La tan esperada sentencia del caso Noos ya ha sido dictada y publicada. Y nos la esperábamos, por desgracia. Este caso, en el que se juzgaba de qué manera el Duque de Palma y la Infanta Cristina habían estafado dinero público de todos los españoles para llenar sus bolsillos ha estado plagado de favoritismos desde su comienzo. Las reticencias del aparato judicial para encausar a los dos delincuentes y sus cómplices, la alineación del fiscal con la defensa, y el acoso de la prensa liberal vomitivamente monárquica (esos que justifican el crimen con tal de no atacar a la institución) hacia el magistrado, han hecho de este caso un espectáculo bochornoso internacionalmente para un país como España.
La sentencia ha ido en la misma línea: presiones y filtraciones. Se sacrifica al ciudadano Urdangarín en favor de la princesa, que absuelta, recibe apenas un tirón de orejas. Su ineptitud (ella misma dijo que no sabía leer cuentas pese a su formación universitaria y a trabajar en la Caixa) y la defensa que hizo de ellos nada menos que el separatista Miquel Roca, son motivos suficientes para mandar a galeras a toda la Casa Real. El dinero sigue sin ser devuelto a los españoles, a quienes en cambio se han subido los tributos.
España necesita urgentemente salir de la re-resturación impuesta en 1975, y coger el tren de la república. Un tren moderno, en el que no haga falta ningún Robin Hood, porque todos los ciudadanos serán iguales ante la ley.
Información ofrecida por Falange Española de las JONS