Inicio Opinión Invitada HITLER stopped by FRANCO – Jane & Burt Boyar

HITLER stopped by FRANCO – Jane & Burt Boyar

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Por Sigfredo Hillers para elmunicipio.es

El matrimonio estadounidense, autores de este libro, llegó a España, directamente a Marbella, en 1969,  por invitación de un tenista australiano, Lew Hoad, residente allí. Alquilaron una casa en Marbella por 9 meses para preparar la redacción de un libro sobre el mundo del tenis, que posteriormente publicaron, con éxito,  bajo el título de «World Class».   Sin embargo, su estancia en Marbella se prolongó… 28 años. Nada menos…

Solo con la portada y contraportada del libro se observa y destaca un dato harto interesante. Burt Boyar es un veterano periodista en EE.UU. que conoce como nadie a sus paisanos. Por lo tanto el libro que escribe junto con su esposa (ya fallecida entretanto) se dedica fundamentalmente a desmontar la falsa imagen estereotipada que existe en EE.UU. respecto a Franco.  Desde el comienzo, en sus páginas de introducción, sabe centrar bien el tema: «A nosotros, los norteamericanos… (él utiliza, como es usual en ellos, el genérico «americanos» We  Americans. Los demás, son mejicanos, argentinos, etc.) …   se nos enseñó  -al igual que a la mayoría de todo el mundo-   a mirar a Franco como un Fascista-antisemita-amigo de Hitler».   

Sobre esos tres pilares,  Boyar… que no pretende pasar como historiador, sino que siempre se presenta como periodista,..  desarrolla el «guión» de su libro.

Hay un hecho muy relevante que va a justificar su prolongada estancia en España. Resulta que la propietaria de la casa donde se aloja en Marbella es nada menos que la hija de Franco (Dª Carmen Franco Polo). El matrimonio Boyar no lo sabía de entrada.  Más tarde, poco a poco, se van estableciendo lazos de amistad con el matrimonio de los propietarios-arrendadores (Carmen Franco-Cristobal Mtz. Bordiú). Mientras Boyar va redactando su antedicho libro sobre la élite  internacional del mundo del tenis, la hija de Franco le va «instruyendo» sobre la realidad de los hechos acerca de su padre, Francisco Franco y de la reciente historia de España. De ahí nace la idea de permanecer tantos años en España, preparando un libro como el que comentamos.

Ni que decir tiene que como veterano periodista estadounidense sabe diferenciar «el polvo de la paja», i.e. de un lado, el cariño y admiración de una hija por su padre, y de otro lado la oportunidad que se le brinda de poder acceder a fuentes directas acerca de la personalidad del Caudillo y de su pensamiento; su modo de pensar (y que Franco nunca exteriorizó a periodista alguno  y mucho menos publicó ni permitió que se publicara…).

Repetir que Burt Boyar nunca se nos presenta como historiador, sino siempre como periodista,  pero a diferencia de algunos historiadores  y/o pseudo historiadores, que hablan y escriben de «oídas» o de rebote, por fuentes indirectas de personajes presuntamente «muy bien informados» que, por supuesto,  nunca lograron hablar con Franco… y mucho menos le escucharon acerca de sus ideas o modo de pensar…  Boyar por el contrario tiene la oportunidad de recibir periódicas y amistosas «lecciones» de la reciente Historia de España y escuchar el testimonio directo del auténtico pensamiento íntimo del Caudillo…  N.B. A esto, añadir que Boyar recoge un comentario del entorno familiar de la hija de Franco: «Si, Carmencita es Franco con faldas». 

Así, pues, Boyar, sin ser historiador, se preocupa de fundamentar los planteamientos expuestos en su libro,  con «pruebas documentales». A título de ejemplo, basta con leer la contraportada de su libro:  Necrología que recoge del «The American Sephardi Journal» de   1978  (Revista de los judíos sefardíes en U.S.A.). Título del artículo:Francisco Franco, benefactor de los judios: «Aunque la Historia le juzgará, en la historia de los judíos,  él (Franco) ocupará ciertamente un lugar especial… los judíos debemos honrar y bendecir la memoria de este gran benefactor del pueblo judío… quien nunca buscó ni cosechó beneficio alguno de lo que hizo…»   Ahí queda eso… y publicado en 1978,,, como pequeña muestra de lo que figura en el interior del libro y con lo que Boyar refuta la deformada y estereotipada imagen de Franco como «antisemita»…

Siguiendo con la forma con la que este veterano periodista va refutando la deformada imagen de Franco, distribuida «urbi et orbi» por los poderosos  m.c.s.  de EE.UU….. no solo en la opinión pública de su país… Y nos limitamos a seguir analizando lo que leemos en la portada y en la contraportada de su libro…

Título del libro… Sabemos que para la opinión pública de EE.UU. … igual que para otros muchos países más o menos «cultos y civilizados»… Hitler es la representación del mal absoluto(del Mal con inicial mayúscula…). Consiguientemente, el acusar a Franco como «amigo de…» es un argumento… «mortal de necesidad».     Los  «anti-franquistas viscerales»  nunca dejan de señalarlo.  De ahí el título del llibro:  Hitler stopped by Franco» («Hitler  (fue) parado por Franco» o si se quiere en traducción más libre, pero más española: «Hitler fue frenado por Franco»).  Boyar emplea aquí el contundente verbo inglés «to stop», que todo el mundo conoce su traducción

Literalmente no es del todo cierto, pero… si lo es, en cierto modo…  También es verdad contemplando la realidad de los hechos históricos… Vayamos por partes:

1) Después de la histórica reunión de Hendaya (23 octubre 1940), Hitler sigue insistiendo en la participación activa de España en la II GM, por medio de… que Franco autorizase a la Wehrmacht a cruzar el territorio español y conquistar por tierra  la estratégica plaza de Gibraltar. ( N.B. Este dato… mi familia no lo sabía por los periódicos, sino directamente por uno de mis primos alemanes -en edad militar entonces y miembro de la Wehrmacht-  estacionado en Hendaya, en espera de la autorización de Franco para poder entrar en España  y llegar hasta Gibraltar). 

