Inicio Opinión Invitada FANTASMAS CONTRA LA DEMOCRACIA

FANTASMAS CONTRA LA DEMOCRACIA

2

democracia
Colabora con el periódico digital El Municipio con un donativo para seguir informando con un periodismo combativo en libertad
Pincha en el boton Donar. Muchas gracias por tu ayuda y colaboración.

Por Pedro Conde Soladana para elmunicipio.es

Es posible que la política sea uno de esos campos donde la acción intelectual sufra los mayores chascos, cuando aquélla se concibe como acto de servicio a la comunidad, al pueblo, a la nación. Desde la misma definición que se ha dado de ella como “arte de lo posible”, debería entenderse como la búsqueda de las mejores soluciones en beneficio, y en cada momento, del bien general de la ciudadanía. La práctica de la misma es, sin embargo, más pedestre, más vulgar y, por desdicha para todos, abundantemente inculta en el sistema que debería ser el más exigente con su calidad: la democracia.

Como todas las cosas, tiene su explicación. También en ésta, la democracia, que resulta sumamente dañada en su elevado concepto teórico como sistema político concebido para la igualdad, la libertad y dicha de los ciudadanos. Como siempre, esa explicación está en la condición humana, tendente en sus bajos instintos al egoísmo y al predominio de cada uno sobre los demás. Una democracia sin bridas puede acabar como un caballo desbocado. Todos sabemos cuáles son el elemento real de comparación con el empleado en la metáfora anterior: las bridas de la democracia son la Leyes. Sin éstas, este sistema concebido para la convivencia y la libertad de todos puede convertirse en un “totum revolutum”, en el que el orden social desaparece para convertirse en un gallinero, multitudinario en gallinas y con cuatro o más gallos buscando una pelea a muerte. No encuentro ejemplo más cercano para ilustrar lo anterior que la España actual. No puedo detenerme a matizar ahora los colores varios que se ven en el género gallina ni el tipo de cresta que lucen los gallos matones. Bueno, dicho sea en honor de la verdad, a algunos de éstos no se les ve ni la cresta, sólo aparentan ser gallos.

Por todo ello, a la democracia como sistema tiene que acompañarla otra especie de procedimiento mecánico sobre el que se asiente y articule, el Estado de Derecho, que a su vez se estructure en piezas perfectamente ensambladas, como son sus tres poderes: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. Cualquiera de estos tres mecanismos que resulte debilitado en el montaje de la maquinaria del Estado, dará como resultado y efecto la descompensación de la máquina y a medio o largo plazo la desintegración de la propia máquina, es decir, y dejando imágenes y metáforas, la destrucción del Estado y el asolamiento, en el sentido de dejar a la nación sobre la que se sustenta todo como un solar. Lo siento, cómo no lo voy a sentir si es mi Patria, no encuentro otro ejemplo más cercano para ejemplificar lo anterior que el de la España actual.

Pues ha ocurrido. En la estructuración de los tres poderes antes mencionados, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, los encargados del montaje de esa maquinaria estatal, los políticos, han dejado las tuercas del último, el Judicial, poco apretadas, con intención manifiesta, de atorar, de obstruir su mecanismo para que no pudiera seguir con el ritmo de sus engranajes a la par de los otros dos. Es decir, digámoslo sin melindres ni escrúpulos, los políticos de esta democracia le han hecho trampa como sistema de libertad, igualdad y justicia para todos. Esta democracia es una falacia, un chanchullo, un camelo. Los indeseables efectos que ello ha venido creando están a la vista: populismo, demagogia, discursos “cantinfleros”, partidos como instituciones jerarquizadas de lameculos, los inextinguibles y siempre presentes pescadores de río revuelto, los amorales o inmorales apostadores a caballo ganador… En fin, una clase política a la que los principios éticos le vienen a caer, en general, tan distante como le cae al prostíbulo la honra.

