Feijóo tenia miedo a una guerra sucia
Miedo a la guerra sucia. No se sabe si amiga o enemiga, pero fue uno de los elementos que más pesó a la hora de rechazar la opción de dar el salto a la política nacional. Cuando contra todo pronóstico, Alberto Núñez Feijóo anunció su decisión de permanecer en Galicia lo hacía en muy buena medida porque “no quería estar justificando ni mi pasado ni mis amigos”, según confesó tras la reunión de la Junta Directiva Regional gallega en distintas conversaciones privadas frente a unos dirigentes gallegos atónitos.
El Independiente / Ante una decisión que desconocía hasta la gente más próxima al presidente de la Xunta, Feijóo se quejó del escrutinio al que se está sometiendo a la clase política en España así como de la dureza de la política nacional, además del “maltrato de Madrid” como epicentro del debate. Las fotografías que, de cuando en cuando, publican algunos medios de comunicación en las que aparece Feijóo con el narcotraficante Marcial Dorado, que no por antiguas y conocidas dejan de hacer mella en él y en un entorno que cree que puede haber más instantáneas.
Las famosas fotos en el yate del hoy preso, que comenzó traficando con tabaco, fueron tomadas hace más de veinte años, cuando Feijóo, todavía prácticamente desconocido, era secretario general del Servicio Gallego de Salud. Dorado era mucho más popular que él en Galicia, y ya por aquel entonces existía el convencimiento generalizado de que coqueteba con el narcotráfico. Desde el entorno del presidente de la Xunta señalan, sin embargo que nunca se trató de una amistad sino de una relación que tenía que ver más con la condición de empresario de Dorado.
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En 2013 las publicó El País, pero el ya presidente de la Xunta consiguió salir más o menos indemne de aquello. En todo caso, nadie descarta que pueda haber más muestras de aquella lejana amistad y que sean filtradas a los medios de comunicación por una “mano negra” o por el CNI, al que se apuntó en su momento según se maliciaban muchos y que dependía en 2013 de la entonces vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, también aspirante a la sucesión de Mariano Rajoy.
Pero no sólo fue el temor a que le salieran al paso temas del pasado. Porque también le echaron para atrás a Feijóo los “siete años” que él calcula durará el calendario judicial del PP con la Gürtel, papeles de Bárcenas, Púnica o Lezo, además de la proximidad de las elecciones andaluzas, donde no es descartable el sorpasso del PP por parte de Ciudadanos.
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En todo caso, la escenografía elegida “no estaba preparada para dar la espantada”, sino para el gran anuncio de que optaba a la sucesión de Mariano Rajoy, admiten fuentes populares. A fin de cuentas era el mismo hotel donde comunicó sus aspiraciones a liderar el PP gallego en sustitución de Manuel Fraga. Destacados compañeros de partido como el portavoz del Grupo Popular en el Senado, José Manuel Barreiro, además de estrechos colaboradores estaban seguros de que iba a dar el salto. De hecho, aseguran que también tenía previsto un viaje relámpago a Madrid para reforzar su candidatura. Pero ya no será posible. Este miércoles termina el plazo de presentación de candidaturas a la sucesión de Rajoy y, al menos, este tren lo ha dejado pasar.
Tras el sinsabor que la renuncia de Feijóo ha dejado en un amplísimo sector de la militancia y votantes del PP para los que era el candidato favorito, según arrojaba el sondeo de Dym para El Independiente y Prensa Ibérica, existe el temor generalizado de que se abra una “guerra civil” que tendrá como protagonistas a María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría. “Se abre una lucha tremenda”, agregan.
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Lo más probable es que la delegación gallega, que es la tercera más numerosa en compromisarios, lleve una posición conjunta al congreso extraordinario del PP de los días 20 y 21 de julio.
La ex vicepresidenta del Gobierno Soraya Saénz de Santamaría ha anunciado que se une a la carrera para presidir el Partido Popular. La antigua número dos de Mariano Rajoy en el Ejecutivo popular se une así a una pelea en la que ya están confirmados otros pesos pesados de la formación como María Dolores de Cospedal y Pablo Casado. Santamaría ha querido dejar muy claro que se presenta al liderazgo del PP y, como consecuencia, a la presidencia del agobierno de España, después de que su partido se viera desalojado del poder por una moción de censura.
También ha dado un paso adelante María Dolores de Cospedal, quien ha presumido de dar la cara por el partido en los momentos más duros, de conocer la organización y de estar testada electoralmente. Sus grandes fortalezas frente a otros candidatos, aunque lo cierto es que el proceso que se abre a “cara de perro” entre Santamaría y Cospedal ha creado un amplísimo malestar entre ex ministros, diputados y cargos medios del PP que creen que este enfrentamiento lo único que puede hacer “es debilitar al PP”, en el mejor de los casos “o abrir en canal al partido”, a decir de los más pesimistas.