Hitler sabía que este esfuerzo era materialmente imposible pedírselo a España. Así se lo había hecho ver Franco a Hitler en la histórica reunión de Hendaya, debido a lo debilitada que estaba España después de terminar la guerra civil. Tanto en alimentos esenciales para la población civil como en armamento.    La solución de Hitler era que lo realizara la propia Wehrmacht, pero ello significaría indefectiblemente la declaración de guerra a España por parte de la Gran Bretaña. 

Como quiera que Hitler seguía insistiendo,  tanto por notas que el embajador alemán von Stohrer entregaba a Serrano Súñer, entonces Ministro de Asuntos Exteriores como por la audiencia que von Stohrer pedía una y otra vez para entrevistarse nuevamente con Franco, dada la urgencia del asunto para Hitler. Es decir,  que Franco fijase una fecha definitiva de la entrada en guerra de España.

No ha transcurrido todavía un mes, después de la reunión Franco-Hitler en Hendaya, cuando  el 14 novbre. 1940, según nos cuenta el propio Serrano Suñer, se presenta el embajador alemán von  Stohrer en la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores (Palacio de Sta. Cruz) para hablar con él porque trae un mensaje urgente de Hitler. Se trata de una invitación (o si se quiere, una «invitación») para desplazarse inmediatamente, ese mismo día, acompañado de von Stohrer al Berghof en Berchtesgaden (Alpes Bávaros) segundo domicilio oficial de Hitler. .

Evidentemente Hitler no se atreve a cursar tal invitación al propio Franco,  porque hubiera sido entendido como un ultimatum  (Hitler  había utilizado este sistema con otros dirigentes europeos de menor categoría) y que Franco jamás hubiera aceptado.  Serrano Suñer responde a von Stohrer que antes de emprender el viaje, necesita consultar el asunto con  Franco.

Ese mismo día lo hace y Franco, antes de autorizar el viaje, prefiere debatir el tema al día siguiente con Serrano Suñer y los Ministros militares: General Varela (Ejército); Almirante Moreno (Marina) y Vigón (Aire). Después de escuchar el parecer de todos ellos, lo que Franco tiene en claro es que no se puede desairar (y enfurecer) a Hitler y que Serrano Súñer es la persona más indicada para hacerlo, i.e. No solo presentar a Hitler la negativa  a una entrada en guerra de España, sino convencerle de que en las condiciones en que se encuentra España en 1940, más que una ayuda España iba a representar una carga para el Reich. Franco entiende que para tan delicada misión nadie mejor que Serrano Súñer.

En efecto, para transmitir a Hitler la negativa de Franco de no entrar en guerra como aliado de Alemania, hubiera sido suficiente con haber enviado a un diplomático con rango de embajador o a un militar con rango de General.  Sin embargo de lo que se trataba con tan delicada misión es que Hitler, ante tal negativa, no se enfureciese y diese la orden de invasión del territorio español por la fuerza. 

Serrano Súñer llega a Berchtesgaden el día 19 novbre. 1940. Va acompañado del falangista y catedrático de Filología Antonio Tovar y del diplomático Barón de las Torres.  Hitler de entrada le comunica que, tal como se acordó en Hendaya, ya tenía todo minuciosamente preparado, para la conquista de Gibraltar («Operación Felix»  diseñada por el General Jodl y que sería dirigida por el Mariscal von Reichenau). Hace pasar a Serrano Súñer a la habitación contigua donde hay todo un despliegue de mapas donde los militares explican con todo detalle el desarrollo de la «Operación Felix». 

Al término de la exposición de los militares, Serrano Súñer empieza a exponer a Hitler de forma pausada y en tono muy diplomático, evitando en todo momento una eventual reacción violenta de Hitler. En primer lugar, advierte que no siendo él (Serrano Súñer)  militar, no es capaz de asimilar -y mucho menos discutir-  los planes militares de la «Operación Felix» que atentamente había escuchado de los militares alemanes . De todos modos, levemente matiza que en Hendaya no se acordó la ocupación de la plaza de Gibraltar, como se demuestra por el intercambio de notas después de la reunión del 23 octubre pasado.       Volvió a insistir de forma reiterada que la situación de España en esos momentos seguía siendo muy crítica, después de la reciente guerra civil,  tanto desde el punto de vista económico (alimentación de la población civil;  reconstrucción de los daños sufridos en la guerra, ferrocarriles, carreteras, etc.) como desde el punto de vista militar (aprovisionarse de armamento moderno, etc).    Hitler  comprende la situación de penuria de España y `promete una amplia ayuda económica. Tanto en el suministro de alimentos (principalmente trigo.),  como en armamento, incluso de petróleo.

Para no herir susceptibilidades, y teniendo en cuenta el proverbio español de «todas las comparaciones son odiosas»,  Serrano  Súñer prefiere no sacar a relucir la experiencia histórica de los españoles con la invasión napoleónica, pacífica al principio pero que dado el comportamiento de las tropas francesas, se granjeó la enemistad de la población civil en España y desembocó finalmente en la «guerra de la independencia»

Sin embargo, dejándolo  para el final de su exposición, Serrano Súñer señala  lo más definitivo: El orgullo español no podía consentir que fuese una potencia extranjera, aunque fuese una potencia amiga como lo era Alemania, la que reconquistase Gibraltar.  Era una cuestión de dignidad nacional. Tenía que ser la propia España la que acometiese esa importante tarea. Supondría una indignidad, una vergüenza para España consentir que Alemania, vulgarmente dicho, «nos sacase las castañas del fuego».

Llegado a este punto, Serrano Súñer, deja escrito que de las siete u ocho veces que se entrevistó con Hitler, fue en esta ocasión cuando vió en Hitler su lado más humano.   Hitler había captado el problema interno, sentimental o, si se quiere, espiritual por parte española, de una potencia amiga, y se derrumba en el sillón en un gesto entre decepcionado y comprensivo… o. si se quiere,  más bien profundamente resignado.

Aunque Serrano Súñer no lo incluye en el relato de su trascendental encuentro con Hitler, resulta que en alemán existe de muy antiguo un proverbio muy popular, que arranca no de la época de Hitler, sino de mucho antes… nada menos que de la época de los gloriosos Tercios de Flandes y del Emperador Carlos V, figura histórica muy apreciada y valorada por los alemanes a lo largo de generaciones… «Stolz wie ein Spanier»  («orgulloso como un español»).  Un importante dato psicológico-histórico. 

