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EL DESASTRE DE ADOLFO SUÁREZ

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Por Javier Giral Palasí

Cuando murió Adolfo Suárez asistimos a una saturación de medios machacándonos durante días con las alabanzas al que fue primer presidente de esta democracia. Más curioso resultó ver a toda la clase política desfilar ante el féretro de su fundador, para rendirle un agradecimiento, que entiendo que se debe por haber sido el creador del sistema partitocrático y autonómico. Políticos de todos las tendencias nos repitieron aquellos dones de Suárez, que cuando estuvo en el gobierno no supieron verle, porque entonces todos llegaron a aborrecer a Suárez hasta el punto de conspirar contra él y de hacerle la vida imposible, pero como digo, pasado el tiempo lo que le agradecían en realidad era el haber creado el régimen ruinoso del 78 en el que parasitan nuestros políticos.


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Veamos esquemáticamente los principales errores de Suárez en los siguientes puntos, errores que los posteriores gobiernos tampoco se molestaron en corregir, sino que simplemente siguieron la inercia y la filosofía del padre fundador del régimen partitocrático:

– El presidente Suárez es responsable de poner las bases para el estado pseudodemocrático de una oligarquía de partidos. Un estado coronado por una monarquía partitocrática instalada en el presupuesto. Y si antes existía una dictadura barata, la Transición trajo una democracia muy cara.

– Una pseudodemocracia plagada de trampas y trabas electorales, y que Suárez pactó a través del “consenso” y en reuniones previas y secretas con la oposición que entonces carecía de fuerza. Aquel gobierno sólo ofreció al pueblo español, plebiscitos no referéndums, en los que la clase política sólo le daba opción a votar lo que ella ya había elegido antes, como la monarquía de partidos sin opción a votar en referéndum por una república presidencialista, como haber adoptado el sistema proporcional, o Ley D´Hondt, en vez del mayoritario, lo que agradaba al nacionalismo y a la izquierda, y que primaba al primer partido, respetaba al segundo y castigaba al tercero, además de favorecer a los nacionalistas que concentraban su votos en unas pocas  circunscripciones     Para cuando los españoles fueron convocados a las urnas tuvieron que votar una lista cerrada que les privaba de un representante directo, lo que provocaba la burocratización de los partidos.                                     

– El presidente Suárez fue responsable, con el apoyo e indicaciones del rey, de haber vuelto a legalizar a los marxistas y a los separatistas que antes habían llevado al país a la guerra civil, individuos que en 1976 eran 4 gatos que no habían hecho oposición al franquismo o muy escasa, porque de lo que se trataba era de comprar a la oposición dándoles cargos para que pastasen en el presupuesto y así el monarca se asegurase una monarquía sin sobresaltos, no como le sucedió a su abuelo Alfonso XIII. Además Suárez engañó a la cúpula del ejército en la reunión mantenida el 8 de septiembre de 1976, al asegurarles que no legalizaría al Partido Comunista. Basta recordar que el Partido Comunista estaba prohibido en la República Federal Alemana, como los partidos separatistas lo estaban en Francia. Se podía haber caminado hacia la democracia, prohibiendo los partidos de ideología marxista (el PSOE renunciaría a él, por indicación de la CIA en el congreso de 1979) y de los separatistas que ahora tan gravemente han vuelto a comprometer la estabilidad de la nación.

– El presidente Suárez fue responsable de iniciar ese camino en   el   que   la   derecha,  por   ignorancia y oportunismo, renuncia a sus ideas y se dice de centro, después el PP recogerá el testigo. Basta pensar que Suárez nunca tuvo una ideología definida, sólo una gran ambición política lo que le llevó a hacerse un falangista que alagaba a los gerifaltes del régimen franquista, como Herrero Tejedor o el ministro López Rodó, para después hacerse un demócrata con pedigree  que  ponía  el  cliché  de  “franquistas”  a los miembros de Alianza Popular. El culmen de la desfachatez del gobierno Suárez se alcanzó el 24 de noviembre de 1978 cuando por Real Decreto 2749/1978 se prohibió a los españoles el ostentar su bandera de España en las manifestaciones y actos públicos, cuando los nacionalistas catalanes y vascos ya tenían legalizadas sus banderas. Y de aquellos polvos, tenemos 40 años después estos lodos…

– El presidente Suárez fue responsable de haber creado el Estado autonómico. Antes de la Constitución del 78 se pusieron en marcha los “entes preautonómicos” con la Generalidad en 1977, después vendrían Vascongadas, Galicia o Andalucía, y se ofreció una barra libre general para todas las regiones españolas, sería el famoso “café para todos”, y la idea de España y sus símbolos pasaron a ser diabolizados y  tachados  de franquistas. La carrera autonomista será lo que finalmente haga al estado español inviable, traiga su ruina económica y su crisis de unidad.

– El presidente Suárez fue responsable de la redacción de la desastrosa Constitución de 1978. Por ejemplo, en el artículo 2, cuya paternidad se debe a Herrero de Miñón que estaba muy influenciado por su esposa nacionalista vasca, dice que “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española (…) y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran”… Artículo que entraña una contradicción evidente, reconoce nacionalidades que antes jamás existieron al mismo  tiempo que  habla de la unidad de la nación española. De este modo se allana el futuro hacia los deseos separatistas de esas supuestas nacionalidades. La constitución de 1978 también deja abierta la posibilidad de transferir cualquier competencia del estado a las autonomías, a través del artículo 150.2.

– El presidente Suárez fue responsable de la ingenuidad que supuso el tratar a los terroristas como presos políticos. Pensando que la violencia política era una respuesta al estado franquista, e incluso que se movía en favor de la democracia, pensaron que cuando se produjera su advenimiento esa violencia desaparecería. De este modo el gobierno de  Suárez  liberó  a  cientos  de  etarras y a otros terroristas del FRAP, GRAPO y otros como el MPAIAC, con la amnistía del 6 de octubre de 1977. Lo que sucedió a  continuación es  que  esos  terroristas reingresaron en la banda terrorista ETA y en los siguientes años los españoles padecieron una violencia horrorosa, con cientos de muertos. La política de continua cesión que inauguró Suárez, y ha sido el modelo de estos 40 años, lejos de solucionar este problema, y otros problemas, lo que hizo fue alentarlos, porque los terroristas se radicalizaron esperando conseguir así mayores contrapartidas.

– Hay que destacar también que el gobierno de Suárez entretenido en el disparate político de la continua cesión, hizo además una pésima gestión de la crisis económica de finales de los 70, con una inflación disparada de hasta el 40%, el cierre de numeroso tejido industrial, el aumento de la conflictividad laboral, el comienzo de la venta de las empresas estatales del INI y una tasa de paro que pasó del 3%, heredado del franquismo, al increíble 15% en 1981, situación que sólo con los gobiernos socialistas se agravaría. Además el régimen partitocrático empezó su loca escalada de endeudamiento del estado, que el franquismo dejó en su mínimo histórico, entre otras cosas por el recién creado Estado autonómico con su multiplicación de competencias, empleados públicos, y también de cargos políticos. A todo este ingente gasto parasitario le siguió la subida paulatina de los impuestos y la creación de otros nuevos. Después de Suárez todo se irá agravando paulatinamente durante los siguientes 40 años dentro del modelo estatal y de la metodología que Suárez, con el beneplácito de Juan Carlos de Borbón, y la colaboración de la izquierda y el nacionalismo trajeron a los españoles con la cacareada Transición y con su desastrosa Constitución de 1978.

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