José María Cano: «Vivimos una época tan blandita que se están amariconando hasta los gays»
En un antiguo arsenal de Birgu, en el Gran Puerto de Malta, José María Cano canta ópera: el aria ‘Che gelida manina’, de ‘La bohème’. Y lo hace con un registro de tenor totalmente inesperado en alguien que durante mucho tiempo ha preferido no alzar la voz, ni siquiera para la música que él componía. Pero ahí está, en su palacio-estudio del siglo XVII, como un Cavaradossi que canta y pinta a la vez. Reconvertido en artista plástico desde hace tiempo, Cano vive en Malta alejado de los ecos de Mecano, el grupo con el que cosechó un éxito abrumador en los 80. Detrás de aquel brillo de los discos de platino había una historia de tensiones creativas con su hermano Nacho y con Ana Torroja que le hicieron abandonar la mayor máquina de hacer dinero de la industria discográfica española. El nacimiento de su hijo Dani, al que diagnosticaron autismo con pocos años, y la polémica que rodeó al estreno de su ópera ‘Luna’ en 1998 le alejaron definitivamente de la música.
El Mundo // «España es la primera potencia mundial en lo de tergiversar la historia en su propio detrimento… Y su mayor pecado es la inconsecuencia»
Entonces se convirtió en uno de los artistas españoles más cotizados, gracias a series de cuadros periodísticos como la que le dedicó a las personas más ricas del mundo. Compró en Londres la casa donde J. M. Barrie escribió ‘Peter Pan’, luego el arsenal maltés y, poco a poco, fue refugiándose en sus pinturas. Ahora, recién entrado en los 60 (los ha cumplido este jueves) y recuperado de una hemopatía, decide romper su silencio para hablar del final de Mecano, de España, de Cataluña, de la reedición de ‘Luna’ y de la reciente polémica en ‘Operación Triunfo’ a cuento del uso de la expresión «mariconez». Una larga conversación de 14 horas entre demostraciones de fa sostenidos y paseos por murallas centenarias, en la que asegura será su última entrevista «en al menos 10 años».
Qué le parece el ‘eterno retorno’ de España a la Guerra Civil?
Amor más allá de la muerte. Nos resistimos como gatos panza arriba a saber lo que realmente pasó en la Guerra Civil, porque no nos gusta el final. «Huir el rostro al claro desengaño», que decía el soneto 126. Y por ende, queremos reactivarla como sea. A ver si esta vez conseguimos cambiarle el final. No sé si es buena idea. Además de una desconsideración a los muertos de ambos bandos. Que sólo encontrarían alguna justificación remota a la sinrazón de su muerte en la paz posterior. Y en cualquier caso, puestos a cambiar, aparte del final habría que cambiarle el principio. Yo nací a finales de la década de los 50. Al principio, todavía hubo cartillas de racionamiento. 20 años de hambre es mucha hambre. En los 60 éramos el país que más crecía del mundo después de Japón y en los 70 entramos por primera vez entre las 10 primeras economías del mundo. Lugar que ya no ocupamos. Eso lo consiguieron los españoles alejándose con determinación de su vergonzante guerra civil y, sobre todo, de los vergonzantes ánimos y sucesos que la desencadenaron. Después llegó la transición y nos seguimos alejando de la guerra y seguimos creciendo. Había política. Tanta como ahora o más. Pero también había un proyecto común y un avenimiento razonable. No nos olvidemos de que la democracia la conformaron los políticos franquistas. Suárez había sido vicesecretario general del Movimiento. Luego Felipe González democratizó la historia de su partido renunciando al término «marxista». Que no fue sino también una forma de apartarse de la guerra y los postulados de dictadura del proletariado con los que el PSOE zarandeó a la República. Su mandato además le aclaró a la historia de España que izquierda no tenía por qué ser sinónimo de inestabilidad. Más tarde apareció Aznar hablando positivamente de Azaña. Digamos que los políticos se apañaban para atender a su parroquia molestando lo imprescindible a la de enfrente. Por encima de sus colores, eran presidentes de su país.
José María habla de España desde la distancia y consciente del recelo que provoca su residencia fiscal en Malta. En noviembre de 2017 una investigación periodística informó de que tenía una sociedad aquí para gestionar sus negocios artísticos. Nada de ello le supone un obstáculo para hacer sus diagnósticos…-Entonces… llegó Zapatero. Le dijo a Iñaki Gabilondo: «Nos conviene que haya tensión», y puso en marcha la Guerra Civil II, a la que llamó «memoria histórica». También puso en marcha un Plan E, al que llamó simplemente «Plan E». A la crisis, en cambio, la llamó «desaceleración transitoria». Un lince con los nombres. Un Crátilo de nuestro tiempo. Y se cargó él solito en dos mandatos todo lo que tanto esfuerzo y tantos años había costado construir. Eso sí, consiguió toda la tensión que, según él, nos convenía. Ahora creo que está apaciguando Venezuela… Le siguió Rajoy. Mucho más relajado. Dejó seguir la Guerra Civil II porque no iba con él. Pensó eso que dicen los mexicanos: de 100 problemas que tienes, 10 son por pendejo y 90 por ‘metiche’. Así que se fumó unos puros, se tomó unos güisquis y se fue a Santa Pola.
«Zapatero, cuando le dijo a Iñaki Gabilondo ‘nos conviene que haya tensión’, puso en marcha la Guerra Civil II, a la que llamó Memoria Histórica»
¿Y después?
