Por Carlos León Roch para elmunicipio.es
El nuevo rey, Felipe VI, en uso de sus atribuciones, ha decidido suprimir el yugo y las flechas del escudo real, así como algún otro pequeño símbolo heredado. Y parece coherente con la situación actual.
Como todos sabemos, los citados “yugo y flechas” proceden del emblema de los Reyes Católicos, simbolizando, a su vez, la unión de los reinos originarios de la nación española; los de Aragón y Castilla.
Pero, junto a ese origen heráldico e histórico, muchas generaciones de españoles hemos reconocido en ellos dos actitudes representadas por la frase “la unión hace la fuerza”. La unión de los bueyes en un esfuerzo solidario y la proyección hacia las estrellas -luceros decimos algunos- de unas flechas que representan el futuro, el progreso, la competitividad y la ilusión. ¡Lanzad la flecha a la luna! Esa era la mejor garantía de lograr un lanzamiento lejano…
Probablemente, su majestad el rey habrá meditado lo que representaban esos símbolos y la incongruencia de mantenerlos en esta hora de debilidad nacional. ¿Cómo reclamar a separatistas recalcitrantes, a estalinistas revividos, a tibios y dubitativos políticos mayoritarios que se humillen ante el yugo del esfuerzo común? ¿Cómo reclamar ilusión y grandeza cuando millones de españoles deambulan por las calles ayunos de trabajo y de esperanzas? ¿Cómo soñar con una España alegre y esperanzada? ¿Cómo mencionar a los Reyes Católicos sin temer al islamismo extremo o al indigenismo trasnochado?
Ante esas realidades – tristemente evidentes- , ante una masiva e irresponsable reclamación, no de una república como la de 1933 sino la del odio, la de la sangre y la del desastre de 1936, es lógico que el Rey renuncie a la que sería utópica ilusión. Es lógico que suprima el yugo y las flechas.
Algunos las recogemos.
Carlos León Roch