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Albert Boadella: «Hay que votar lo mejor de lo peor»

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ALBERT BOADELLA
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En Madrid, Albert Boadella (72 años) es como un gorrión enjaulado. El dramaturgo vive en un piso de apenas 40 metros junto a Dolors Caminal, la mujer con la que convive desde hace 35 años. No le apetece enamorarse de otra. «Menos mal que en cuanto podemos volvemos al campo [en Jafre, Gerona]. En caso contrario, no podríamos resistir», comentan entre arrullos. Natural, los pájaros -salvo los loritos enseñados- están acostumbrados a volar en libertad.El pasado lunes, Libres e Iguales rindió un homenaje a Boadella en el Teatro Muñoz Seca en el que se reivindicaba su figura y que ponía en evidencia una de esas paradojas que deberían sonrojar a las instituciones: nunca se la ha concedido la Medalla al Mérito Constitucional, condecoración que en cambio sí ha recibido Jordi Pujol, el principal responsable de la deriva nacionalista de Cataluña. Sólo los incautos creen en las casualidades. Mañana -es decir: una semana después del acto – se estrenará en Barcelona Ubuadella, «una bufonada sobre el bufón», como la define su autor, Víctor Álvaro… Bufón es uno de los insultos predilectos de Boadella. «Porque es un halago pero lo que más me gusta ser es el traidor oficial de Cataluña», dice a Crónica. Estas son sus respuestas a la entrevista que le hace el diario El Mundo:

¿Se esperaba este ataque a su figura desde la sátira de su Operación Ubú / Ubú President?

A mí me da lo mismo. Es como cuando publiqué Adiós Cataluña y ellos sacaron Adiós Boadella. Es natural que el nacionalismo contraataque. La diferencia entre ellos y yo es que esto se hace a favor del régimen y mi Ubú está hecho con más cojones, desafiando al nacionalismo. Pero me da igual. Me entusiasma tener adversarios.

No le habrá gustado que se haga referencia a su mujer, Dolors Caminal. Aducen que usted incluyó en el Ubú a Marta Ferrusola pero, claro, ella tenía una importante presencia pública y era decisiva en los negocios de su marido, como se ha probado posteriormente.

Haber metido a Dolors es una mezquindad que no quedará sin respuesta.

¿No es una paradoja que usted no haya completado la saga de su Ubú con una tercera parte sobre la caída del pujolismo y ahora vayan a representar un Ubú sobre usted?

No me preocupa porque cuando se hace un Ubú con Cardona y Fontserè [los intérpretes de Pujol en Operación Ubú y Ubú President] es insuperable.

Pero sabe que su público le demanda esa última parte del Ubú.

Arcadi [Espada] me da mucho la lata con eso. Creo que se podía haber hecho otra parte pero la realidad ha sido tan formidable que no me atrevo a superarla. Lo que hemos visto es tan de El Padrino…

¿La escena más grotesca?

Es la de un hombre que aparece cada día durante 25 años en la televisión pública dando lecciones de moral a los catalanes, hasta el punto de que es capaz de bajar en helicóptero para abroncar a un campesino que había hecho fuego cuando no estaba permitido. Ese hombre tuvo que hacer una confesión sobre un dinero que no había declarado -un aperitivo de lo que en realidad tiene-. Es la mejor escena porque había millones de personas que se habían creído a ese hombre.

Juicio a Mas

¿En una Cataluña independiente cree que Pujol sería indultado?

Al menos tendría una calle. Lluis Companys [presidente de la Generalidad entre 1936 y 1939] permitió que mucha gente fuera fusilada por el mero hecho de ir a misa, y tiene un estadio, calles, plazas. Al lado de eso lo de Pujol no es nada.

Usted solía pronosticar la independencia de Cataluña.

[Suspira]. A mi edad se es forzosamente optimista porque en caso contrario es mejor pasar al geriátrico. Ahora creo que habrá una generación que se rebelará contra todo lo que está sucediendo en Cataluña. Artur Mas y los demás serán juzgados en lo que yo llamo irónicamente el proceso Montserrat-Nuremberg. Estarán acusados de haber puesto a una comunidad en el ridículo y de la bajeza moral a la que han llevado a Cataluña.

¿Qué pensó cuando vio a Artur Mas rogando a la CUP?