Lo de después está ‘sub iudice’.
¿Cuál es el mayor pecado de España?
Diría que la inconsecuencia. Criticamos con animosidad exacerbada cosas que a la vez practicamos con fruición. Defender una cosa y hacer la contraria. A esa falta de lógica hay que sumar que España es la primera potencia mundial en lo de tergiversar la historia en su propio detrimento.
¿Cómo ve lo que sucede en Cataluña?
Hablamos de que el pecado español es la incoherencia… En eso los catalanistas son más españoles que los españoles. Se llevan todas las palmas. Son los más españoles de España. Qué pena que no fuese deporte olímpico en el 92.
¿Y el papel de la derecha y la izquierda en todo ese jaleo?
En el fondo, este momento no deja de ser la revancha de la derecha catalana: los tataranietos de los señores feudales que perdieron la Guerra de los Remensas contra los campesinos catalanes para incorporarse sólidamente al reino de Aragón han sofronizado intelectualmente a su vasallaje para que les haga el caldo gordo. Cataluña es el único lugar en Europa occidental donde la derecha consigue manipular a la izquierda. ¿Ser de izquierdas e independentista? A ver cómo se come eso. El supremacismo en aras de la igualdad. Es como venderte un balón de fútbol que mide 70 centímetros y pone Nivea…
En la última edición de ‘Operación Triunfo’, una concursante pidió cambiar una palabra de la canción Quédate en Madrid, compuesta por José María en 1988. Donde decía «mariconez», ella pedía cantar «estupidez». La negativa del autor al cambio provocó un debate sobre censura y libertad de expresión en la música que aún colea. También sirvió para medir la vigencia de la música del grupo.
¿Cómo definiría lo que rodeó el final de Mecano?
¡Uffff! Que sepa que sería la primera vez que contestaría a esta pregunta. No me hace feliz hurgar en el pasado. Han pasado más de 20 años.
Hace un tiempo, TVE programó un documental sobre la historia del grupo. Había varias versiones. Da la sensación de que la verdadera historia sólo la supiese usted.
Sí, lo he visto ‘online’. Había muchas y variadas opiniones sobre lo que ocurrió. Ana hablaba de mí sin acritud, lo cual me alegró. Me sorprendió, porque hasta ahora nunca había sido así. Se lo agradezco de corazón. El programa en sí se notaba que intentaba ser ecuánime y respetuoso con la historia del grupo. El argumento recidivante era que Nacho y yo estábamos en permanente competición artística y personal y que Ana tenía un papel apaciguador y equidistante. Ninguna de esas cosas es cierta. Si lo hubieran sido, probablemente aún seguiríamos haciendo música juntos.
Casi todos los relatos apuntaban en ese sentido.
Como verdad aparente es inmejorable. El argumento de un partido de tenis con juez de silla incluido.Pero la pertinaz realidad del día a día era muy otra. Mis antiguos compañeros están llenos de virtudes. Ambos son trabajadores y luchadores aunque sus personalidades se parecen poco. Ana, por ejemplo, es muy discreta. Nacho, menos. Pero sus gustos estéticos son muy muy parecidos. Escuche las canciones que Ana canta en solitario. Verá que tienen la misma orientación que las que Nacho componía para ella en Mecano. Sus gustos y los míos cada vez estaban más distantes. Lo que escuchaban, leían, pensaban… Lo que opinaban en las entrevistas. Fuimos pasando de distintos y complementarios a opuestos y difíciles de conciliar. Pero ellos dos, por lo general, estaban miméticamente de acuerdo.
¿Podría poner algún ejemplo?
Estábamos reunidos para decidir qué canciones iban a ir y en qué orden en el LP ‘Entre el cielo y el suelo’. Era importante acertar porque nuestro éxito vivía sus horas más bajas. En la reunión, aparte de nosotros tres, estaban José María Cámara, presidente de BMG, y Rosa Lagarrigue, nuestra manager. Ya habíamos acordado cosas como que el primer tema del disco y el ‘single’ iba a ser ‘Ay qué pesado’. Cámara propuso que ‘Cruz de Navajas’ abriera la cara B del LP argumentando que podría ser un buen tema para Latinoamérica. Ana y Nacho le saltaron encima como si fuera la valla de Melilla. Manifestando abiertamente que la canción no les gustaba nada. Ana ya me lo había dicho cuando estábamos grabándola. Tan así fue, que la canción quedó relegada en la cabeza de la compañía discográfica. Fue José Antonio Abellán el que la puso de moda pinchándola en su programa matinal. Ignorando el sencillo promocional de la compañía discográfica, que era ‘Ay qué pesado’. ‘Cruz de navajas’ invirtió la polaridad de nuestra trayectoria, que en ese momento estaba en caída libre, y nos abrió finalmente las puertas de Latinoamérica. Llevábamos años dándonos con ellas en las narices.
¿Qué sucedió finalmente para que usted abandonase el grupo?
Yo había estado cinco años componiendo ‘Luna’. Tenía la esperanza de que en ese tiempo las cosas hubieran cambiado. Los gustos evolucionan. No fue el caso. Ni por parte de mis compañeros ni por parte de la compañía discográfica. ‘Los piratas del amor’ fue uno de los singles de un álbum recopilatorio con algunas canciones nuevas. La canción de Mecano que menos me gusta. Hicimos un vídeo de este tema para Disney. La tuve que escuchar hasta la saciedad, con el diagnostico de Dani recientito en mi cabeza. Y lo siguiente fue mi despedida en la ceremonia de los Premios Amigo.