Otro de los puntos que naturalmente desconocía Serrano Súñer, ni antes ni después de su entrevista con Hitler en el Berghof, y que pasados los años hemos logrado enterarnos por la publicación de los documentos hallados en los archivos de la Cancillería, después de la rendición incondicional de Alemania en la II GM (mayo 1945), es que Hitler después de la reunión en Hendaya con Franco, estuvo sopesando en conversaciones con su círculo más íntimo, i.e. Goebbels; Göring,  Martin Bormann, von Ribbentrop y algunos altos jefes militares, como Keitel y Jodl, los pros y los contras, i.e.  las consecuencias de una hipotética invasión de España sin autorización de Franco, para solventar el «problema de Gibraltar».   En una palabra… qué consecuencias podría tener, hipotéticamente  hablando,  el convertir a España de potencia amiga en una potencia enemiga. Como es natural,  salió a relucir en dichas conversaciones, la famosa y temida «guerra de guerrillas», invento español…  Hitler y sus contertulios  llegaron a la conclusión de que conquistar Gibraltar y a cambio convertir el territorio español en un feroz avispero, no les compensaría… 

Otra advertencia necesaria respecto a Serrano Súñer.  Es curiosa la «fama» o «imagen» que le rodeaba a nivel popular en España. i.e como un germanófilo que pugnaba dentro del entorno de Franco para que España entrase en guerra al lado de la Alemania de Hitler. Resulta que los documentos «que se salvaron de la quema» (literalmente dicho después de la rendición incondicional de Alemania) nos revelan todo lo contrario respecto al binomio Hitler-Goebbels y su entorno tanto civil como militar. Estaban convencidos, equivalente a decir que habían llegado a la conclusión de que Franco no se decidía a entrar en guerra al lado de Alemania porque estaba muy influenciado, en sentido contrario, por Serrano Súñer, al que califican abiertamente de «jesuítico» (sic) y  ¡pásmense!  por el sacerdote-confesor de su esposa Dª Carmen (sic)…

Como quiera que el Dr. Goebbels había hecho sus estudios en Filosofía (era Doctor en Filosofía por la Universidad de Heidelberg -1921)  gracias a una beca costeada por los jesuitas en Alemania, era tenido por Hitler y su entorno como un gran experto en interpretar el «espíritu» de San Ignacio… en sentido peyorativo por supuesto…  De este dato, Serrano Súñer no llegó a enterarse hasta muchos años después de la II GM, cuando se publicaron los documentos en cuestión.. y se tradujeron al español, lo cual tardó bastante. y de irregular difusión. Incluso hoy 2017 si se consulta «internet» siguen describiendo a Serrano Súñer en esta estereotipada versión.

La realidad, como se puede demostrar,  fue algo muy distinto.  Serrano Súñer, en el mundo de las ideas, marchaba paralelamente a Franco.  No porque fuese su concuñado (o «cuñadísimo», como popularmente se le conocía), sino porque Franco sabía que en el terreno jurídico-político,  Serrano Súñer le superaba, hasta el punto de que desde su llegada a la España Nacional (febrero 1937),  huido de la Zona Roja, escapando literalmente de una muerte segura (dos de sus hermanos son asesinados en Madrid por el mero hecho de ser hermanos suyos),  Franco podía dedicarse casi exclusivamente a las operaciones militares, ya que estaban entonces en plena guerra. Tal era su compenetración entre Franco y Serrano Súñer que Franco llegó a prescindir de su hermano mayor Nicolás, Tte.Col. Ingenieros de la Armada, quien desde el 6 octubre 1936 ejercía las funciones de Secretario General del Jefe del Estado, quien luego es nombrado embajador en Italia y posteriormente embajador en Portugal.

Otro dato importante que queda demostrado por los hechos. Después de la reunión en Hendaya con Hitler, Franco con quien se explaya y comenta o debate el resultado de la trascendental conferencia para España, es con Serrano Súñer.  Franco no convoca un Consejo de Ministros extraordinario , ni mucho menos una reunión en exclusiva con un grupo de militares, designados por él.   Con quien Franco debate el contenido de la nota o memorándum que ha de redactarse para ser enviada a Hitler por parte de España, es única y exclusivamente con Serrano Súñer.

Hasta tal punto es trascendental la reunión en Hendaya con Hitler que lo vemos confirmado,  de un lado a través de Churchill quien una vez terminada la guerra lo reseña en sus memorias, agradeciendo públicamente a Franco las decisiones adoptadas «a favor de la causa aliada» en las horas difíciles de 1940 y por otra parte a través del General Jefe del Estado Mayor JodlI, quien acusado de crímenes de guerra en Nuremberg, con sentencia de pena de muerte en 1946, llega a afirmar que de haber aceptado España su entrada en la guerra mundial, el resultado hubiera sido muy diferente.

Derivado de esta compenetración y paralelismo existentes entre Franco y Serrano Súñer, es en buena lógica, las envidias que provocaba entre las personalidades políticas más destacas dentro de la España Nacional. Y más concretamente,  la inquina que provocaba la figura de Serrano Súñer especialmente entre los dirigentes falangistas, una vez desaparecido la gran figura política del  fundador de la Falange, José Antonio, fusilado en Alicante el 20 de novbre.. 1936, y antes –el 22 agosto 1936- con Ruiz de Alda, héroe de la aviación española, asesinado impunemente cuando se encontraba preso en la Cárcel Modelo de Madrid.

Piénsese p.e. cuánto tardaba Franco en concederles audiencia para tratar de temas sobre el futuro político de España.  En los años que duró la guerra, podían pasar no días ni semanas, sino meses hasta que Franco los recibía. Por el contrario,  Serrano Súñer desayunaba, comía, merendaba y cenaba con Franco… a diario.  Sencillamente porque vivía junto con su esposa e hijos pequeños  …en la misma residencia del matrimonio Franco y de su hija Carmencita, al ser hermanas una y otra esposa. Serrano Súñer no necesitaba pedir audiencia. Hablaba a diario con Franco. Las notas escritas que, de cuando en cuando,  se intercambiaban, iban encabezadas por «Querido Ramón» (de Franco a Serrano Súñer) o  «Querido Paco» (cuando era Serrano Súñer quien escribía a Franco). 