Como mis relaciones sentimentales con el terruño han sido rotas -ya no tengo ningún tipo de querencia a Cataluña- me produce una sensación de comicidad. Ver a Colau de alcaldesa de Barcelona con toda la burguesía catalana, responsable de la herencia pujolista, y que además se tengan que comer a la CUP, me da mucha risa.

¿Cuál es el más satirizable de todos los personajes del Parlament?

Mas representa la impostura máxima. Tiene el tupé de hacer lo que le convenga; no tiene ideología ninguna. Está en una situación que no le gustaría encontrarse. En el fondo lo debe estar pasando muy mal.

¿Pujol sí tenía ideología?

Pujol sabía lo que quería, que es lo que tenemos en Cataluña. [¿Incluido el expolio?]. Eso se daba por descontado. Nacionalismo y corrupción son dos cosas muy armónicas. Pujol supo muy bien presentar dos caras. Una en Madrid, que le sirvió para que le hicieran hombre del año, y otra en Cataluña, donde desde el primer día empezó a hacer política y económicamente lo que le daba la gana.

Pues cuando se lee a Pla dan ganas de irse a vivir allí.

Ya no queda nada de la Cataluña de Pla. Esa sensatez, ese sentido común, el sentido del humor que había sobre todo en el Ampurdán se han acabado. El nacionalismo ha acabado con todo.

¿Ha visto usted Ocho apellidos catalanes?

No y no pienso verla. Vi Ocho apellidos vascos y no me divirtió. Hay que tratar el tema de forma cómica pero con crueldad. Me encanta Berlanga pero me indignó La vaquilla. Colocar algo tan terrible como la Guerra Civil en una situación tan banal no me gustó. Se puede hacer humor de lo más trágico, pero hay que hacerlo con una dosis importante de mala uva.

El humor en España se ha vuelto de buen rollo.

Sí. Es un humor que sólo llega hasta cierto punto. Sin pasión, sin ideas ni contenido.

No se quiere molestar a nadie. Los tabúes son el islam, los relativos a las cuestiones femeninas como la paridad…

El oficio de los comediantes, desde los griegos, ha sido desmontar tabúes. Desde los dioses… El propio Aristófanes en Lisístrata hacía un juego sobre las mujeres muy divertido que ahora sería considerado machista.

Boadella toma un té y jengibre [él lo llama yenyibre, incluso en eso Boadella es delicado] desecado. «En sus diarios, Trapiello escribió que a D[olors] le pegaba cocinar con jingibre. No era verdad pero empezamos a meterlo en todo».

¿Qué opinaría Pla?

No creo que a Pla la cocina que hay ahora en España le hubiese gustado. Su cocina era muy parecida a la nuestra [refiriéndose a su mujer y a él]. Tiene gustos, materias. Es sensual, el olor…

¿No le gusta la cocina moderna?

Ahora se come bien en cualquier parte de España. La contrapartida son unos platos que no sabes de qué están compuestos, con los dibujos, la decoración…

¡Cuánto daño ha hecho el sirope de Módena!

Y la estafa que supone. También esto ha hecho daño.

¿Se puede hacer un paralelismo entre España y su cocina?

Se puede hacer un paralelismo con la funcionalidad de las cosas. Hay algunas en las que el nivel decorativo no puede ser tan importante. Si se sobrepasa el nivel de sensorialidad y funcionalidad, se entra ya en un mundo en donde todo es posible. Cualquier chorrada puede ser rápidamente una genialidad. Hay refinamientos excesivos en algunas cosas: en la educación, la cultura como producto de consumo…

Insensibilidad

Eso no significa calidad. Por ejemplo, en política…

El nivel político decae porque no lo encabezan primeras figuras en sus profesiones. Que un buen abogado se metiese en política sería un acto de patriotismo porque pasaría a ganar veinte veces menos.

Y ahora hay que ser joven.

La juventud es un valor absoluto y por contraste la vejez no tiene que ver con los ancianos de la época griega. Cualquier cosa que tenga relación con la juventud se convierte enseguida en protagonista.

Los dogos venecianos solían tener más de 60 años.

Lo lógico. Hay muchas cosas en la vida que no se experimentan hasta determinada edad. No se ha vivido la suficiente repetición de experiencias para tomar una decisión frente a una situación.

Rivera dijo que la política era cosa de jóvenes. ¿Cocina moderna?