¿Por qué decidió decirlo públicamente durante la entrega de los Premios Amigo de 1998?
Yo nado aquí en Malta también en invierno. Si te vas a tirar al agua a 13 grados, saltas y nadas. No introduces el piececito con prudencia y miras en derredor a la espera de comentarios de aprobación. Imagínate lo que suponía Mecano económicamente entonces, y los muchos cientos de personas que dependían de nosotros. Incluso yo mismo saltando literalmente al vacío. De hecho, la bofetada fue proporcional al calibre del salto. Es cierto que no perdí la ilusión, pero no es menos cierto que tardé muchos años en volver a levantar la cabeza. Cuando haces lo que debes, y lo que debes hacer es incómodo, el destino es lo único que se pone de tu lado. Así que hazlo sin avisar. El que avisa no es traidor, pero es gilipollas, que es peor. Refranero 2019.
Da la impresión de que no fue tanto una cuestión de voluntad.
Hay distintas formas de ver la vida. Dios existe para los que creen en él y no existe para los que no creen en él. De modo que ambos están en lo cierto respecto de su experiencia. Fue cuando comencé a entender mi vida de forma providencial cuando le salieron las patas providenciales. Si intuyo que hay que echarse a andar otra vez, así lo hago. Entre otras cosas, porque si no lo hago se me acaba cayendo el techo en la coronilla por sólido que parezca. De forma que los riesgos que parece que he corrido son sólo aparentes. No basta con fe. Hay que currárselo a lo grande. Eso es tan viejo como cierto. Me han regalado poco. Cuando lo que había delante era una pared, me echaba la mano al fondo del bolsillo y ¿qué cree que encontraba? Un palillo. Pero yo mismo me decía: ‘¡Joder qué bien! ¡Una pértiga! Sólo hay que plantarla y regarla’. Todos los días de mi grifo, el del vecino, en un charco o de la lluvia en última instancia, encontré el agua necesaria. Ese fue el verdadero milagro.
¿Volverá Mecano?
No lo sé. Cosas como Ana hablando con cariño de nuestro pasado ayudan. Lo contrario no ayuda. Me marché sin tener dónde ir precisamente para despedirme del mal rollo. Mal volvería, ahora que sí tengo dónde ir, si me andan ladrando. Prefiero no especular sobre el futuro. Vivir sin deseos ni miedo. Lo que tenga que ser irá siendo. Tener deseos es sentarse encima de la vida. Tener miedo es sentarse debajo. Así que estamos más guapos de pie y agarrados de su mano. Una vez alguien me dedicó un libro con esta frase. «Recuerda: nada te será dado que no puedas manejar. Sigue tu camino trazado, no importa dónde te lleve, porque allí estarás bien». Y así ha sido. Mire usted a su alrededor y dígame si le parece que aquí se esté mal. Aquí estoy rodeado de mar en el que puedo nadar aunque esté picado, porque las corrientes no te sacan del Gran Puerto de Malta.
¿Cómo definiría el revuelo en torno a la palabra «mariconez» en aquel ‘reality’ televisivo?
Como bienquedismo politicorrecto. Aquellas juventudes de la OT abucheando a Ana Torroja en defensa de los gays. No te lo pierdas. En el Madrid del siglo XXI. Que se corta la Castellana para celebrar el Orgullo Gay. Y viene gente de todo el mundo. En defensa de los gays abuchean nada menos que a Ana. Que con 19 años ya cantaba: «No soy ni hombre ni mujer, sólo soy una persona». Que dudo que haya nadie que haya salido más veces en la revista ‘Shangay’. En el 2018 que los gays se casan, adoptan hijos y veranean con el marido en Sancti Petri. Y el único peligro que corren es que los visiten los suegros. Y no contentos con eso, como colofón a su valerosa hazaña, las ‘juventudes de la OT’ cerraron el programa clamando: «¡Estupidez, estupidez!». Unísonos como una sola garganta: «¡Estupidez, estupidez!» . Suplicantes. Como el pueblo judío imploraba el maná en el desierto. Ya te digo… como si hubiera poca estupidez y hubiera que pedir más a voces. La gente… es que ya no se conforma con nada. Todo les parece poco. Hasta su propia estupidez. ¿Y los gays? Menos algunas muy destacadas y valerosas excepciones, la mayoría callados o comprensivos con los ‘ninis’. Resulta que los gays se jalean en la carrera de tacones de la calle Pelayo gritando «maricón el último», que a mis amigos gays no se les cae la palabra «mariquita» o «maricón» de la boca, y en cambio una canción de Mecano no puede decir: «Siempre los cariñitos me han parecido una mariconez y ahora hablo contigo en diminutivo con nombres de pastel».
¿Denuncia la descontextualizacíón de la frase?
En esa frase encima sale triunfadora la mariconez.
¿Qué piensa de la polémica?
Peor casi que el hecho en sí. A fin de cuentas, los concursantes de ‘Operación Triunfo’ lo que querían es llamar la atención para prosperar en el concurso. Como ocurrió. Pero media España debatiendo sesudamente si lo acontecido no sería un choque generacional merced a una mejora en la especie’ homo ibericus’… O poniéndome a parir porque no había permitido a aquellas almas puras sustituir «mariconez» por «estupidez». Para empezar, yo no creo que «mariconez» o «estupidez» ofendan a ningún colectivo. Y para seguir, si el proceso mental soporte del escándalo es que «mariconez» es relativo a maricón y maricón es un insulto y puede ofender al colectivo de los homosexuales, entonces, con las mismas, «estupidez» es relativo a estúpido y estúpido es un insulto que según la RAE quiere decir falto de inteligencia y ofendería a los discapacitados intelectuales. Que a todas luces son un colectivo más indefenso que los gays.