N.B. Volviendo al tema de  Goebbels,  permítaseme un inciso…  referirme aquí a lo que en Filosofía se denomina un  «futurible» o también «ucronía»… ¡Qué lástima que por las fechas, Manuel Fraga, el que luego (1962-1969) fuera nombrado por Franco  Ministro de Información y Turismo, no hubiera podido recibir un par de leccioncitas de Goebbels… Fraga se dedicó a la segunda parte de su nombramiento, i.e. el Turismo (creación de Paradores a cargo de y en beneficio del Patrimonio del Estado, pero no sabiendo exponer ni mucho menos defender las verdades del régimen político al que juró servir… Todavía recuerdo cuando en 1958 estuve yo trabajando en la Embajada de España en Alemania (Bonn), no en cargo diplomático… ¡que más hubiera querido yo!… sino de «chupatintas ilustrado», si bien con status/pasaporte de «extra-territorialidad»…    En el edificio (alquilado) de la Embajada, existía un cuarto lleno de ejemplares de un librito escrito por Fraga,  titulado «Así se gobierna España»…en su traducción al inglés, y cuyo contenido era pura y sencillamente la explicación del organigrama del Estado español…De pena…una verdadera pena… Repito… ni una sola palabra explicando y/o defendiendo las verdades del Estado del 18 de Julio.  Había instrucciones de repartir tal librito pero que yo sepa… no se repartió ni un solo ejemplar…

Volviendo al tema donde lo habíamos dejado…  A pesar de todo, i.e. de que Hitler había quedado convencido… más bien «resignado» de los razonamientos expuestos por Serrano Súñer, quiere quemar su último cartucho y envía al Almirante Canaris (jefe del Servicio de la inteligencia militar  o contra-espionaje. Abwehr en alemán), como «embajador extraordinario», para que hable directamente con Franco, ya que Canaris hablaba un español fluido y no necesitaba de la presencia del embajador alemán von Stohrer. El 7 dicbre. 1940 es recibido por Franco (N.B. Ignoro si Serrano Súñer llegó a estar presente. En las diversas y largas conversaciones que mantuve con Serrano Súñer yo no se lo pregunté,  porque entonces yo ignoraba este dato).  Más que convencer Canaris a Franco, fue Franco el que convenció a Canaris.      

El resultado de la entrevista se refleja en el detallado informe del Almirante Canaris a Hitler, a su regreso de la misión encomendada  en España.    Canaris confirma que como aliado en la guerra, España sería una carga para Alemania más que una ayuda.  N.B-bis El Almirante Canaris, al resultar probado que estuvo implicado en el atentado contra Hitler del 20 julio 1944, fue juzgado y condenado a morir en la horca el 9 abril 1945  por un Tribunal Militar. 

Ni que decir tiene que  a todo lo arriba escrito,  el autor de este libro Kurt Boyar, le dedica un amplio capítulo, incluyendo documentos muy relevantes y de carácter irrefutable (en su traducción al inglés, claro está) como son los mensajes cifrados del Ministro de Asuntos Exteriores von Ribbentrop pasando instrucciones concretas sobre este tema a su embajador en Madrid, von Stohrer  y a su vez, las respuestas y comentarios del embajador alemán en Madrid a  Ribbentrop. Como queda dicho, hasta después de mayo 1945, con la rendición incondicional de Alemania, tales documentos no fueron conocidos en España.

2) En vista de lo que antecede, Hitler descarta la «Operación Fénix».  Con anterioridad  Hitler había recibido  el informe del Almirante  Raeder, quien no consideraba factible la conquista de Gibraltar por vía marítima. Todavía otro dato más. Durante la reunión de Hendaya, Franco, con sus conocimientos de estrategia militar, advierte a Hitler que para dominar el Mediterráneo,  no sería suficiente con la conquista de Gibraltar mientras Malta y Egipto estuviesen bajo control británico.

En cuestión de semanas,  Hitler empieza a madurar un  cambio de estrategia, que se materializa con la invasión de la Unión Soviética el 22 de junio 1941.

Nos alejaría mucho del comentario de este libro el explicar y comentar esta grave, gravísima decisión de Hitler, tan contraria a lo que él mismo exponía en su libro «Mein Kampf» («Mi lucha»), i.e. el error de una guerra en dos frentes; las opiniones contrarias de algunos altos jefes militares, etc. etc. que conducen posteriormente al atentado contra Hitler del 20 julio 1944, «Operación Walkiria» preparada y ejecutada por los militares alemanes. El Mariscal Keitel, mano derecha de Hitler en la esfera militar y sumiso admirador suyo (por algo alcanzó el rango de Mariscal) estando ya en en Nuremberg, 1945-46, a las puertas del cadalso, dando por hecho que sería condenado a muerte, comentaba entre el círculo de sus íntimos, que la decisión de invadir la Unión Soviética había sido decisión personal de Hitler. 

No obstante un dato histórico importante que ha tardado más de 40 años en conocerse después de terminar la II GM. La justificación o «justificación» de Hitler para invadir la URSS de Stalin, divulgada por la maquinaria dirigida por Goebbels era que Stalin preparaba la invasión de Alemania y, por lo tanto, Hitler aplicó el principio de «quien da primero, da dos veces…»  Nadie conocía  en qué se basaba Hitler. Sin embargo en 1985  (2015 en su versión española, Editorial Planeta) un joven espía  del KGB, no de la «Vieja Guardia», sino de la era Putin, nacido en 1947, pasado a Occidente, con documentos de alto secreto y de suma importancia, Wladimir Rezun (utilizando el pseudónimo de Victor Suvorov)  publica su libro «El rompehielos», con un subtítulo harto significativo: «¿Quién empezó realmente la II Guerra Mundial?».  En la portada figura un aval muy respetable del diario «The Times»: «El rompehielos es la obra de divulgación histórica más reveladora que jamás hayamos leído».  Nos remitimos a dicha obra de 645 págs.

Es un hecho más que probado que Hitler, como estratega, se consideraba muy por encima de sus mandos militares. Su perdición…  fueron precisamente sus éxitos…  iniciales… Empezando por romper, incumplir las cláusulas prohibitivas del Tratado de Paz de Versalles,1919, obligado a firmar por Alemania bajo amenaza de su completa invasión militar por las potencias vencedoras. en la I GM … Desde su llegada al poder (enero 1933)   Hitler va incumpliendo sistemáticamente dicho Tratado de Versalles…..  promulgando  la legislación del servicio militar obligatorio; ocupando militarmente  la  Zona alemana del Rhin (que los vencedores aliados mantenían como «garantía» en caso del posible incumplimiento de Alemania) y ya en la II GM, la derrota fulgurante de Francia, etc.etc.  Todo ello en contra de la opinión mayoritaria de los altos mandos militares alemanes…  Pero posteriormente… largo de contar…Quien le discutía… le destituía… incluyendo a su «militar favorito»… al Mariscal Rommel.

Pero volvamos al hilo de la cuestión…  La defensa frente a Hitler por parte de Franco, con la eficaz ayuda de su Ministro de Asuntos Exteriores, Ramon Serrano Súñer, del orgullo y dignidad de los españoles,  evitando que la entonces poderosa Wehrmacht   atravesase España desde Francia (Hendaya) hacia Gibraltar.

El autor de este libro, Burt Boyar, de forma inteligente ya lo hace ver en la contraportada, confirmando el propio título del libro.  Y lo hace a través de una inequívoca confirmación de Churchill, tomando una cita del vol. II de sus memorias, en donde Churchill colma de elogios a Franco por «… los servicios que ha prestado a la causa aliada».  Ni que decir tiene que la opinión política de Churchill tiene gran peso entre el público de EE.UU., por eso la hace figurar Boyar en su libro en favor de Franco, y, en este caso, también en la misma contraportada del libro que comentamos.

De otro lado, la actitud de Hitler que lejos de montar en cólera por la negativa española, que echaba `por tierra su minucioso y estudiado plan («Operación Felix»),  comprende y recuerda el antiguo proverbio alemán de que está ante una Nación con orgullo y dignidad, que vienen de siglos atrás.   N.B. Quien conozca algo del carácter alemán, de la psicología o mentalidad alemana,  sabrá que en las generaciones de alemanes ya antes de Hitler e incluso varias posteriores, no hay cosa peor para ellos que hacerles modificar, corregir, variar algo que han estudiado y preparado minuciosamente, tanto a nivel civil (en el campo de la ingeniería; un plan económico o incluso hasta un programa o itinerario elaborado por una agencia de viajes) cuanto más aún en el campo militar…. algo que implicaba el desplazamiento de miles de hombres, maquinaria, armamento, intendencia, etc.

3) A esta actitud de Hitler hacia España, cuando menos singular, ya que con otras naciones no guardó tales consideraciones, hay que agregar algo mucho más «singular».  Nos referimos al caso verdaderamente extraordinario de la División Azul.   Como sabemos, la ayuda o «ayuda» de España a Alemania, en «compensación» por la negativa arriba relatada, se concretó en el envío de una división de voluntarios, mandados por oficiales profesionales. La idea fue planteada o diseñada por Serrano Súñer… y no solo su arenga el 24 junio 1941, desde el balcón de Secretaría General del Movimiento (c/ Alcalá,44 de Madrid) con su famoso lema o slogan:  «Rusia es culpable».  

A Franco le pareció bien la idea, pero de todos modos quiso plantearlo en Consejo de Ministros.  El bilaureado General Varela (Ministro del Ejército) se opuso frontalmente  al proyecto de Serrano Súñer.  No le gustaba para nada que los falangistas protagonizasen una División del Ejército, ya que él era visceralmente anti-falangista.  Quería que fuesen unidades regulares del Ejército. Tanto la oficialidad  como los soldados. Serrano Súñer se lo rebatió. Tal idea hubiera sido un flagrante «casus belli»  y podría acarrearnos la declaración de guerra por parte de Gran Bretaña. 

Serrano Súñer llevaba razón y se demuestra por las «memorias» que publica más tarde el entones embajador británico en Madrid, Sir Samuel Hoare. Incluso siendo finalmente, por decisión de Franco, una división de voluntarios la famosa y gloriosa «División Azul»,  Hoare lo convirtió en su «caballo de batalla». En sus audiencias con Franco -aparte de sus numerosas visitas al Ministro español de Asuntos Exteriores, el centro de sus quejas, reclamaciones,  advertencias e incluso amenazas de represalias (sic) fue la petición formal de retirar la División Azul del frente ruso. Argumentaba que era intolerable que España luchase -aunque solo fuese con una División de voluntarios-  dentro de la Wehrmacht  (División 250) contra una nación (la URSS), aliada de Gran Bretaña y EE.UU.

En la histórica Conferencia de Potsdam (en su 1ª parte, en julio 1945), entre Truman (habiendo fallecido Roosevelt), Churchill (en agosto 1945 fue relevado por Clement Attlee) y Stalin,  al plantear Stalin la invasión militar de España, Churchill de forma muy «comprensiva» sacó a relucir la intervención militar en la Unión Soviética de la División Azul.  Curiosamente, Stalin rechaza de forma tajante el argumento de Churchill… «No, no es ese el motivo»… Truman, que presidía la reunión, no sabía cómo terminar la «encarnizada» discusión entre Stalin y Churchill y sugiere que se transfiera el asunto a una comisión delegado de Ministros de Asuntos Exteriores.  Churchill se opone.  No quiere que ni por un momento se le escape el asunto de las manos.   No puede permitir que, contrariamente a lo acordado en la Conferencia de Yalta (febrero 1945), la Unión Soviética entre en la zona de influencia asignada allí a Gran Bretaña. Conocía ya la experiencia de cómo la Unión Soviética se había instalado en Polonia… por «métodos totalmente democráticos»  a través del Partido Comunista, en unas votaciones «libres y democráticas»  (… adios a Gibraltar… pensaría Churchill…).   Muy previsor este Churchill… y no por amor a España…sino pensando en el Imperio británico… Resultó que a finales de julio 1945…. motivo por el cual se había  interrumpido la Conferencia de Potsdam…  Churchill, a pesar de haber acaudillado la victoria de Gran Bretaña contra la Alemania de Hitler… perdió las elecciones generales en favor del laborista (socialista) Clement Attlee…

En España en 1941 la convocatoria de voluntarios para formar la División Azul fue un éxito inenarrable o mejor dicho, digno de ser narrado… Se abren «banderines de enganche» a través de las jefaturas locales y provinciales del Movimiento (entonces llamado FET y de las JONS). También, para los estudiantes universitarios, a través de la delegaciones del S.E.U.  De ahí el nombre extraoficial con que se la conoció: «División Azu», i.e. por el color de la camisa falangista.   Era muy normal la inscripción de menores de edad, falseando su fecha de nacimiento. Cuando se enteraban los padres, los reclamaban y al llegar a la frontera francesa los devolvía la Guardia Civil.

Multitud de casos singulares dignos de mención. A título de ejemplo, de los nombres que me vienen ahora a la memoria… Carlos Pinilla.  Antes de la guerra de España ya era Abogado del Estado (1934). El Alzamiento del 18 de Julio le sorprendió, para suerte suya, de vacaciones en su Zamora natal (Zona Nacional).  Se presentó voluntario para combatir en el Ejército Nacional.   A pesar de que podía ser capitán jurídico, renunció a ello,  para incorporarse como soldado raso y así poder ir a combatir en las trincheras. En 1941 se incorpora a la División Azul cuando era Gobernador Civil de León. Dimite y se incorpora como soldado raso.  Después de regresar de la División Azul, ejerce de 1945 a 1951 como «mano derecha» de Girón, que desde 1941 (con 29 años) Franco le había nombrado Ministro de Trabajo. Ocupa el cargo de Subsecretario del Ministerio (i.e. el segundo de a bordo del Ministerio).  Fernando Mª Castiella. Siendo catedrático de Derecho Internacional, se incorpora como soldado raso.  Ceferino  L. Maestú. Con 17 años (menor de edad por lo tanto) se incorpora como voluntario, y sin permiso de su madre, en las filas del Ejército Nacional, a pesar de que a su padre le han fusilado las tropas nacionales en 1936.  En 1941 quiso alistarse en la naciente División Azul, pero al estar cumpliendo su servicio militar, le obligan a hacerlo por el «conducto reglamentario», i.e. a través de su Regimiento.  El Coronel rechaza su petición… Algo normal.   Si todas las solicitudes de aquellos que estaban cumpliendo su servicio militar en 1941 hubieran sido autorizadas, los cuarteles se hubieran quedado vacíos.

Otro caso distinto e igualmente significativo y meritorio. El General Armada.  Como él mismo nos explica en  su libro  «Al servicio de la Corona» (1983), en 1941 era un joven teniente (ya en 1936, con 16 años, se incorpora al Alzamiento del 18 de Julio y participa en duros combates en Teruel, etc.) y su solicitud de formar parte de la División Azul es rechazada. Por lo cual le pide a su padre, ya General, el primero y único favor en su vida: un «enchufe» para que le permitan marchar con la División Azul, etc. etc.

Veamos ahora el caso concreto de Hitler y el sorprendente cambio que se ,experimenta en él gracias a la División Azul. Como queda dicho más arriba, los dirigentes de la Alemania Nacional-Socialista, con Hitler a la cabeza,  no quedan nada contentos, sino más bien decepcionados, con la negativa de Franco de entrar en guerra al lado Alemania. No aprecian para nada la «compensación» que se les ofrece de una División de voluntarios españoles dentro de la Wehrmacht (División 250).  Tampoco la rechazan. Más bien lo utiliza Goebbels como motivo de propaganda, para hacer creer que las «juventudes de Europa» se alistan en la lucha del Reich alemán contra el «bolchevismo».  Téngase en cuenta  p.e. que la Francia ocupada aporta también una división de voluntarios bajo el nombre de «División Carlomagno».

Una prueba de lo poco que se aprecia en el Alto mando de la Wehrmacht la aportación española con la División Azul es que, por distintos motivos y con diferentes excusas, a la División Azul no se le proporciona medios de transporte para marchar al frente. Aplazamiento tras aplazamiento… hasta que Muñoz Grandes se harta y da la orden de marchar a pie los últimos 900 km  (¡!) hasta el frente de batalla. Como carecía de mapas y de expertos que guiasen sus tropas al punto de destino, encontró una solución muy sencilla para evitar inútiles desvíos o posibles extravíos que le dejasen en ridículo: caminar sobre las traviesas del tren… Así de sencillo. El trazado del tren, los raíles, les servía de guia.

Como todos sabemos, en la generación de Hitler, los alemanes tenían por norma habitual, dejar constancia escrita de su quehacer diario. Por poner un ejemplo… En la biblioteca de la Universidad de Jerusalem, en mi primer viaje a Israel, hace más de 20 años, yo pude examinar un libro de enormes dimensiones, formato apaisado, del campo de concentración alemán de Buchenwald, llegado allí después de la derrota de Alemania (rendición incondicional de mayo 1945),  donde figuraban listados con un sin fin de apartados donde se hacía figurar las características y vicisitudes de cada uno de los prisioneros, i.e. desde su fecha de llegada hasta el modo en que habían muerto o habían sido ejecutados (i.e.  si por enfermedad… si por intento de fuga, etc.). 

Desde el punto de vista militar,  Hitler recibía a diario el correspondiente informe escrito de cada una de las grandes unidades en las que estaba dividido el frente del Este. Cuando Hitler iba leyendo la valentía, a veces rayando en el  heroísmo, de los combatientes de la División Azul, literalmente se quedaba boquiabierto. No podía dar crédito. Nunca pudo imaginarse que los soldados españoles pudieran superar a los soldados alemanes. Como estratega, a Hitler se le puede reprochar -dependiendo de los éxitos o fracasos de las operaciones planificadas por él- tales o cuales defectos, pero de lo que era muy capaz es de saber valorar la valentía y el heroísmo de los soldados  de infantería, porque él lo conocía por propia experiencia, como ex-combatiente de la I GM (soldado raso y luego su ascenso cabo. N.B. El Mariscal von Hindenburg, cuando se refería a Hitler, en su círculo íntimo, siempre le llamaba en tono despectivo, «el cabo de Bohemia»… Tardó en enterarse -a través de su hijo, porque los demás no se atrevían a corregirle- que Hitler era nacido en Austria  y no en Bohemia, perteneciente al Imperio Austro-Húngaro…).

Otro dato añadido respecto a la División Azul. Su espíritu de compañerismo -más que probado- respecto al soldado alemán en combate.  Por limitarnos a un solo ejemplo: la hazaña heroica del Lago Ilmen. 10 al 21 enero 1942. El General alemán von Chapuis telefonea al General Muñoz Grandes en demanda de ayuda.  En Vswad  junto al lago Ilmen un contingente de 543 soldados alemanes están cercados por tropas del Ejército Rojo que les doblan en número. Se acude a la División Azul, que está luchando en la ribera del  rio Volchov, junto a Nowgorov, por ser los más cercanos, a 30 km. La temperatura, advierte el General alemán, oscila entre 40 y 53 grados bajo cero.  La escueta respuesta de Muñoz Grandes. «Haremos lo posible por rescatarlos … y más allá de lo posible».

Se piden voluntarios para formar una «compañía de esquiadores», al mando del capitán Ordás,   donde no será necesario saber esquiar, dado que se tratar de avanzar por el terreno helado del Lago Ilmen, algo cubierto de nieve, si bien hay que sortear algunos grandes bloques de hielo.  Se reúne a un total de 206 voluntarios, la mayor parte de los cuales es la primera vez que se calzan las tablas de esquí. Llevan 70 trineos,tirados por pequeños caballos siberianos, donde pueden cargar entre otros utensilios una emisora de radio para poder comunicarse con Muñoz Grandes en Grigorovo.  Se inicia la marcha el 10 de enero 1942.   

El peor enemigo es la temperatura y la ventisca que dificulta su marcha. Cuando han hecho solo 15 km. hay que evacuar a 102 soldados con diversas congelaciones serias que les impiden continuar.  Se lo comunican a Muñoz Grandes. Su respuesta al Capitán Ordás: «Es necesario continuar la marcha como sea… con los que quedéis…y si fuese necesario, tú solo… los compañeros alemanes están resistiendo bravamente, pero necesitan ayuda urgente»… Continúan la penosa marcha hasta el 21 de enero en que el Capitán Ordás, con solo 76 soldados bajo su mando,  puede abrazarse con el capitán alemán Pröhl.  Antes han logrado hacer huir al enemigo,ya que  al recibirse la noticia de la inminente llegada de la «compañía de esquiadores» de la División Azul,  el contingente cercado alemán les ataca de frente y los españoles (cuyo número desconoce el enemigo) les ataca por detrás.  El último mensaje del Capitán Ordás al General Muñoz Grandes es harto expresivo: «El intento de penetración de los soviéticos ha sido contenido. El enemigo se retira.  Dios existe».

El 5 febrero 1942 el General alemán Schlopper a cuyo mando estaba integrada la División Azul, escribe una emocionada carta de despedida al General Muñoz Grandes, comunicándole que por orden del Führer se han concedido 32 Cruces de Hierro a sus heroicos soldados, y añade:  Ha sido para mí un honor poder mandar estas excelentes tropas…  Es motivo de expresar mi satisfacción personal que con la concesión de 32 Cruces  de Hierro a la compañía de esquiadores de la División Azul se haya materializado en la mejor forma posible, el reconocimiento de su valía por nuestros mandos superiores»  (… i.e por el propio Führer, añado yo por mi cuenta).

A esta hazaña de valentía y generosidad hay que añadir otras señaladas batallas como en la ribera del Rio Wolchov; Possad; Utenski, «posición intermedia»;  Krasny  Bor (10-11 febrero 1943) con 1.125 caídos en solo dos días. La fama de los combatientes de la División Azul  se convierte en leyenda.    A título de ejemplo… Un memorandum o comunicado de un General alemán a los oficiales y suboficiales bajo su mando: «Si os encontráis con un soldado desaliñado; con la guerrera o capote semi-desabrochado; con el gorro en la mano o en un bolsillo;con las botas sucias… cuadráos militarmente ante él… estáis ante un héroe español de la gloriosa División Azul (División 250)»…   Como digo, la fama de los españoles llegó a ser leyenda entre los alemanes de la Wehrmacht que lucharon en el frente del Este junto a ellos… La anterior cita de un General alemán anónimo, no la he encontrado en libros alemanes, siempre en libros españoles.

Es fácil imaginar que Hitler no salía de su asombro. Para su mentalidad, era incomprensible que unos heroicos soldados españoles, invocándoles simplemente el espíritu de la  camaradería,  fuesen capaces de arriesgar sus vidas, afrontando toda serie de dificultades, para rescatar a un contingente de soldados alemanes, cercado y asediado, por el enemigo. De todos modos, la interpretación de los sentimientos de Hitler es «libre» y muy diversa.

Tenemos el ejemplo del libro bastante elogioso de la División Azul de dos historiadores norteamericanos de la Universidad estatal de Arizona: Gerald R. Kleinfeld y Lewis A. Tambs. Título del libro: «La División española de Hitler» (1979). Así se expresan los autores sobre este punto concreto: «… El gran valor e ímpetu demostrado por los divisionarios españoles hicieron que se ganaran la admiración y respeto de sus camaradas alemanes, ante su audacia en el ataque y firmeza en la defensa…  Y ahora agregan lo que estos autores deducen o conjeturan sobre lo que serían los sentimientos de Hitler…Todo esto hizo meditar a Hitler que el alto precio de una invasión de España, sería prohibitivo…»

Sin embargo, estos dos competentes historiadores olvidan aquí un dato importante: las fechas.   En 1941-1944   Hitler había descartado mucho antes (1940) la conquista de Gibraltar atravesando España, con o sin el permiso de Franco… 

A Hitler se le pueden atribuir muchos e importantes defectos, pero nunca el de ser un anti-patriota. El patriotismo, tal y como lo entendía Hitler, era luchar por Alemania… o, si se quiere, luchar por «su» Alemania.  El heroísmo indiscutible demostrado por los combatientes de la División Azul; su generosidad igualmente demostrada a la hora prestar ayuda a sus camaradas alemanes, incluso arriesgando su vida, con solo invocarles el espíritu militar de la camaradería, a él –como «sufriente» soldado de filas en la IGM- es indudable que le causaba efecto; un gran efecto.  Aplicando aquí el sabio refranero español… «obras son amores… y no buenas razones», podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que a partir del comportamiento de la División Azul en el frente del Este, para Hitler era ya impensable, absolutamente impensable, combatir contra España, la patria de los combatientes de la División Azul,  y convertirla  en «nación enemiga».

N.B. Estas reflexiones tuve yo ocasión de hacérselas de viva voz a Serrano Súñer, mientras conversábamos sobre el tema de sus entrevistas con Hitler.   El se quedó en silencio, pensativo, y poco después hizo una señal con la cabeza, en tono afirmativo…

Centrándonos de nuevo en el autor del libro que comentamos, Burt Boyar, es verdaderamente admirable su habilidad,  como veterano periodista,  para presentarnos a dos declarados anti-franquistas… uno estadounidense (Stanley G. Payne) y el otro británico (Paul Preston), como favorables a Franco, directa o indirectamente, a base de seleccionar algunos párrafos bien de sus libros o de sus entrevistas.

Del para mí pseudo-historiador estadounidense Stanley G. Payne, podemos decir que su primer libro » El Fascismo español» (Spanish Fascism), referido a la Falange de José Antonio, se publicó, en su versión española, en la editorial comunista en Paris, «Ruedo Ibérico».  Un presunto historiador que equipara a la Falange de José Antonio con el Fascismo de Mussolini, es que no conoce ni la doctrina fascista ni  la doctrina falangista de José Antonio. Recurriendo al sabio refranero español… es como comparar un huevo con una castaña. 

A poco que se investigue, se descubre rápidamente -porque nunca lo ocultaron sus fundadores-  que el Fascismo está basado en el paganismo (la gloria del Imperio Romano), en tanto que la doctrina de la Falange de José Antonio está basada en el Derecho Natural cristiano; en la Teología católica. Payne todavía no se ha percatado de algo que los hechos a lo largo de la historia contemporánea nos demuestran como evidente.  Desde la época de Stalin, la poderosa maquinaria de propaganda soviética-  , y mucho más después de la II GM, al ser la URSS una de las potencias vencedoras-   ha tachado de «fascista» a toda aquella persona o doctrina que se opusiera y combatiera al Comunismo. 

Este presunto «hispanista», con varios libros escritos sobre España, todavía no se ha enterado de que en la guerra civil española, los voluntarios de la famosas Brigadas Internacionales se reclutaron para luchar contra el «Fascismo» en España. Que para la URSS de Stalin el 18 de Julio 1936 es organizado por «fascistas», i.e. el General Mola era fascista; el General Cabanellas era fasciscta; Franco -desde el 1º octubre 1936- era también fascista; Queipo de Llano era fascista… Del mismo modo que el Portugal de Salazar era fascista, etc. Razón por la cual la citada editorial comunista «Ruedo Ibérico» le publicó y difundió su obra «El Fascismo Español»…  porque entraba en su línea editorial, dentro del planteamiento del comunismo internacional.   ¡Y Payne sin interarse…!

Más todavía, si Payne hubiera tenido la menor «curiosidad científica» y hubiera visitado la Alemania comunista en su época de esplendor… máxime cuando él podía hacerlo sin riesgo alguno con su pasaporte USA, al ser su país uno de los Tres Grandes, vencedores en la II GM- habría podido comprobar que la poderosa maquinaria de propagada soviética hizo creer «urbi et orbi» que Hitler era fascista, es decir, «fascista alemán» y que el Nacional-Socialismo o el «nazismo» nunca existió, sino el «Fascismo alemán». Así lo confirman los monumentos y las placas de propaganda colocadas en algunas de las calles de las grandes ciudades de la Alemania comunista, v.gr. el memorial por los caídos en la I GM,  en Berlin, Sector Soviético, fue transformado  en «Memorial a las Víctimas del Fascismo».

Otra peculiaridad de este pseudo-historiador es que suele ocultar las fuentes en las que basa sus relatos. Recomendar al curioso lector que repase cómo describe el histórico encuentro entre Franco y Hitler en Hendaya (1940). Parece como si Payne hubiera estado allí presente. Todo sabemos que su relato está basado en lo escrito y divulgado por Serrano Súñer, pero al silenciar la fuente en que se basa, lo hace suyo, como si fuera investigación directa propia. ¡Increíble! .

En cuanto al otro «anti-franquista visceral»  Paul Preston (británico), el ya fallecido Ricardo de la Cierva, como se dice coloquialmente,  «le puso a caldo»,  i.e. al poner al descubierto sus numerosos y garrafales errores históricos. No meras erratas, sino errores o si se prefiere «horrores» históricos… Por añadidura, todavía recuerdo el comentario crítico que hizo a uno de sus libros el conocido economista  Juan Velarde. Terminaba diciendo que, después de su lectura,  pensaba tirar el libro a la basura, pues no podía permitir que le robase espacio en la estantería para futuros libros.

Para terminar y refiriéndonos al matrimonio estadounidense que firma el libro que comentamos, subrayar la amistad que llegó a desarrollarse con el matrimonio Carmen Franco Polo-Cristobal Mtz. Bordiú, decididos colaboradores suyos en sacar adelante el proyectado libro, que ahora comentamos.  Según nos cuenta Burt Boyer, meses  después de fallecido el Caudillo, se organiza una cacería en la finca particular de Franco en Valdefuentes.  A la hora de la comida, colocan al matrimonio norteamericano entre  Dª Carmen (viuda de Franco) y Dª Carmen (hija de Franco) para que los importantes comensales vean por sí mismos que dichos extranjeros eran «de confianza» (Burt Boyer lo escribe así en español en el texto inglés) y facilitar de este modo futuras entrevistas, donde los entrevistados pudieran explayarse y contar confidencias de su amistad con el Generalísimo..

Finalmente reseñar el dato de  que varias de las fotografías que se insertan en el libro han sido cedidas por la propia hija de Franco, Dª Carmen y así figura al pie de las mismas (Courtesy of the Duchess of Franco).

Prof. Prof. Dr. Dr. Sigfredo Hillers de Luque

-Facultad Derecho-Univ.Compl.de Madrid (jub.)


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