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El peor PSOE falsea la justicia con sentencia del Supremo y la Exhumación de Franco
Por Eduardo López Pascual para elmunicipio.es
A estas alturas de mi vida no creo que nadie dude de mi lejanía política a la persona de Francisco Franco; desde muy joven me posicioné en contra de un Régimen que no cumplía las expectativas de la Falange Española, y aunque es verdad que mi oposición no entraba en el círculo de las algaradas, de los enfrentamientos físicos o las posturas beligerantes, muy pronto milité en la oposición falangista a Franco que encarnaban los Hedillistas de Falange Española de las JONS Auténtica- en la que ocupé el puesto de Secretario Nacional de Formación, comandada por Pedro Conde y Narciso Perales.
Es decir, nunca fui un defensor de aquel Jefe de Estado, consecuencia de su victoria sobre el marxismo frente- populista de comunistas, socialistas y anarcos que sometían a España a un régimen dictatorial de terror y crimen. Esa fue la causa de la insurrección franquista y nacional, que llevó a Franco a institucionalizarse por cuarenta años, con sus sombras y sus luces, que también las hubo, y que una historia objetiva pondrá en su sitio. Pero reconocer esa obra, no resta mis diferencias con su protagonista, el general Franco. Junto a otros seguidores de su gobierno.
Sin embargo, ante las reacciones de los herederos de los perdedores de aquella tragedia civil, llevados por un partido Socialista que ha renegado del espíritu de la Transición- que firmaron sus propios líderes en 1978, o que formaron una Comisión de expertos en 2011 que inspiraba una real amnistía, que ha hecho de la venganza y el resentimiento un modo de vivir, despertando odios y revanchas tras la muerte de Franco, instando incluso a profanar sus restos reposando en una tumba en el Valle de los Caídos, quiero expresar ahora, claro y fuerte, mi absoluto rechazo a ese acto lleno de ignominia, de vergonzosa inquina, que no resiste el menor análisis de justicia y convivencia, igual que declaran los socialistas Leguina o Vazquez, clásicos miembros del PSOE. Mis años de oposición al personaje no ha buscado jamás, una actitud de violencia personal. La actitud de nuestra izquierda radical, constituye un atentando frontal a la convivencia y al perdón para convertirse en un lema de rencor infinito e incomprensible.
Saltándose normas y leyes internacionales, manipulando sus intenciones con un falso debate jurídico, puesto que la inviolabilidad de la Iglesia-basilica del Valle, es completamente intocable, un Gobierno socialista, se dispone a desenterrar a un muerto y pasearlo hacia un lugar desechado por la familia, forzando así un derecho reconocido internacionalmente. En fin, no fui franquista, pero jamás callaré ante el fraude legal y tal vea constitucional, que un gobierno de radicales, está ejerciendo contra los restos y la memoria de un hombre muerto cerca de medio siglo. Es esa actitud revanchista y grosera, la que me hace hoy, unirme a quienes denuncian el totalitarismo de una izquierda que no admite su derrota absoluta en 1939, más aun cuando sospecho, quizá con toda la razón, de que esto no es más que el principio a una serie de hechos que no ayudaran a la auténtica convivencia: mover al fundador de Falange Española, desacralizar la Basilica, destruir la cruz como piden los comunistas de IU. No, no me fio nada y de ahí mi rotunda oposición al rencor y al odio. Y ahora que me llamen lo que quieran.