¿Por qué no dijo esto en un primer momento?
Igual que no salgo a desmentir que he sido novio de Isabel Pantoja y no la conozco personalmente. O que se ha ido oficializando que compuse ‘Hijo de la luna’ para ella en Cantora, y la hice para Mecano en Ríos Rosas, 54. Hay que dejar también a la gente que se haga un poco sus películas. Si no, terminas concursando o participando en la tertulia tú también. Y además, qué podía yo añadir tras el emotivo discurso de la profesora de canto. Esa pobre mujer, arrepentida, dando las gracias al filo de la lágrima a los concursantes por haberle mostrado la luz y haberla sacado de su error. Pensé: a ver si todavía me va a tocar a mí también darles las gracias. Yo pensando que en Mecano éramos pioneros en la defensa de los homosexuales… y va a resultar que llevamos socarronamente propagando la homofobia desde los 80.
¿Qué recuerda de aquellos años en este sentido?
Que había menos complejos que ahora. Es verdad que los complejos eran otros. Pero en cualquier caso había muchísimos menos. Recuerdo cuando íbamos Nacho y yo desde nuestra casa en Ríos Rosas hasta la Ínter, que estaba en la misma manzana en la parte opuesta. Vestidos con todo el cortinaje del salón… ¿Qué cree que nos llamaban por la calle? ¿Cree que nos gritaban «New Romantics»? ¿Cree que nos decían «Menudo par de ‘New Romantics’ estáis hechos»? Nos llamaban «maricones» con bóveda, como decía Miguel de Molina. Y nosotros nos mirábamos satisfechos, como diciendo: «Bien, bien. Éste es el camino a seguir». Eso con Tejero preparando el golpe de estado en la cafetería Kon-Tiki, que por cierto, estaba en la manzana siguiente.
Pero se puede decir que las palabras se cargan en función del que las usa…
Pues entonces nosotros tenemos todas las patentes de corso. El que los gays defiendan a los gays siempre ha estado en el menú. Pero que las niñas de 12 años del barrio de Salamanca cantasen ‘Mujer contra mujer’ en los 80 le aseguro que no lo estaba. En aquellos tiempos la palabra «maricón» para nosotros era sonido de ambiente. Se lo llamaban hasta a Ana. A mí al grito de «maricón» me tiraron un palo astillado que me machacó el dedo índice de la mano izquierda contra el mástil. Tuve que seguir dando conciertos sin poder articularlo y veía las estrellas cada vez que ponía una cejilla. Es esta cicatriz de infausto recuerdo. Pero si te digo la verdad, prefiero que me llamen maricón y me rompan un dedo a que me llamen homófobo y los gays de toda la vida, que eran legión en nuestros conciertos, se callen. Que abucheen a Ana Torroja en su nombre y los gays con un par de huevos y las lesbianas con un par de ovarios no digan ni mu. Vivimos una época tan blandita que se están amariconando hasta los gays. Las últimas víctimas que habría esperado ver cobrarse a la corrección política.
«¿De izquierdas e independentista? El supremacismo en aras de la igualdad es como vender un balón de fútbol que mide 70 centímetros y pone Nivea»
DANI, MI HIJOJosé María presentó oficialmente en sociedad a su hijo Dani durante un concierto de Maná en Madrid en 2015. Padre e hijo salieron al escenario para acompañar, al piano y voz, al grupo mexicano en una versión de ‘Cruz de navajas’.
¿Cómo se convirtió en tenor?
Mi hijo Daniel tiene cualidades singulares para la música. Aparte de tocar distintos estilos al piano y la batería, tiene oído absoluto. Es capaz de identificar varias notas tocadas a la vez por complejo que sea el acorde. Recuerda las canciones que ha escuchado en su tono. Y una desenvoltura para la lectura musical que no posee ningún otro músico que conozco. Con cinco años se sentaba en el baño con el ‘full orchestral score’ de ‘West Side Story’. Pero pasaban los años y tocaba sin expresión. Se limitaba a trasladar las notas de la partitura al piano sin musicalidad alguna. Pensé que una forma de romper esa barrera podría ser acompañar arias de ópera, y comencé a cantarlas junto a él. En las arias el cantante puede ir alterando el volumen y el tempo a su antojo durante la interpretación. Al principio era un caos. No me esperaba ni me dejaba respirar. Pero poco a poco fue aprendiendo a adecuarse a los matices. Ahora es un repertorista impecable. Yo empecé a tomar clases de canto para no hacerme daño y, a base de practicar, también fui mejorando como cantante. Al principio era barítono y me fijaba sobre todo en Bruson y Ettore Bastianini. Como a los dos años, fijándome en Fleta, que lo hace sin esfuerzo, aprendí a cubrir el fa, el fa sostenido y el sol y empecé a cantar las notas del tenor.
¿Cuál ha sido su brújula?
Abrir los ojos. Los oídos, en este caso. Soy muy observador. Escuchando a otros fuí identificando lo que fisiológicamente debía hacer. La lírica se canta con todo el cuerpo, pero al revés de como te pide el cuerpo. Y toda esa suma de incomodidades tiene que sonar natural y sentida. Es muy físico. Por eso produce tantas endorfinas en el propio. Es cierto que he empezado a la edad en la que la mayoría de los tenores paran de cantar. Pero como todas las artes, es más cuestión de ilusión que de fisiología. Sigo siendo un iluso contumaz aunque lo enmascare con perseverancia.
¿Pero sólo le interesa lo clásico?
Ciertamente no. Ni el pop. Una cosa que no creo que la gente sospeche es que lo que más escucho es rock. Cuando pinto, incluso cuando monto una exposición, siempre sintonizo de fondo la emisora de rock del país. La técnica del tenor, con algunas alteraciones, es aplicable al rock. De adolescente mi ídolo era Steve Marriott. Pero cuando ponía un disco y lo canturreaba por encima tenía que cantar media canción en falsete. Ahora tengo con voz de pecho los agudos de los cantantes de rock de antaño. A mi hijo Dani también le encanta el rock. Lo pasamos en grande cantando ‘Through the grapevine’, ‘All right now’ o ‘Hot ‘n’ nasty’.
¿Sin su hijo las cosas habrían sido diferentes para Mecano?
Puede ser. Pero es un parámetro de la ecuación. No una variable. En ningún caso siento que mi hijo haya sido una carga para mí, o que yo haya hecho cosas heroicas por él. Que haya siquiera torcido mi vida. La ha determinado, sin duda. Sin espacio para la duda, mejor dicho. Ni para el melodrama. Que además no es lo mío. Y el balance es incuestionable. Dicen que los niños vienen con un pan debajo del brazo. Los niños con necesidades especiales vienen con la fábrica de Bimbo. La vida de su mano me ha traído alternativas muy deseables que además no frenan mi desarrollo personal. Es más, lo azuzan. Y ésta no es de pensar. Hice lo que tocaba. Haciendo lo que toca, ni el torpe se equivoca. Segundo refrán del refranero 2019.
¿Y ahora?
Ahora Dani tiene 23 años. La gente lo va conociendo. Lo va viendo tocar y ve que es una fiesta con corte de pelo ‘beatle’. Tiene tanta personalidad que ya no es etiquetable. Es sencilla y gloriosamente neurodiverso. Un joven luminoso, divertido, guaperas. Que lo llena todo de alegría y pureza. Para no quererlo tienes que ser muy pobre de espíritu. Tienes que estar muerto. Todo música. Vive zambullido en ella. Cuando no la toca, la escucha. De todo tipo. Sin complejos. ¿Conoce a alguien que le guste Soundgarden y Demi Lovato? Pues haylo.
¿Qué ha aprendido de Dani?
Cuando tienes un hijo con una neurodiversidad, es como la casita de un reloj de cuco. Muy bonita, pero no sabes por dónde se va a abrir la ventana. Estás atento a cómo él va a actuar de forma espontánea esperando la oportunidad de incluirte. El margen que uno tiene para lo que se entiende por educar es casi ninguno. Dani está en permanente actividad. Así que no paras de aprender.
¿Qué más ha traído a su vida?
Tienes la oportunidad de ver un ser humano en estado puro. Sin ninguna de esas características frecuentes pero absurdas del homo erectus. Por ejemplo: ¿por qué el ser humano es tan egoísta y, a la vez, le agobia tanto la soledad? Si cuando estamos solos hacemos lo que nos viene en gana y podemos dar barra libre a nuestro egoísmo, ¿por qué le damos más importancia a lo que los demás piensan de nosotros que a nuestra propia conciencia? Son sinsentidos que a mi hijo no le ocurren. Le encantan las actividades que hace por su cuenta. Y no es solitario. Pero no hace las cosas para que las vean los demás. No le gusta nada que lo alabes. Se tapa los oídos cuando explicas delante de él que toca muy bien el piano.
¿Y cuál sería el problema entonces?
La estadística manda. La mayoría es ejemplar. El pueblo nunca se equivoca, que dicen los políticos. Nos creemos que lo que es abundante es razonable o incluso loable. Cuando ves a los autistas en su universo mágico, empiezas a pensar si no será que nuestro prototipo de ser humano ya ha hecho su ciclo y estará empezando a ser sustituido por otro.
«En ningún caso siento que mi hijo Dani, con oído absoluto, hoy repertorista impecable, haya sido una carga, o que yo haya hecho cosas heroicas por él»
EL PINTOR Y SU ARTEEn España apenas hay rastros de la obra pictórica de José María Cano: una imagen de Clara Campoamor (no exenta de polémica) en la sala del Senado que lleva su nombre y poco más. Pero fuera la cosa cambia: en la primavera de 2017, en una subasta celebrada en Sotheby’s Hong Kong, un cuadro suyo de Jack Ma, fundador de AliBaba, alcanzó los 388.000 euros. Un año después, en la misma sede, otro cuadro protagonizado por Steve Jobs alcanzó los 350.000.
Ana Torroja, José María (centro) y Nacho Cano cuando Mecano arrasaba en las listas de ventas.
¿Piensa que todavía la vida le deparará sorpresas?
