos, PSOE, IU o cualquier otra formación socialdemocrata burguesa los «Falangistas Autenticos»? . Tenéis el reloj parado en la transición, transición por cierto en la que fracasasteis estrepitosamente.
Básicamente estoy de acuerdo con el sr. Juan Manuel Cepeda. Esa mutación se tenía que haber producido hace varias décadas. Yo mismo propuse en su momento en varios foros, en vida de Márquez Horrillo, que el nombre de FE de las JONS pasara a ser patrimonio (bajo siete llaves) de la Fundación «José Antonio» y empezar a trabajar bajo otra cáscara aunque con la misma molla. Las razones son tan aplastantemente obvias que no voy a reproducir lo que el sr. Cepeda apunta con toda lógica.
Lo que realmente me temo es que, con la inaplazable urgencia de un Frente Nacional, Bloque Social y Nacional o como puñetas quiera llamarse la «cosa» que tiene que nacer (sí o sí y cuanto antes mejor), las cosas se hagan, aparte de tarde, mal.
Acabo de ir a votar hace escasamente una hora con la sensación de que mañana, cuando marque el despertador las 6:30 me voy a volver a topar por enésima vez con el puto día de la marmota. Por favor, todos los NOTABLES del falangismo de hogaño que se pongan a trabajar ya por la unidad de los falangistas y, al día siguiente y sin mayores dilaciones, por vertebrar el Frente Nacional, Bloque Social y Nacional o como puñetas quiera llamarse la «cosa».