La misma historia. Un tic de los políticos. Cuando Rivera se dirige a la gente joven, saca el lado comediante. Es un hombre que no se deja aconsejar. No sé si para bien o para mal. Cuando tuvo el partido en sus manos, ya no nos hizo caso.

Fue extraño que no participara en el homenaje que le organizó Libres e Iguales.

A Albert Rivera no le interesamos para nada. ¡Qué le vamos a hacer! También ha de ser una ventaja. Este chico va a lo suyo. Tiene una piel muy gruesa, lo suficientemente para ser presidente. Un presidente tiene que tener muchos muertos en el armario. Ha de ser insensible.

¿Mala gente?

Puedes ser buena gente si eres director general pero a partir de cierto punto de responsabilidad… Con un nivel de sensibilidad alto, siendo político no dormirías.

Pero la sensibilidad es calidad.

Y signo de excelencia en la vida. Pero tal y como hoy concebimos ahora la democracia -no digo que en el futuro no inventemos otra cosa- es imposible que una persona con sensibilidad, principios y buen gusto pueda acceder al poder. Hay que elegir a lo mejor de lo peor.

Rajoy debe de tener la piel dura. Después de semejante guantazo…

Me recuerda a cosas que me pasaban en Cataluña. No me daban tortas pero los medios decían cosas sobre mí que sí producían que dibujaran dianas con Boadella en el medio o que me cortaran una hilera de cipreses del jardín. ¿Qué ha ocurrido con Rajoy? Se pierden las formas y pasa esto. Se han dicho verdaderas barbaridades del presidente.

Usted se define como un niño feroz. Incluso le cortó la nariz a un perro que le mordió.

Es que menudos palos me dieron en mi casa cuando llegué con la chaqueta sin manga. Menos mal que era de tela gruesa porque aquel pastor alemán malísimo me podría haber arrancado el brazo.

Y al cura que le intentó besar en un confesionario en Francia…

Empecé a gritar: ¡Pédé, pédé! [Marica, marica]. Me llevaron a París porque pensaban que acabaría como un delincuente.

Suspiros de España

¿Rajoy es buen personaje?

Tiene su gracia. En la entrevista de Bertín Osborne me reí mucho porque pensé: ¿y este es mi presidente? Cuando dijo que se levantaba a las siete menos cinco, no podía dejar de pensar: ¿por qué no se levantará a las seis y media o a las siete? Es un personaje que tiene algo de Mister Chance. En determinados puestos políticos debía de ser eficaz pero como presidente… Uno de sus grandes fracasos ha sido Cataluña. Se ha encontrado con el problema y no tendría que haber permitido que llegáramos a esta situación.

¿Suspendiendo la Autonomía?

Con pequeñas cosas. Por ejemplo, cuando un ayuntamiento ponía la estelada, el alcalde tenía que haber sido llamado al juzgado. O no haber permitido el escarnio de votación que se hizo en Cataluña el 9N.

¿Podemos no le interesa?

El problema es que es muy viejo. Yo lo encuentro muy casposo. Es una especie de mayo del 68. Podemos es la consecuencia directa de la telebasura, de los bajos sentimientos de la población.

También hay telebasura en los programas políticos.

Algunos son muy zafios. La televisión tiene cosas que pueden ser letales para la política. Obliga al político a jugar con una sola frase que siempre va a ser populista. No permite la complejidad.

Salvo el PP, todos los partidos abogan por reformar la Constitución.

Yo creo que es una idiotez. En el único sentido que se podría cambiar la Constitución es para evitar que vuelva a suceder esa ridiculez que pasó el 9N. Y fuera de eso, además de pequeños retoques como los relativos a la sucesión de la Corona… Ya que se han puesto modernos… acabemos de serlo. La Corona tiene que tener su boato, su teatralidad. Si la Monarquía son dos jóvenes como tus vecinos, algo se pierde. Juan Carlos no tenía que haber abdicado. Le tenía mucha simpatía. ¿Sus temas femeninos? Son normales.

¿Sigue a favor de que el Cara al sol sea el himno nacional?

Es muy bonito. Sólo habría que cambiar pequeñas cosas.

¿No le gusta más Suspiros de España?

Me encanta pero es muy melancólico. El Cara al Sol es un himno emprendedor. Cuando pase un tiempo, la gente verá Cara al sol de otra forma.

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