Aunque no lo quiera. Hace poco he cantado con mi hijo en la gala Person of the Year de Maná en los Grammy latinos. Nos habían dado el tema ‘Mi religión’ para que lo versionáramos. En la actuación quedamos ubicados uno frente al otro a ambos lados de un piano de cola. Fue como si por encima de la tapa de aquel piano viéramos pasar nuestras vidas. Como si tantas y tantas dificultades cobraran sentido y nos saludaran sonrientes. Mi hijo también me sonreía. La música me volvía a sonreír. Vamos, que me subí al escenario pintor y me bajé músico de rock. O eso pensé en su momento. Porque un mes después he tenido que volver a ponerme a pintar. Había dicho que no a todas las exposiciones que me habían ofrecido para dedicarme un año a la música. Pero me acaban de ofrecer una exposición de mis cuadros de apóstoles en el San Diego Museum of Art con el Siglo de oro español y a eso no sé decirle que no.
¿Qué lugar ocupa para usted la religión, la espiritualidad?
Central. Y el Cristianismo, aparte de ser la referencia que cultural y tradicionalmente me resulta natural, me parece un buen camino. Incluso considerándolo un humanismo en vez de una religión. Es cierto que, en nuestros tiempos, los principios de Jesucristo son de difícil desarrollo práctico. Jesucristo hoy en día sería un líder de extrema izquierda que estaría en contra de las manifestaciones violentas. Vamos, que no lo votaría nadie. De hecho hoy en día si dices que eres cristiano no vendes una escoba. Pero el cristianismo bien entendido siempre ha estado perseguido. A veces por la propia Iglesia. Y a su vez, la Iglesia, cuanto más cristiana ha sido, más perseguida ha estado.
¿Cómo entiende usted el hecho artístico?
El arte o es inapelable o no es arte. No se hace para los críticos. Ni siquiera para el público. Se hace para el hígado el corazón y el bazo, de donde a su vez emana. Un vendaval que arrasa las emociones de lo que encuentra a su paso para imponer otras. Y el hecho artístico son las excrecencias del artista que trabaja por expresión. Como si depusiera. Del que no lo es, sino por necesidad vital. Mucha gente me dicen que yo hago lo que me gusta. La verdad es que no tengo claro si me gusta o me deja de gustar, lo que sí sé es que si paro de hacerlo, reviento.
¿Qué diferencia la música ‘culta’ del pop?
La diferencia más determinante sería que una es música concebida para ser codificada sobre un papel y la otra para ser grabada. Pero llamarla ‘culta’… Si le parece que ‘Don Giovanni’ es culto… Ni armónica, ni literariamente ni de ninguna manera. Es música popular orquestal llana y simple de hace 250 años. Gloriosa. Pero por su falta de afectación. No es ni pretende ser sofisticada. La identificación entre música de escritura y gran cultura es más intencionada que real. Cuando entras en contacto con el ámbito íntimo de la música clásica, te das cuenta de que ni interpretes, ni compositores, ni directores de orquesta son gente particularmente culta. Algunos de los más grandes, ni medianamente cultos. Eso no desmerece ni un ápice a su grandeza artística.
¿Cómo ve las vanguardias?
Muy bonitas mientras duraron. Como todas las revoluciones dogmáticas. Ya lejos y pequeñas, afortunadamente. Como un momento pretérito y puntual de la historia de las artes. Interesante y pretencioso. Se gustó hasta el paroxismo. A la vez avance y freno. El vanguardismo se publicitó como un progreso, para terminar siendo una oficina de patentes. Junto a algunos pocos artistas de talento neto proliferaron los estudiantes de música o arte. Se limitaban a hacer lo que no habían hecho otros. A menudo, porque carecía del mínimo interés. Luego, lo repetían hasta el hartazgo para hacerlo parecer un lenguaje. Y hubo quien despreciaba la figuración porque no sabían pintar. Y quien despreciaba la melodía porque era incapaz de componer una contundente. Lo mejor la salida, como en la Fórmula 1: Stravinski, Kandinski… Fue también destacable la resistencia: Korngold, Dalí… Después, su poder rechoncho y su lento deceso aburrieron las artes de la segunda mitad del siglo XX. En realidad, perecieron ahogadas en su propia caspa. Yo mismo, que voy ya cerrando muchos balances, me pregunto si la excitación que las vanguardias me suscitaron en mi juventud, era legítima o mera pedantería.
¿Cuál diría que es su principal interés como artista plástico?
No sé si mi trabajo es interesante. Y en ningún caso me corresponde a mí juzgarlo. Le puedo decir cuál es mi interés, si entendemos por interés la motivación. Trabajo buscando el margen entre lo real y lo verdadero. Materializo sus diferencias y similitudes mediante distintos desarrollos técnicos, que adecuo a las necesidades de las series que elaboro. Trabajo en forma seriada para abundar en la idea. En lo formal, utilizo técnicas antiguas pero poco usuales hoy, como la cera y la resina. Tengo tanto de alquimista como de pintor. Y como alquimista que soy, dejo ser y observo. También en la vida real actuó así.
¿Qué determina para usted la diferencia entre realidad y verdad?
En lo semántico, entendemos por verdad la incuestionable realidad. Pero a la hora de la verdad, valga la redundancia, la verdad es algo bien diferente. Tiene vida propia. Decide cómo le gusta ser recordada, con independencia de cómo ocurrió. El hecho histórico no existe. Sólo su relato. Usted, que es periodista, me entiende. Como acostumbro a decir cuando tengo que explicar mi trabajo: «La verdad es verdad hasta que alguien la cuenta».
¿Y eso tiene un ‘relato’, como se dice ahora?
