Por José Javier Rodríguez
En España cerca del 25% de las trabajadoras embarazadas de entre 18 y 25 años acaban siendo despedidas [1]. Ese es el riego que han de asumir aquellas mujeres que han decido ser madres. Pero, aún hay más datos.
La natalidad es un problema en España que nos sumerge irremediablemente en el invierno demográfico de la desesperanza. Además, peligra el Estado de Bienestar, eso de lo que tanto hablan ciertos adalides de los pseudo-derechos-progresistas: aborto, matrimonio diluido…
Según IPF [1], cerca del 40% de las parejas ─matrimonios 37% o parejas de hecho 53%─ no tienen hijos. Las personas hoy no se comprometen, ni tienen hijos, porque no hay estabilidad laboral y porque se prefiere disfrutar del ideal del individualismo social-progresista: “Carpe Diem”.
Y es que según el último informe de IPF, Conciliación de la Vida Laboral y Familiar en ESPAÑA, “la práctica totalidad de los españoles quisieran tener más hijos de los que tienen. Pero la realidad es que en España cada vez se tienen menos niños. El mobbing maternal es una lacra laboral que impide tener los hijos que se desean, ya que peligra el puesto de trabajo de la madre. Tan solo 1 de cada 9 españoles (el 11,9%) tiene horario flexible y tan solo el 2,6% de los trabajadores pueden fijar el horario sin limitaciones del empresario.” [2]
Pero, aún descubro algo más. El INE [3] acaba de sacar una nota de prensa en la que afirma que “el crecimiento vegetativo de la población presenta un saldo negativo de –19.268 personas durante la primera mitad de 2015“. Un dato similar no se producía desde el año 1939, durante la Guerra Civil española. Pero son más alarmantes las cifras de Castilla y León con un saldo negativo de –9.901 en el 2014 y en el primer semestre de 2015 con un balance de –7.064 personas. Es decir, nacen un 40% menos niños de los necesarios para el relevo generacional.
Ante esta situación, urge apostar por lo bueno, por las cosas buenas: la familia, eso que el profesor de la Universidad Francisco de Vitoria, el Dr. García-Juliá, ha empezado a llamar la familia silenciada. Son los matrimonios estables los que tienen más hijos, los que menos acuden al médico, los que más contribuyen al sostenimiento económico de la Seguridad Social y los que de forma ecológica y natural dinamizan la economía de un país.
Ante la situación de crisis demográfica, del caos del invierno poblacional, se demandan políticos valientes que apuesten por la vida, toda vida humana, y fomenten políticas de empleo estable, con flexibilidad laboral para los padres con hijos menores, con formas de trabajo desde el hogar y tele-trabajo, con una protección especial a las mujeres embarazadas y a los padres de familias numerosas.
Hace falta poner en valor la contribución que las familias numerosas están haciendo a toda la sociedad, hace falta una discriminación positiva de las familias con muchos hijos porque son las que pagarán las pensiones del 40% de familias que han optado por no tener hijos [4]; hace falta apoyar a las embarazadas para que el aborto no sea su única solución ante los despidos laborales… Matrimonios estables y seguridad en el empleo es la mejor forma de paliar el saldo vegetativo negativo.
Si durante la crisis económica ha sido la familia quien ha aguantado el chaparrón, en un futuro inmediato seremos las familias numerosas las que nos convirtamos en el paraguas del Estado de Bienestar. Como siempre, la familia está ahí, incluso para los que reniegan de ella.
Notas
[1] Documento – Informe “Demografía y Natalidad en España (Septiembre 2015).
[2] Documento – Informe Conciliación de la Vida Laboral y Familiar en España, (Diciembre 2015).
[3] Nota del 2 de diciembre de 2015
[4] Hay que tener en cuenta que de ese 40% son poco los que tienen algún problema real de infertilidad. El problema son aquellos que deliberadamente optan por no tener hijos.
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Artículo de José Javier Rodríguez en SalamancaRTV al día