Por todo ello, cuando la ciudadanía, después de años de engaños e incumplimientos de programas y promesas, de votos fallidos a favor de quien le parece el más afín a sus ideas y valores, comprueba cómo los hechos y actuaciones de su votado y elegido en las urnas llegan a ser lo contrario a lo prometido, comienza a retirarle la confianza, deja de votarle por su descarada indecencia personal y política y le manda un mensaje de alejamiento y desprecio. Lo lógico sería que el tal o tales políticos aceptaran el mensaje, lo interpretaran y, finalmente, cambiaran de rumbo. Pues no y ahí demuestran una vez más su mala calidad como hombres públicos, como políticos, como servidores de la nación. Y ya que hablamos de nación, a tal extremo de torpeza y desprecio de los principios de la política llegan estos individuos que hasta el fundamento de todos ellos, esa nación y su unidad, lo ponen al borde del precipicio. Y además de mostrar su bajeza moral, exhiben un desprecio como de clase superior contra el ciudadano de a pie. Y en vez de irse para casa o al ostracismo voluntario, recurren a fantasmas con los que doblegar la voluntad de esa parte de la ciudadanía que consideran suya por afinidades políticas y de credo. Uno de esos fantasmas más recurrente para estos políticos de medio pelo o con pelo de dehesa, es el miedo. ¡Qué viene el lobo! Y, efectivamente, viene el lobo; pero resulta que todos los ecos y voces de que viene el lobo te orientan a que éste ha sido alimentado por la carroña del partido que mete miedo con el lobo. Pero ¡si el lobo no es un animal carroñero! Pues no; pero esta es la falaz aplicación que hacen los malos y corruptos políticos con esa noble frase de la política como “arte de lo posible”, utilizar el miedo al lobo para sus menguadas posibilidades. El Partido Popular que de su mayoría absoluta en el año 2011 ha perdido en cuatro años sesenta y tantos diputados, es hoy el ejemplo palmario del uso de fantasmas en política. Los fantasmas de la alarma y el sobresalto. El miedo al lobo “urnero”. Y, claro que es para asustarse, el tal lobo, PODEMOS, que en aquel 2011 no era nada ni nadie, en ese tiempo ha llegado a recibir cinco millones de votos. Cuentan los analistas, al respecto, que para hacer grande al tal lobo el Partido Popular le ha puesto a su servicio dos emisoras de televisión, la Cuatro y la Sexta. Todos los indicios apuntan a que es verdad.

Qué malparada queda la democracia cuando los partidos emplean para engordar su cartera de votos, fantasmas como ese miedo o la calumnia contra el adversario; en definitiva eso que se llama con expresión popular navajeo político.

Siempre se ha dicho que el que juega con fuego acaba quemándose. Como puede pasar que el que le hace carantoñas a un lobo pueda morir de una dentellada.

Llegado aquí, yo me pregunto, por fijarme solamente en el partido que gobierna, ¿puede, hoy, el Partido Popular, en su estado de descomposición actual, sostenido sólo por el ocasional poder que le da la gobernanza del país, defenderse de la dentellada que ha provocado? Otra cosa es que el lobo es menos lobo de lo que se cree. El simple garrotazo de un buen pastor acabaría con él en el acto. Yo ya sólo confío en un buen pastor.

Pedro Conde Soladana

Colabora con el periódico digital El Municipio con un donativo para seguir informando con un periodismo combativo en libertad
Pincha en el boton Donar. Muchas gracias por tu ayuda y colaboración.

2 COMENTARIOS

  1. Efectivamente, a esta democracia, como dice el vulgo, y por tanto, con frase vulgar, los políticos la traen «como a puta por rastrojo».

  2. Ya tienen que ser pobres de mente, pobres de espíritu, pobres de ánimo, pobres de todo, estos políticos y sus organizaciones, para recurrir a fantasmas como el miedo y otro bajos recursos e instintos con el fin de recadar votos. Todo menos acudir a principios, conductas ejemplares y proyectos y objetivos comunes, nacionales, que deben ser los cimientos de la POLÍTICA, con mayúsculas. Con lo que el instrumento común para confrontar ideas y fines nobles que es la democracia, queda desacreditado por el desprecio general de una gran parte de la ciudadanía. Sin que ese instrumento, la democracia, tenga ninguna culpa.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí