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INSTINTOS CANALLAS

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M. Carmena, Rita Maestre (asalta capillas) y G. Zapata (conocido por sus comentarios racistas)

Por Pedro Conde Soladana para elmunicipio.es

No sólo los sentimientos, también los instintos se manifiestan por la boca. Y son las palabras las mensajeras que, partiendo de nuestro interior, nos traen a la superficie, al corro de la vida, esos sentimientos, esos instintos, los deseos… En definitiva, aquéllas son portadoras de nuestras intenciones, buenas o malas, para la convivencia en sociedad.

Como más pasmo que asombro he leído esos mensajes que por los atajos de las nuevas tecnologías, tuits los  llaman, han aflorado nuevamente, después de haber sido escritos de tres o cuatro años para acá por  personas que descubren tras ellos las almas de unos tipos tenebrosos, tipos que con una espantable y espantosa concepción de la vida dicen que vienen a dignificarla en su versión política.

Un canalla no tiene sentimientos, tiene instintos perversos.

Si los sitúas en los terrenos ideológicos y en los lugares físicos en que se mueven, te lo puedes explicar todo; pero aun así no parece suficiente. De ideología comunista-estalinista, que van y vuelven de dictaduras con ese marchamo, Cuba, Venezuela y si no de Corea del Norte, porque queda un poco lejos y allí no se fían ni de los suyos; qué vete a tu saber quiénes son los suyos en una dictadura comunista en la que nadie se fía ni de su madre. Estos son los que con su dignidad, Pablo Iglesias II dixit, van a sublimar Madrid y el resto de España.

Pues buceemos en sus interiores, en los hondones de sus mentes para conocer esas almas, aunque ellos mismos negarán que las tengan, para ver con que bagaje de ideas van a regenerar y dignificar la sociedad, las personas y la política; que, efectivamente, necesitan una digna regeneración ante tanta indignidad pública. Pero ¿cuál y cómo?

Sean las propias palabras, con los nombres de sus pronunciadores y voceros, las que descubran los métodos, instrumentos y medios de que podrán servirse para la, en principio, tan elevada y encomiable acción de revertir la insufrible indignidad de una parte de la sociedad española en honrada civilidad.

La guillotina. Buen instrumento para cambiar ideas. Cortas cabezas y las anulas todas. Luego ya veremos. Lo malo es que ya no les puedes implantar las tuyas porque sin cabeza no hay cuerpo que reciba órdenes ni ideas. Este aparato de escabechar pensamientos lo rescató no hace mucho de la Revolución Francesa, arrumbado desde hace dos siglos, el mencionado Pablo Iglesias II. Por cierto, Pablo Iglesias I propugnó métodos parecidos de escabechina allá por 1910 en el Parlamento de entonces; y los mandó llevar a cabo. Ver página de la historia correspondiente.

Con humor negro. Otro método. Pero que negro, negro, negro. Un tal Guillermo Zapata, del que muy pocos se atreverán a gritar ¡viva Zapata!, habla de un cementerio con referencia a unas niñas torturadas, violadas y asesinadas, de muy doloroso recuerdo, para que vaya una víctima de ETA, la dignísima Irene Vila, a coger “repuestos” y sustituir con ellos sus miembros masacrados por la metralla terrorista. ¡Qué humor! Ni en las calderas de Pedro Botero habrá tanta negrura; quizá, también pocos canallas de esta envergadura. ¡Quién que no sea aquélla, ETA, a la que va dirigido este repugnante humor como agasajo, puede hacer una mueca con la boca que no sea también para escupir de asco!

Otro que tal. Un tal Pablo Soto, del mismo ramo y rama, queriendo ver por la calle colgados a sus preferidos en el odio. Otro regenerador de dignidades.

Y ahora la potencial sustituta de aquél, Zapata, una inefable Alba López Mendiola, a la que no hace falta que la defina nadie, lo ha hecho ella por sí y de sí, como lema para su escudo: “Bollera, camionera, desviada, leñera feminazi”. El revoltijo palabrero y cerebral es como para que un expertísimo psiquiatra se lo tome a pecho y desafío, haga inmersión en tan procelosas entrañas y mente y escriba después un tomazo sobre tan calidoscópica, multiangular o poliédrica fémina. Los instintos de esta hembra no desmerecen en intensidad de los de los machos anteriores. También añora maromas y cuerpos colgando de ellas en la vía pública. O, a teta limpia y licenciosa, ofende los sentimientos religiosos de quienes con todo derecho los tiene en una sociedad de hombres libres, entrando en un lugar sagrado para ellos. Otra, con la misma forma expeditiva de regenerar personas y sociedades. La misma que en una cabriola comparativa entre machismo y ETA da por vencedor en cuanto a crímenes a aquél sobre ésta. Otra manera de disculpar a la ETA a cuenta del machismo en la sociedad. Todo les vale para sus fines. Qué lumbreras más alumbradas. Ni las hogueras de la inquisición levantaban tantas llamas.

Entre otros muchos exabruptos y barbaridades, destacaré uno como aviso a historiadores. De la guerra civil de 1936 hay un viejo debate sobre quién la inició, verbo que no define bien las responsabilidades; porque es mucho más exacto preguntar por quién la provocó. Desde el año 1931, el de la llegada de la II República una parte de la izquierda inició la barbarie con la quema de conventos, iglesias, asesinatos de curas, etc., pasando por la Revolución de Asturias de 1934 en la que murieron unas 1.500 personas masacradas por esa izquierda montaraz, acompañado todo con la quema de edificios religiosos y libros de alto valor cultural, etc., etc., hasta culminar en el 18 de julio de 1936, mes en que cinco días antes la escolta del Ministro Indalecio Prieto había asesinado con un tiro en la nuca al diputado José Calvo Sotelo, mientras, sacado de noche y con alevosía de su domicilio, lo trasportaban en un coche ahora se sabe dónde: a la muerte programada.  Pues bien, las actuales “asaltacapillas” del nuevo partido, PODEMOS, lo hicieron en la Universidad Complutense, entre otros gritos, con el de “arderéis como el año 36”. ¿No descubre el tal grito la intención de volver a repetir los hechos? ¿La provocación al guerravicilismo? Pues que vayan tomando nota los modernos cronistas por si un día hubiera que responder otra vez a la pregunta: ¿Quién incitó y provocó de nuevo el indeseable conflicto?

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Pero no PODEMOS dejar de la mano a la alcaldesa, de provecta edad, interpuesta por el tapado mandón, el citado II Pablo Iglesias, que le ha dicho: “¡Chitón! Estos siguen porque lo digo yo. Tú haz el juego del cubilete, bolita por aquí, bolita por allá, y éste aquí, ésta acá, que todos sigan de concejal”.

¡Hombre!, había que cambiar. Sí, sí, sí. Pero ¿a tan peor, que dice uno de mi pueblo?

¡Mariano!, no te olvidamos. Tú eres el último y máximo responsable. Hace varios años que lo veníamos diciendo. Tú eras aquellas lluvias malas y tormentosas; estos son los lodos generados.

Esto no ha hecho más que empezar. Y antes de que acabe no será el reír sino el llorar.

Pedro Conde Soladana

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