Por Eduardo López Pascual para elmunicipio.es
Ahora, cuando en algunos países, algunos muy cercanos, se aventura la posibilidad de que partidos o movimientos considerados de extrema derecha, aunque esto sea bastante relativo pero que así es como se contemplan, caso Frente Nacional Francés, Alternativa Alemana, Amanecer dorado, etc., puedan tocar poder a nivel estatal porque hay ejemplos en que sí han llegado a tener responsabilidad regional, hay gentes que tratan de ver en Falange Española algunos signos de correspondencia doctrinal o meramente circunstancial, hasta el punto de que hay quienes sostienen ciertas similitudes e incluso añoran una especie de “entente” política.
Es por eso que, sospechando que se pudiera hacer alguna campaña a favor de estas tesis, los falangistas -cualesquiera que sean sus siglas si se proclaman falangistas-, tienen, deberían, de dar un comunicado urgente, riguroso, definitivo, de su absoluta incompatibilidad con esos grupos que, a mi criterio, en nada se asemejan, se parecen, o se asimila, al ideal nacional-sindicalista, al mensaje joseantoniano. No hace falta repetir aquí los elementos doctrinales y prácticos que nos separan de ellos, pero no solo a nivel dialéctico, sino en pura praxis falangista.
Proclamar nuestra completa separación de las proclamas antieuropeas, discriminativas en personas y culturas, antidemocráticas, es una obligación que tienen las directivas de los partidos con origen falangista. No se puede, creo, permanecer a lo que venga, sin decir claramente que nada nos une, sino al contrario, con formaciones políticas que quieren dinamitar el sistema que democráticamente nos hemos dado, aun con las imperfecciones que podamos sufrir. Pero como ya dijo nuestro fundador, en 1931, la aspiración de toda sociedad es la de una vida apacible y democrática. (dicho esto sin literalidad). Y es que el silencio, a veces contribuye a la evaporación de nuestra esencialidad.
Los falangistas debemos tomar necesariamente la decisión de denunciar cualquier intento de asociarnos a esas fuerzas extremistas -Somos europeos, somos democráticos- aunque queramos perfeccionar sus posibles fallos-, somos integradores, somos humanistas. Falange Española no puede caminar junto a quienes no creen en estos postulados.
Ultraderecha? Son Nueva Derecha aunque eso sí derecha al fin y al cabo. Democracia? Actúan respetando las Legislaciones vigentes en sus países y tienen más democracia interna que las falanges que usted apoya. Se le ha parado el reloj en la transición y los argumentos que empleaba para desmarcarse de la ultraderecha de aquellos años no le sirven ahora con la Nueva Derecha. Tampoco son Nacional-Sindicalistas sus propuestas sino una suerte de socialdemocracia cristiana tan de derechas como esta Nueva Derecha pero con muchísimo menos éxito y poder de convocatoria. Naturalmente la envidia es muy mala.