Si así no fuera, ya habría cambiado de empleo. Igual que en la música me motivaba más la composición que los conciertos, en la pintura me motiva más indagar que embadurnar. Déjeme que parta de una frase de Torres-García: «La realidad tiene tres dimensiones y la verdad, sólo dos». Como buena frase memorable, no se acaba de entender, y te deja un cierto margen de customización. Ese paso de «qué ocurrió» a «qué se cuenta» es necesariamente dependiente de «quién lo cuenta». Las cosas ocurren en tres dimensiones y cuando, para comunicarlo, se transportan, se dejan en dos dimensiones. Un acontecimiento ocurre en tres dimensiones y se relata en una pantalla de televisión que tienen sólo dos. Pero cambia mucho el relato de Fox del de CNN. La tercera dimensión no desaparece, simplemente se sustituye por el punto de vista del periodista, fotógrafo o artista que comunica el hecho. Como concluía la teoría de la relatividad, no se puede establecer una realidad sin considerar el observador. Yo llevo la frase de Torres-García al terreno cromático para afirmar que la realidad es multicolor y la verdad es en blanco y negro. En tal sentido, tengo muchos cuadros de portadas de tabloides ingleses. Hay uno copiado letra a letra del periódico que es autoexplicativo: «IMMIGRATION SOARS TO RECORD Its no wonder two million Britons have moved abroad».
¿Qué le lleva a pintar?
Primeramente, la suerte de haber tenido grandes profesores de niño. Sobre todo Rafa Hidalgo de Caviedes y el Padre de Juan que en mucha paz descansen. Eternamente agradecido. Y segundamente, supongo que entenderme a mí mismo. Mi vida es muchas vidas. Como la canción del pirata cojo de Sabina. Un pirata maltés. Un halcón maltés, mejor. Como habrán visto, tengo cuadros de mis distintas series en las paredes. Me ayudan a hacerme una idea de quién soy realmente. Soy observador hacia afuera como los halcones. Mis ojos funcionan en cualquier dirección, pero en un solo sentido. No tengo conocimiento cierto de mí mismo. Así que mis cuadros me ayudan, al menos, a fijar algunas de mis inquietudes. Una vez mi pareja me dijo que me hacía distinto no conocer el miedo. Mi manager me decía que le llamaba la atención cómo anteponía la prioridad, valga la redundancia. Que cuando entendía que algo era el siguiente paso, nada me distraía. Estos dos juicios tan categóricos son lo que sé de mi. Lo demás lo voy averiguando a base de convivir con mis distintas series de cuadros, que no son sino pedazos rectangulares de mi persona.
En su obra plástica se aprecia un interés por la historia
Como le he comentado, trabajo en el margen entre lo real y lo verdadero. Más que la historia en sí, lo que interesa a mi trabajo es la diferencia entre lo que ocurrió y la versión conclusiva del relato. La historia deja muchas pistas. Cada vez más. De hecho, ahora es la profusión de pistas la que la puede hacer confusa. Pero si entras en el pormenor de los hechos esquivando el discurso del historiador o sencillamente te compras varios libros, no es difícil atisbar lo que realmente ocurrió. Pues bien. Apunte ese resultado porque es importante y van a hacer todo lo posible porque se le olvide. Ahora, si a lo que le cuentan le resta usted lo que realmente ocurrió al resultado de la sustracción, se le llama política. RL-RA=PL. Relato menos realidad igual a política. De manera que los totalitarismos o los periodos de mucha convulsión política han estado siempre condimentados por la propaganda. Se pringa todo con una versión de la historia que contenga un enemigo que justifique la dictadura o el lío que estamos montando. Qué curioso que conceptos en apariencia tan enfrentados tengan el mismo ‘modus vivendi’. Y si el enemigo está muerto o inactivo, se reactiva como sea. Franco apelaba al complot judeomasónico. Castro apelaba al imperialismo americano. Ahora, que en España hay un batiburrillo político muy parecido al previo a la Guerra Civil, se nos ha ocurrido resucitar a Franco por medio de una ley. Lo de la resurrección, como sabemos por referencias, aparte de ser complejo, tiene consecuencias insospechadas.
Pintura de la luna por José María Cano. Forma parte de las nueve láminas que acompañan la edición limitada de su disco de vinilo, editado por la prestigiosa Deutsche Grammophon.
‘LUNA’ Y EL TEATRO REALEn su momento, ‘Luna’ se convirtió en el disco de ópera más vendido de la historia de España, con más de 125.000 copias despachadas. Sin embargo, ese récord no sirvió para compensar la inversión (más de cinco años de trabajo) de su autor, quien tuvo que vender parte de su colección de arte para llevar adelante el proyecto y autoeditar un álbum que contó con las voces de Plácido Domingo, Teresa Berganza, Ainhoa Arteta y Renée Fleming. El pasado 20 de diciembre el sello Deutsche Grammophon reeditó el disco en una caja especial.
Esta reedición de ‘Luna’ llega 20 años después.
El tiempo que he necesitado para elaborar lo que la edición contiene. Este proyecto de Deutsche Grammophon me ha permitido aunar mis cuadros sobre la luna y mis composiciones musicales dedicadas a ella. Llevo ya más de cinco años pintando la luna. Es mi forma de visualizar la providencia y el ser humano. Me satisface en particular la caja con el disco de vinilo. Es una edición limitada de 1.500 cajas que van numeradas y firmadas por mí una a una. Ha sido una ‘trabajera’ firmarlas pero el resultado vale la pena. Contiene cada caja, además del disco, nueve láminas que reproducen mis cuadros de la luna y por el revés están las letras de las canciones. Me embelesa ver girar ese vinilo con una de mis lunas en la etiqueta. Y me pesa poder sostener en mis manos más de 25 años de trabajo. Se dice pronto. Media vida.
