Falange Española, Alejandro Salazar y el SEU
Los «Guardianes de la Memoria Azul», en nuestra labor incansable de seguir rescatando para la historia de la auténtica «Falange» las fotografías de los camaradas que integraron sus filas, acabamos de descubrir la fotografía que hoy publicamos, una foto tomada en los locales de Falange de la Cuesta de Santo Domingo de Madrid.
Podemos datar la imagen en el invierno del año 1934, pues como se ve claramente, los camaradas acababan de estrenar sus «camisas azules», y todavía no les había dado ni siquiera tiempo a coser en las mismas sus distintivos de Primera Línea.
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En el centro de la foto se observa claramente a «Alejandro Salazar», Jefe Nacional del S.E.U. y Consejero Nacional, justo a su derecha vemos a «José Miguel Guitarte» Palma de Plata de Falange, encima de este está «Luis Aguilar», Lugarteniente Nacional de la Primera Línea y también Palma de Plata, arriba a la derecha vemos a «David Jato» con su cara infantil y en el centro, abajo sentado y con traje, al camarada «José Gómez» del que siempre se ha dicho que era el chófer de «José Antonio», de este ya hablaremos en una próxima reseña.
Desgraciadamente no hemos podido identificar a más camaradas.
Posiblemente sea una de las mejores fotos de la historia de Falange, pues lejos de las archiconocidas fotografías en mitines y formaciónes paramilitares, esta nos muestra a la Falange, joven, alegre, bromista pero a la vez combativa, solo hace falta ver lo que lleva en el cinturón el camarada de abajo del todo de la parte derecha de la foto.
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La mayoría de los camaradas de la primitiva Falange Española eran casi todos menores de edad y en esta foto, bromeando con un «botijo», nos dejan para la posteridad su espíritu joven y alegre.
Porque eran casi unos chavales, que dejaron de jugar con los soldaditos de plomo, para oler el plomo en sus «camisas azules».
Porque eran jóvenes y dicharacheros, pero también audaces y comprometidos con la Revolución Nacional.
Porque a su equipaje diario de libros y cuadernos sumaron las porras y pistolas.
Porque eran divertidos, pero también obedientes hasta la extenuación a las órdenes de sus Jefes.
Porque dejaron juegos y diversiones para comprometer su vida en la alta tarea de devolver a España su grandeza y la justicia social.
Porque bromearon con la muerte y la muerte se llevó a muchos de ellos.
Porque reían como chiquillos y lloraban como hombres ante los cuerpos de los Caídos.
Porque en definitiva, se pusieron sus corazas de «camisas azules» y se convirtieron en Guerreros de España.
Porque lejos de estereotipos, este era el espíritu de la auténtica Falange Española.
Porque realmente «estos sí eran de los nuestros» y ojalá algún día nosotros «podamos ser de los suyos».
Texto e imagen del archivo personal de Juan Manuel Cepeda de los camaradas del SEU de Madrid.