El recién reinaugurado Teatro Real rechazó representarla.
El Teatro Real en su reapertura retomó su andadura lleno de complejos. El coste y los retrasos de las obras se llevaron por delante al mismísimo arquitecto. Las intrigas políticas ralentizaron las cuestiones primordiales y aceleraron el reparto de sillones. Hubo orquesta, compañía y estructura administrativa antes que teatro. Yo tenía mucha curiosidad por verlo terminado. Siendo auditorio, había cantado a menudo con la Escolanía del Recuerdo. Lo pude ver antes de que lo abrieran. Muy bien dotado técnicamente. De interiorismo kitsch. Y las ideas muy claras, eso sí. Su auriga era aburrir a las ovejas. A tal efecto lo pusieron en manos de dos individuos de manifiesto rusticismo. Tuve la mala fortuna de que ‘Luna’ y el Teatro Real vinieron al mundo a la vez. Fue inevitable pensar que con el Teatro Real de Madrid en ciernes, una obra que se tiene que poner en escena con una orquesta, en un teatro lírico y de un compositor madrileño tenía sentido que fuese allí representada. Y sin que nadie la llamara apareció «España madrastra de sus hijos verdaderos», que decía Lope. Una reacción de unanimidad y contundencia sin parangón. Decenas de artículos y manifestaciones de no preguntados poniendo a parir mi trabajo. Con una biliosidad desproporcionada. Y hoy con 20 años de distancia, cuando menos, incomprensible. Hizo tambalearse el apoyo incluso de los cantantes que habían participado en el disco. Me cerró herméticamente todas las puertas: compañías discográficas, radios, televisiones y teatros. En un momento en el que yo, que créeme no soy débil, ya no daba más de mí.
¿Espíritu iconoclasta?
Iconoclasta, me vas a perdonar, pero es mucha palabra para aquellos… ciudadanos. Postureo. No, mejor, mamoneo, porque era muy caro mantenerlos. Y a sus actos, ni te cuento. Vestían con traje y pañuelo en el bolsillo. Y se desplazaban en Mercedes blanco. A estas palabras mías es a lo que me refería con la biliosidad del aludido [sonrie]. En el recién inaugurado Teatro Real estaban muy concernidos con la pérdida de la virginidad. Se creían el himen de las Valquirias. En aras de tan elevada misión ‘grialística’, fue durante décadas un impúdico sumidero económico al servicio de la nada artística. Los dos principales responsables del teatro real por aquel entonces vinieron a mi casa de Londres a escuchar ‘Luna’. Plácido Domingo, con su mejor intención, les había sugerido que vinieran a escucharla. Se me hizo eterna la visita. Ya desde que empezaron a subir la escalera con aquella displicencia. Iban delante los dos como si la casa fuera suya. Yo los llamé todo el tiempo de usted y ellos mantuvieron el tuteo. Uno de ellos confundió Cy Twombly con Mompó. Empezaron a escuchar la grabación. Nuez en ristre. Como si se hubieran tragado una avispa. Enseguida empezaron a hablar otras cosas en mitad de la canción. Como si fueran el jurado de un concurso de belenes. Total que lo dejé por imposible. A la bajada baje yo delante para que no tuvieran ninguna duda de que a mí también se me había hecho larga la visita. El tiempo ha pasado para todos y, afortunadamente para los madrileños, ahora el Teatro Real y los que lo habitan son gente sabia pero sin complejos. Recientemente viajé para ver un fantástico ‘Turandot’ y, un poco antes, Steven Tyler. Ambos conciertos me parecieron excelentes y el marco cumplía una ejemplar labor. Yo me manejo mal con el intelectual de medio pelo. Prefiero la gente con cultura integral o sin pretensiones. No es lo mismo ser culto por necesidad vital que por vanidad social. El que es culto por necesidad lo es mucho, mientras que el pedante va siempre gastando por encima de su presupuesto.
.¿Qué pasó entonces por su cabeza?
No me quedó otro remedio que negociar la discordia como mandan los ‘Versos Áureos’: cediendo y apartándome de de ella. Cuando el conflicto se espesa, me marcho. Si tienes fe y te vas sin dar voces, la vida lo recordará cuando convenga. Fe y paciencia. La fe es la esperanza sin deseos concretos. La paciencia es valentía, elegancia y constancia a partes iguales. Tiene aspecto de ser un medio pero le gusta ser tratada como un fin. La paciencia trae consigo el más preciado de los dones: más paciencia.
¿Y por su vida?
Mi vida personal se complicaba por minutos. A mí en aquel momento se me juntó todo y preferiría no entra en más detalle. Había que cerrar aquel capítulo de alguna forma. Pasar la página y cerrar el libro, a ser posible. Pero todas las puertas se mantenían cerradas. Recibí entonces en mi casa de Londres la llamada de un señor muy amable: «Hola soy Francisco Camps, conseller de cultura de la Generalitat Valenciana. ¿Te gustaría hacer ‘Luna’ en el Palau de la música de Valencia?». Sí.
¿Qué le parece que haya sido el sello más importante de música clásica el que haya reeditado la obra?
Un sueño. Casi un homenaje en vida. Nada profesionalmente me podría hacer más ilusión. No creo que haya muchos compositores vivos que tengan un disco entero de su música editado por Deutsche Grammophon. Es el sello de las versiones esenciales de la mayoría de las obras clásicas. De pronto, la carrera sigue.